Raúl Castro quiere negociar con EE UU
El sucesor de Fidel se mostró dispuesto a dirimir sus diferencias con
Washington en un diálogo directo Cuba celebró el primer desfile
militar en 10 años para celebrar el 80 cumpleaños del dictador, que no
se presentó a los actos oficiales
F. Jiménez
La Habana- Por primera vez, el interés de la fastuosa representación del
potencial militar de Cuba para celebrar el cincuenta aniversario de su
revolución, no estuvo en comprobar si el régimen isleño había sido capaz
de burlar el estrecho bloqueo a las compras militares y era capaz de
presentar una nueva arma para asombrar al enemigo yanqui. El país
contenía la respiración para comprobar si el caído dictador,
desaparecido de la luz pública desde el 26 de julio, había sido capaz de
recuperarse lo suficiente como para presidir el evento, en el quizá
último desafío. No pudo ser.
Castro fue ayer el gran ausente del homenaje que le rindieron las
tropas cubanas con un desfile militar en el que el ministro de Defensa y
presidente interino, Raúl Castro, lanzó un mensaje conciliador a su
vecino, EE UU, para resolver sus diferencias en una «mesa de negociaciones».
Más de 300.000 cubanos se concentraron en la emblemática Plaza de la
Revolución de La Habana para rendir homenaje a Fidel por su 80
cumpleaños y conmemorar el 50 aniversario de la creación de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias (FAR) con un desfile militar.
La ausencia del Comandante, que dejó el poder hace cuatro meses por
una enfermedad declarada «secreto de Estado», defraudó a muchos de los
asistentes, que confiaban en ver de nuevo al líder cubano vistiendo con
su habitual uniforme verde olivo y al frente de sus tropas.
El acto estuvo presidido por Raúl, que no dio explicación alguna
sobre la ausencia del jefe de la revolución y aprovechó esta ocasión
para tender puentes con Estados Unidos, el declarado enemigo de la
revolución cubana .«Sirva la oportunidad para nuevamente declarar
nuestra disposición de resolver en la mesa de negociaciones el
prolongado diferendo entre Estados Unidos y Cuba», dijo Raúl Castro.
El ministro de Defensa condicionó la oferta a que Washington acepte
«nuestra condición de país que no tolera sombras a su independencia y
sobre la base de los principios de igualdad, reciprocidad, no injerencia
y respeto mutuo».
Medio siglo de guerra
Después de casi medio siglo de conflicto «estamos dispuestos a
esperar pacientemente el momento en que se imponga el sentido común en
la conducta de los símbolos del poder en Washington», agregó.
La propuesta es similar a la lanzada por el propio Raúl Castro a
Estados Unidos a mediados de agosto, apenas unas semanas después de
asumir provisionalmente el poder por la enfermedad de Castro y coincide
con el triunfo demócrata en las dos cámaras estadounidenses en las
elecciones del 7 de noviembre.
No obstante, advirtió Raúl Castro, «proseguiremos consolidando la
invulnerabilidad de la nación sobre la base de la guerra de todo el pueblo».
«Continuaremos elevando la preparación y cohesión combativa de las
tropas regulares y sus reservas» y «seguiremos acondicionando el teatro
de operaciones militares y la modernización de los medios de combate
(...) para hacerlas corresponder con el empleo previsto en caso de una
agresión», insistió.
«También preservaremos al precio que sea necesario la libertad del
pueblo y soberanía e independencia de la patria», afirmó Raúl Castro,
que denunció el «fracaso de las políticas aventureras de la actual
administración norteamericana» y consideró que el Gobierno de EE UU «se
encuentra ante una encrucijada sin salida» tras el fracaso de la guerra
en Irak. «La llamada cruzada contra el terrorismo se encamina
inexorablemente a una derrota humillante», declaró el general Castro,
convencido de que el pueblo norteamericano, «al igual que hizo en
Vietnam, pondrá fin a estas guerras injustas y criminales».
Unidad interna
Raúl Castro se refirió también a la política interna para ratificar
«la unidad monolítica del pueblo, ejército y partido» en Cuba, «nuestra
principal arma estratégica que ha permitido a esta pequeña isla resistir
y vencer tantas agresiones del imperialismo y sus aliados», dijo.
Por otra parte el desfile militar permitió al Ejército mostrar buena
parte de su arsenal, tanto para mostrar a los cubanos las armas de que
disponen como para conocimiento de los enemigos del país.
Vehículos acorazados, lanzacohetes de fabricación nacional,
helicópteros y aviación formaron parte del desfile que mostró el aparato
defensivo del país para la denominada «Guerra de Todo el Pueblo».
http://www.larazon.es/noticias/noti_int31847.htm
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