Hacer ruido, negocios y por encima de todo, daño
julio 8, 2015 9:38 am·
Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Leo lamentablemente sin
sorpresa, un trabajo calzado con la firma del siempre predecible
Alejandro Armengol y publicado en su columna semanal en El Nuevo Herald,
que aparece en la edición del lunes 29 de junio de 2015 y además en
http://www.cuadernodecuba.net. El trabajo en cuestión es 'Mercantilismo
y disidencia'. Allí su autor vuelve a cargar las tintas contra la
disidencia interna –sin distingos- y contra el periodismo independiente
que se hace en la Isla, amén de otros blancos locales de ocasión.
Comienza por destacar lo que describe como, "…la actitud emprendida por
la oposición y disidencia dentro de la isla: considerar que el camino
hacia la transición democrática en Cuba debe transitar la vía de la
dependencia financiera a un gobierno extranjero". Granma o Cubadebate,
no lo hubieran hecho mejor en la defensa de eso que suelen defender.
Luego se refiere al desempeño de los capitales cubanos en Miami y así
revela lo que expone como "…un panorama distinto, donde el mérito y la
virtud en obtener riquezas se encuentran más cerca de un astuto
aprovechamiento de los vínculos con el poder local, estatal y nacional
en una forma que los convierte, en la práctica, en paladines del
mercantilismo —el modo económico en que el poder gubernamental se pone
de parte de determinados grupos de interés para facilitarle la
adquisición de prebendas, contratos y ganancias— y no en competidores
que miden sus fuerzas y recursos en un mercado abierto".
Más adelante aborda un aspecto en el que coincido completamente con este
colega y es cuando se refiere a, "…algunos líderes comunitarios,
portavoces del exilio y representantes políticos", del corte de los que
organizan planes y proyectos, seleccionan los favoritos para sus planes
con Cuba, "…sin considerar las aspiraciones de quienes viven en ella.
Intereses comerciales y económicos que bajo un disfraz de patriotismo
intentan algo más simple: hacer negocios. Lo demás es ruido".
¡Magistral! Nadie logrará exponer este punto mejor.
Luego señala una triste realidad. Nos dice que, "La consecuencia es que
ha surgido un "anticastrismo" que es más un empeño económico que un
ideal político, alimentado en gran medida por los fondos de los
contribuyentes".
Exponer un hecho de esta envergadura con esta crudeza, sin hacer mención
de un contrapeso que existe y que este autor inexplicablemente soslaya,
es mentir por omisión. Pero hasta esto podría excusarse ya que este
autor no ha compartido adrenalina, ninguno de los 12 domingos de actuar
político ciudadano independiente en el único espacio digno posible,
-aunque no abierto- las calles con dueños de Cuba, hoy parcela
hereditaria de la dinastía Castro de Birán.
Armengol apuntala y sostiene la lapidaria afirmación sobre que: "El
financiamiento a una disidencia mal organizada, peor concebida y de
resultados cuestionables es el canto de cisne de esa industria". Y con
esto, vuelve a entregar otra verdad a medias.
Las verdades sesgadas, pueden ser mucho más perjudiciales que las
mentiras absolutas y este es el apotegma en que se apoya para su
gestión, el aparato propagandístico del régimen militar cubano. En este
sentido, nuestro autor se anota otro punto a su favor cuando señala: "En
este sentido se puede afirmar que la productividad del movimiento
opositor cubano está por el suelo; los costos resultan exorbitantes; el
"overhead" imposible de sostener; los gastos de representación por las
nubes y los beneficios marginales fuera de control".
¿Qué les parece? Desde mi punto de vista, sólido y casi irrefutable,
solo que falso desde la causa y por consecuencia lógica, falso hasta en
los efectos.
Así nos trae de vuelta con otra de sus verdades sesgadas, nos dice:
"Para lograr un cambio hacia la libertad en Cuba, muchos opositores
tienen poco que mostrar a su favor, salvo la última foto en una capital
de Europa o aquí en Estados Unidos, en Miami o Washington. Más allá del
mal uso y la falta de control sobre los millones de dólares que desde
hace años viene destinando EEUU para supuestamente hacer avanzar la
libertad en Cuba, hay varios aspectos que llaman la atención en lo que
hasta el momento no ha sido más que un gran derroche de fondos".
Frente a esta verdad a medias, uno se pregunta si tan avezado cronista
no vislumbra alguna solución o si se resiente, mera y simple falta de
adrenalina. Algo lógico y predecible en alguien que juega con la cadena,
pero que se cuida mucho de molestar al mono siempre irascible que la
sostiene.
El autor se refiere a lo que definió "El camino del aprendizaje", sobre
este rubro expuso otra verdad sesgada, cuando señaló que los materiales
enviados a la Isla no han cumplido o al menos, él lo afirma, con el
objetivo de concientización democrática perseguido. Ciertamente la
represión aumentó, pero también existe un incremento en las protestas
ciudadanas callejeras, que el autor desconoce, porque los protagonistas
de este incremento, no tienen para mostrar "…la última foto en una
capital de Europa" y no suelen viajar en algunos casos o no han viajado
nunca en otros a los Estados Unidos. Comprensible, ¿verdad?
El autor está lastrado por el desconocimiento absoluto sobre el
significado real del término totalitarismo. Quizás no acierta a
comprender que significa al menos "control enajenante y totalizador de
la sociedad en cada uno de sus integrantes", este desconocimiento puede
ser definitivo a la hora de estructurar un análisis y nadie debe
condenarle por eso.
La joya de la entrega del colega Armengol podría ser la siguiente: "Si
se contabilizan los millones de dólares dedicados al incremento del
periodismo independiente en Cuba, y se contrapone esta cifra con el
valor de la información enviada desde la isla, hay que concluir que en
EEUU la palabra se paga a un alto precio. O al menos algunas palabras o
las palabras de algunos".
Esto último es completamente comprensible. ¿Por qué compartir el tema
cubano en el terreno de la prensa libre con tantos advenedizos? Quizás
el propio Armengol o algunos de ese corte, ya que está en vigor –por el
momento- la reforma migratoria, vengan a Cuba a realizar un trabajo
verdaderamente profesional y asumir los riesgos ciertos que esto
conlleva. ¿Será esto posible?
Por lo pronto, el tema cubano está en las mejores manos tratado desde
los Estados Unidos, España o cualquier otro espacio que no sea Cuba. Así
quedará complacido el jefe de estado heredero Raúl Castro y todos
aquellos que no las tienen todas consigo con los incómodos periodistas
independientes.
La Sra. Ana Lupe Bustos, ciudadana norteamericana de origen y corazón
cubano podrá abundar sobre este particular. Decidió participar como
observadora en el domingo 12 de represión sí, pero además de marcha
cívica ciudadana y pagó las consecuencias. Esas que suelen pagar cada
domingo las Damas de Blanco, los activistas solidarios que las acompañan
y los periodistas independientes cuya palabra o se paga barato o no se
paga en lo absoluto. Pero que allí están, sin la foto europea o
estadounidense que mostrar.
Muy cierto aquello de que "…en EEUU la palabra se paga a un alto precio.
O al menos algunas palabras o las palabras de algunos". Todo parece
indicar que las palabras de Armengol y de otros de su corte están
altamente cotizadas.
Para Cuba actualidad: j.gonzalez.febles@gmail.com
Source: Hacer ruido, negocios y por encima de todo, daño | Primavera
Digital -
http://primaveradigital.net/hacer-ruido-negocios-y-por-encima-de-todo-dano/
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