Tuesday, December 19, 2006

Los infinitos riesgos de la disidencia

POLITICA
Los infinitos riesgos de la disidencia
Luis Cino

LA HABANA, Cuba - Diciembre (www.cubanet.org) - En estos tiempos
inciertos, a los cubanos nos rondan escenarios de pesadilla acerca de
cómo se producirán los cambios. Citando a Marguerite Yourcenar, las
pesadillas vagan como tigres domesticados.

La disidencia en Cuba pudiera estar viviendo su momento de mayor
peligro. No sólo por un incremento eventual de la represión sino porque,
al parecer, la hora de las definiciones está llegando ya.

Desde su surgimiento, la disidencia interna ha hecho un activismo
civilista, más ético que político, en pro de la democracia y los
derechos humanos, sin plantearse la toma del poder.

Ahora, la enfermedad de Fidel Castro y la consiguiente transferencia del
mando plantean la cuestión de si la oposición cubana está preparada para
protagonizar los cambios o se limitará a observar pasivamente cómo se
implementan desde las
altas esferas del gobierno.

Es la hora de que la disidencia pro democrática en Cuba asuma su rol
como una verdadera oposición política. Para ello, debe superar los
rasgos de individualismo, espontaneidad y fragmentación que,
paradójicamente, le han permitido capear la represión.

Pienso que Todos Unidos, una concertación opositora donde conviven
socialdemócratas, liberales y activistas de derechos humanos, avanza
consistentemente en el terreno de conformar una oposición política
coherente para el día después.

Alexander Podrabinek advierte sobre los peligros que corre una
disidencia incapaz de transformarse en una oposición política
verdaderamente organizada a falta de una sociedad civil que influya con
fuerza en la vida política.

La disidencia rusa se apagó a fines de los años 80 con los vientos de la
Perestroika. La KGB y los aparatchiks no querían que los disidentes
cambiaran y crecieran al son del resto de la sociedad. Los quería como
un recuerdo del pasado, para que Gorbachov y Yeltsin tuvieran las manos
sueltas.

Aunque Podrabinek es optimista respecto al caso cubano, no es demasiado
aventurado afirmar que como en Rusia, en Cuba nos pudiera aguardar una
corrupta parodia de democracia conducida por demagogos, timadores y
pejes gordos reciclados.

El momento más peligroso para el movimiento disidente puede ser
cuando la cúpula gobernante decida iniciar las reformas. Los líderes
opositores se verán precisados a caminar sobre una fina cuerda entre el
pragmatismo y la intransigencia.

Para entonces, agotado el arsenal duro de la guerra sucia, la policía
política moverá los hilos de los disidentes tramitados y sus agentes
tapados. Ellos, algunos "opositores leales" y los líderes que acepten
negociar, le conferirán legitimidad al régimen.

Si las cosas salen mal, cargarán con responsabilidades que no les
pertenecen. Pudieran terminar con la pérdida de su autoridad moral, al
hacerse cómplices de personeros que sólo persiguen cambios cosméticos y
no estructurales.

Por otra parte, negarse a cualquier tipo de diálogo con las autoridades
pudiera conllevar a dos cosas: a aislarse y perder la oportunidad de
influir en el inicio de los cambios, o por el contrario, convertirse a
largo plazo en los nuevos gobernantes que inicien la verdadera
transformación democrática.

En cualquiera de los casos, el camino estará invariablemente minado de
trampas, desinformaciones, provocaciones, errores inducidos y falsas
promesas.

Quizás las desagradables sorpresas y las cacerías de brujas que
provoquen la apertura de los archivos de la Seguridad del Estado sea la
venganza postrera de la policía política contra los pacíficos
adversarios que nunca logró derrotar.

luicino2004@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/y06/dec06/19a6.htm

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