Posted on Sun, Aug. 20, 2006
CRONICA DE DOMINGO
El enemigo ya estaba ahí
RAUL RIVERO
El gobierno cubano se ha pasado medio siglo colgado del anuncio de una
inminente invasión del enemigo. Ante cualquier situación difícil, ante
el menor movimiento fuera de los planes quinquenales: a sacar los
desfasados chirimbolos soviéticos de guerra, a cavar nuevos túneles, a
encuadrillar a los opositores y darles mítines de repudio y a firmar
cartas con la advertencia clara de que la fiera desembarca de un momento
a otro.
Se tragarán a la nación cubana --dicen la proclamas vigentes desde los
años 60--, sembrarán la miseria en todo el mapa, Cuba va a languidecer
en las ruinas y sus ciudadanos perderán sus libertades, sus derechos,
irán a parar a las prisiones, tendrán que salir al extranjero los que
puedan, se instalará un control policial a toda hora y quedará
confiscado el porvenir. Ese es el panorama que han dibujado siempre los
previsores hechiceros castristas para después de la invasión.
Pues es verdad. Ya ganaron los usurpadores. Ese es el escenario real de
aquél país y la invasión fue interna, los ocupantes estaban allí y se
desplegaron con su torpeza y su violencia contaminadora. No hizo falta
que viniera nadie de ninguna parte. Las fuerzas conquistadoras se
filtraron y avanzaron como el agua avanza sobre la tierra seca,
implacable y silenciosa para inundarlo todo y que se haga fango la
fertilidad.
Así esta ahora el país, tomado por una fuerza que se subió al poder y no
quiere bajarse y hace trucos y desapariciones con desprecio por la
inteligencia y la sensibilidad de los ciudadanos.
Las noticias sobre la situación general del territorio ocupado y acerca
de la salud del jefe de las tropas, Fidel Castro, las dan los
funcionarios cuando salen al extranjero, con lugares comunes y
generalidades, sin precisiones. Quien sabe bien lo que está pasando en
Cuba es Hugo Chávez.
El venezolano, porque lo nombraron vicepresidente de la isla y saluda a
Castro en inglés desde un programa de televisión: ''¿Jaguar yu, Fidel?''
Y le lleva después regalos que son símbolos de la historia venezolana y
se hace filmar diciendo frases de un humor de cuartel que reciben
complacidos los beneficiarios de los petrodólares.
El extranjero, los extranjeros, eso es lo que importa y por eso
enseguida se les pide a escritores y artistas, profesores, una
declaración de solidaridad.
Estoy convencido de que los cubanos, tanto los que viven dentro de la
isla como los que viven fuera, tienen suficiente inteligencia y
experiencia y aprecio por los valores de su tierra y confianza en que
serán libres, que lo único que reclaman de las naciones amigas es
comprensión y respeto.
Se agradece sinceramente la preocupación por la soberanía del país del
grupo de intelectuales que se han sumado ahora a los gritos de alarma
del gobierno.
No es necesario ser un actor famoso o un autor de prestigio para
suscribir un documento pidiendo paz y derecho a la audeterminación de
los cubanos. Cualquier hombre o mujer nacido en Cuba, aunque no haya
hecho una película, ni una canción, ni una novela trascendente, firmaría
para que ninguna potencia entre en son de guerra a sus fronteras porque
la esclavitud es impuesta y transitoria pero el masoquismo es una patología.
Ya que es tarde para impedir que no invadan Cuba, la carta que se debe
circular con muchas firmas de personas honestas es una que les exija a
los ocupantes que permitan la creación de partidos políticos y convoquen
elecciones libres, bajo la observación de personalidades extranjeras.
Un documento que exija de inmediato la libertad para los más de 300
prisioneros políticos y que se abra paso a la libertad de prensa y de
opinión, a la entrada y salida del país y al derecho de los ciudadanos a
la iniciativa privada y a escoger la educación que quieren que reciban
hijos.
Que las tropas de la dictadura, el ejército descomunal que se mantiene
con el hambre de la gente de a pie, se convierta en una institución
profesional al servicio de la democracia.
Con los invasores disfrazados de héroes allá adentro, la soberanía de
Cuba sólo se alcanza con el derrumbe del totalitarismo y la apertura
noble y pacífica hacia una transición. Eso deben saberlo los agudos y
brillantes intelectuales que suscriben los documentos redactados por los
bufones que el conquistador ha puesto a su servicio.
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/opinion/15315163.htm
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