Yosvani Anzardo Hernández
Bitácora Cubana, 27 de diciembre de 2006 – Holguín
Ángel Guerra nació con los ojos abiertos, y por ello, las enfermeras
ahorraron el nitrato de plata destinado a todo recién nacido y que a él,
no le tocó.
Dice ser Ángel por parte del deseo, y Guerra porque no le queda más
remedio, pues si Cuba no fuese un país oprimido y sólo tuviésemos que
luchar por la defensa de los animales y los árboles o hasta por la
aprobación como deporte olímpico del ciclismo con valla, modalidad que
si es preciso, inventarán los comunistas para continuar con la tradición
de ser, indiscutiblemente, los mejores del mundo inventando estupideces,
en lugar de Ángel Guerra preferiría llamarse… Ángel Paz.
Ángel quiso saber como era posible que el invidente Juan Carlos González
Leiva, fuera uno de los hombres con mejor vista de Cuba, y para
experimentar se tapó los ojos, tomó un bastón y salió a la calle.
Frente a su casa una vez pusieron un cartel que dice: "Patria o Muerte
Fidel". Y como ya no lo ve, le agregó una coma después de la palabra
Patria y una a después de Muerte y el cartel quedó fenómeno.
Complacido continuó caminando y por vez primera notó que el tránsito en
las calles de su pueblo es muy pobre, y que los baches al parecer están
planificados a uno por cada tres pasos. En cambio, dejó de ver la
suciedad ambiental y hasta la propaganda sucia. Y eso lo hizo sentir
como un hombre más limpio, pero lo más importante es lo que siente y
percibe.
Entendió por qué el cantautor cubano, Equis Alfonso, dice que la gente
en Cuba, busca la felicidad en el silencio, y es que en el aire siempre
hay voces, algunas guturales y algunas otras melodiosas pero todas
imperativas, que nos exigen obediencia, sacrificio y sumisión, para que
un día, nuestros hijos sean felices.
Tal vez por eso la tasa de natalidad y fecundidad son tan baja. Nadie
quiere ser chantajeado a través de sus hijos, y mucho menos verlos
sufrir. También siente el filo cortante de las mentiras, que laceran en
la existencia de los cubanos y les llena de llagas el alma.
Ángel Guerra, quien un día será Ángel Paz, sabe cuan bueno es ver tanto.
Y ve cuan malo es ser ciego. Por eso, ya no necesita vendas en los ojos,
pues se arrancó las del corazón, y ahora, ya puede escuchar el silencio.
Agencia de prensa Jóvenes sin censura (El gobierno cubano le niega a
esta agencia su reconocimiento legal).
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=3644
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