Thursday, December 28, 2006

Modelo de turismo en Cuba

Gabriel Salvia
Modelo de turismo en Cuba

Obviamente, el extremo, que como argentino provoca vergüenza ajena, es
el del futbolista Diego Armando Maradona, quien con sus más de 40 años
pudo disfrutar de toda su adolescencia en la isla a cambio de criticar a
los Estados Unidos, recibiendo un tratamiento médico privilegiado el
cual sin embargo no logró hacerlo bajar de peso en Cuba.

Gabriel Salvia
28 de diciembre de 2006

Es habitual que personajes del espectáculo, la moda, el deporte y la
cultura de la Argentina, opinen con bastante frivolidad sobre la
realidad cubana luego de visitar la isla. En la mayoría de los casos,
recorren las hermosas playas caribeñas y disfrutan de los típicos
circuitos preparados para los turistas, sin interiorizarse en lo más
mínimo sobre la realidad que vive el pueblo cubano.

Obviamente, el extremo, que como argentino provoca vergüenza ajena, es
el del futbolista Diego Armando Maradona, quien con sus más de 40 años
pudo disfrutar de toda su adolescencia en la isla a cambio de criticar a
los Estados Unidos, recibiendo un tratamiento médico privilegiado el
cual sin embargo no logró hacerlo bajar de peso en Cuba. El "Diego",
quien alguna vez le disparó con un rifle de aire comprimido a un
periodista desde una casa quinta del Gran Buenos Aires, llegó incluso a
jactarse de lo tranquilo que la pasaba en Cuba, en referencia a que en
la isla no hay libertad de prensa y por tal motivo no lo acosaban los
medios.

Más allá de Maradona, hay muchos otros casos, sin dudas menos
relevantes, pero no por ello menos preocupantes en la complicidad con
esta larga dictadura. Por eso sorprendió gratamente una entrevista al
modelo Matías Camisani, publicada en una edición especial de turismo de
la revista Noticias.

El título de la entrevista a Camisani quizás inducía al prejuicio: "Me
fascina La Habana", esperando un lector crítico de la dictadura
castrista opiniones ligeras sobre Cuba. Pero todo lo contrario, pues
Matías vio la realidad cubana mejor que unos cuantos periodistas y
mostró una gran capacidad de observación, sin emitir incluso ningún
juicio de valor negativo sobre el régimen cubano. Es decir, jamás
utilizó el término dictadura o referencias a temas delicados como los
derechos humanos. Simplemente observó bien y lo cuenta; y lo hace en una
entrevista de turismo que representa un modelo para quienes viajen a la
isla. Al respecto, viene al caso señalar que en la búsqueda de apoyo a
los activistas de derechos humanos, la ONG "Solidaridad Española con
Cuba" lanzó una excelente iniciativa: una Guía de Turismo Solidario para
quienes viajan a la isla. Si bien no es el caso, es como que Camisani la
hubiese leído.

Entre las principales observaciones, Camisani señala: "Me pasó de darme
cuenta de que todo está hecho para que el turista deje todo su dinero en
Cuba pero no tenga ningún contacto con los cubanos, excepto en La
Habana, donde es inevitable. Y a mí lo que más me gusta es relacionarme
con la gente; en general ellos son reticentes a abrirse y conversar…La
gente joven no se calla en general y muchos te dicen que quieren casarse
para irse…A mí me da la impresión de que nadie quiere hablar de Fidel,
tienen un poco de paranoia y cuando empiezas a preguntar te miran para
ver si estás grabando, por ejemplo".

La anterior descripción, típica del miedo que produce un estado
policíaco es difícil de comprender para quien va simplemente a
divertirse a Cuba.

Y a continuación, Camisani describe un caso típico de Apartheid del
gobierno castrista contra sus trabajadores: "Viajamos con una guía
cubana, y cuando llegamos a Los Cayos –un cordón de continente que se va
metiendo en el mar formando una especie de islitas-, a ella no la
dejaron pasar, porque ahí sólo entran los que trabajan en los resorts.
Eso fue feo porque ella tuvo que dormir en la motorhome del lado
continental. Ahí es cuando digo que muchas veces todo está hecho para
que los turistas no estén en contacto con los cubanos: veíamos parejas
de luna de miel fascinadas con el paisaje, que ni se enteraban de la
vida de los cubanos".

En la entrevista a Camisani tampoco faltó una pregunta sobre si le
hablaban del Che Guevara: "Mi impresión es que es una figura nostálgica
que poco tiene que ver con la realidad, incluso la gesta cubana, que es
una historia maravillosa, no es lo que era".

Finalmente, responde si se trajo algún regalo de Cuba: "Lo único que se
puede comprar es cigarros y la remera del Che. A mí me hubiera gustado
comprar una guitarra y creo que si averiguaba más, seguramente llegaba
al fabricante, pero como está todo regulado por el gobierno, en
definitiva se la estoy comprando a Fidel…Me pasó de tomarme un taxi y
preguntar cuánto era: ´A Fidel le debe 20 dólares´, entonces tenés que
darle una propina al pibe, obvio".

Si la mayoría de los argentinos y latinoamericanos que viajan a Cuba
tuvieran la misma sensibilidad que Matías Camisani, seguramente
ayudarían mucho a curar esa "ceguera ideológica" con la dictadura.

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Gabriel C. Salvia es Presidente del Centro para la Apertura y el
Desarrollo de América Latina (CADAL).

http://www.eldiarioexterior.com/noticia.asp?idarticulo=12446

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