Thursday, December 28, 2006

Lo que no puede exterminar el presidio

SOCIEDAD
Lo que no puede exterminar el presidio

Beatriz del Carmen Pedroso

lgunos dicen que la prisión es un palacio, otros la ven como un
hermoso jardín. Algunos sostienen que al pasar a través de las puertas
de la prisión pasaremos del cautiverio actual a la libertad.

Monadas K. Gandhi, 1907, Sudamérica.

LA HABANA, Cuba - Diciembre (www.cubanet.org) - El acontecer diario en
la vida de los libres pensadores guarda íntima relación con el proceso
de independencia y su libre determinación. Todo pensamiento que surge en
beneficio de la verdad no puede ser exterminado, aun en el cuerpo
enfermo y cansado de un hombre que está seguro de sus ideas. Aunque sus
actos lo guíen al mundo incierto de las sombras.

Tal es el caso de Héctor Palacio Ruiz, a quien el estado cubano le
concedió la licencia extra penal, que, por sus propias palabras y en
honor a la realidad, "no es la libertad definitiva".

Palacio Ruiz ha salido de la sala de penados de la policía política del
gobierno de la Isla, situada en el Instituto Militar Carlos J. Finlay,
con disímiles padecimientos críticos. Este acto no es legitimado por la
buena voluntad, sino por el temor a la muerte física del individuo
detrás de las rejas.

Más de dos años de hospitalización -de los casi cuatro que llevan los
presos de la Primavera Negra del año 2003- ha pasado Palacios. El mal
funcionamiento en el hígado, hipertensión arterial severa, una isquemia
y serios problemas circulatorios en las piernas han sido el remate para
la vida de este luchador por los derechos humanos y civiles en Cuba.

No se esconde casi acabado de llegar cuando declara ante amigos y
colegas en la sala de su casa que los carceleros del precinto de Kilo 5
en la provincia de Pinar del Río, donde estuvo confinado en los
principios de la pesadilla, son unos asesinos. Tampoco el principio
fundamental de su contienda: 'los problemas de los cubanos, son de los
cubanos y los tenemos que resolver nosotros mismos… tenemos que ser
capaces de conseguir la independencia después de tantos años de
dictadura absoluta".

Qué se puede decir de esta familia reunida en medio de maletines, bolsos
y libros. Uno sólo puede pensar que el merecido y efímero descanso en el
hogar con los suyos puede verse interrumpido abruptamente. Convencidos
estamos que los hierros son reales y que están allí, esperando por
cualquiera de nosotros. El discurso oficial no ha cambiado. Sin embargo,
muchas cosas deben hacerlo. La justificación de infelicidad e ineficacia
achacada a terceros no es sustentable. ¿Algo ha cambiado con el presidio
de cientos de hombres y mujeres? ¿Han beneficiado al pueblo más de
cuarenta años de dictadura y miseria? ¿El desarraigo familiar, las
sospechas y las divisiones, nos conducen a una patria diferente?

Pero más allá de las interpretaciones, se confirma en la política del
régimen de la Isla una intención manifiesta de perdurabilidad. Una
intención de aplazar las promesas y los compromisos contraídos con el
pueblo, bajo la excusa de un embargo, es evidente. El subterfugio de
embargar a los cubanos culpando al vecino del norte sigue siendo la
coartada perfecta, aunque miles de compañeros, amigos y colegas dejen
sus vidas en las mazmorras del régimen.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/dec06/28a9.htm

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