POLITICA
Antisemitismo en la política exterior cubana
Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba - Agosto (www.cubanet.org) - La esencia de la política
antisemita de la política exterior del régimen de cubano se reitera con
la Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores del pasado 3 de
agosto, hecha pública por el diario Granma, órgano del Partido Comunista
de Cuba. El documento responsabiliza a Israel de uno de los conflictos
que en este momento se están desarrollando en el Medio Oriente y que
involucra además a Irán, Siria, el Líbano y a los territorios palestinos
de la Franja de Gaza. En él se obvia la importancia de los suministros
de dinero y armamento por parte de Siria e Irán a los extremistas de
Hezbollá y de Hamas, y las acciones de los terroristas árabes, que
atacan constantemente con misiles a las ciudades y secuestran soldados
israelíes.
El texto hace referencia a la destrucción de un puesto de la ONU y la
muerte de cuatro observadores, destacados en el lugar, por un bombardeo
judío. Se llega a decir: "Fueron atacados al parecer deliberadamente
(por las tropas israelíes) observadores de las Naciones Unidas a pesar
de las múltiples advertencias de esa organización."
Ni una palabra de cómo los fundamentalistas árabes utilizan a los
civiles libaneses como escudos humanos. Cómo realizan sus lanzamientos
de misiles desde zonas pobladas o cercanas a residencias de niños
discapacitados, como en Qana.
Puede pensarse que el constante ataque de la dictadura caribeña al
Estado israelí viene dado por las estrechas relaciones que tienen el
país del Medio Oriente con los Estados Unidos, tanto en el plano
estratégico como en el ideológico, o por su odio visceral a la democracia.
Recordemos que la Cancillería cubana ataca constantemente a Europa,
Estados Unidos y a cuanto país democrático pueda ver en América Latina o
el mundo, mientras es fiel aliado de las dictaduras mundiales y en
especial las del Medio Oriente, como Irán, Siria y Libia.
Sin embargo, la posición antisemita del gobierno cubano proviene desde
los tiempos de la república. A finales de los años treinta, la represión
hitleriana sobre los hebreos ya era conocida. El buque de pasajeros "San
Luis" transportaba judíos alemanes que huían del terror nacional
socialistas. Al arribar al puerto de La Habana, las autoridades de la
isla impidieron el descenso de los pasajeros y el refugio a los que
huían. La tragedia se ensaño sobre los viajeros, los cuales al no ser
recibidos en ningún otro puerto, debieron regresar a Alemania, al
holocausto, de donde muy pocos salieron con vida.
Diez años más tarde, en 1947, cuando en la recién creada Organización de
las Naciones Unidas, se discutía el asunto de la creación del Estado
Israelí en su actual territorio, la delegación cubana, dirigida por Guy
Pérez de Cisneros, se opuso a ello. No está claro aún si la decisión
sobre esta votación fue tomada en el Palacio Presidencial de la Avenida
Misiones, donde dormía por aquella época Grau San Martín o en el mismo
Nueva York, donde sesionaba la delegación caribeña.
Aun y con la oposición a la fundación del Estado de Israel en su actual
localización, se estableció una misión diplomática en Tel Aviv, obra de
un hábil comerciante y político, Ricardo Subirana Lobo, que según narran
algunos historiadores cubanos asumía todos los gastos de la misión,
excepto el salario del personal, que era pagado por el gobierno de La
Habana. Esta situación se mantuvo hasta "La guerra de los seis días", en
junio de 1967. Momento en que el gobierno de Cuba, decide romper
relaciones con Israel hasta nuestros días. Subirana no regresó a Cuba.
Según se dice, murió en Italia.
Como parte del espíritu antisemita del gobierno del Doctor Castro, y no
contento con la ruptura de relaciones diplomáticas, éste envió tropas a
Siria en 1975. Las tropas cubanas compuestas por un Regimiento de
Tanques Reforzado, con apoyo de otras fuerzas, fueron dislocadas en el
Valle de la Bekaa. Su objetivo, fortalecer los planes estratégicos
árabes de destruir el Estado judío. No se reportó que estas tropas
intervinieran en combate. Como parte y continuidad de las provocaciones
anti israelíes, el Presidente del Consejo de Estado cubano visitó las
instalaciones de esa unidad en Siria durante su visita en el año 2001.
Es importante especificar que la presencia de tropas cubanas en
territorio sirio era parte de un todo llamado "La Guerra Fría" y del
alineamiento de La Habana, con el mundo comunista, que subvencionaba su
economía. De ahí la relación con el arribo ese año, y en los
posteriores, de tropas cubanas al sur de África y al Cuerno Africano.
Todo lo anterior y otros elementos que el espacio no nos permite
introducir hacen que el gobierno de Cuba sea uno de los regímenes no
árabes que mantienen una posición más anti israelí en el seno de los
organismos internacionales desde la fundación del Estado hebreo.
Son constantes las propuestas de condena al país medio oriental
promovidas y estimuladas por parte de las delegaciones cubanas en
cualquier escenario internacional y dentro de Cuba. Así es desde la
entrada del gobierno Cuba en el Movimiento de los No Alineados en 1961 y
desde su presidencia (1979-1982); en el periodo que estuvo en el Consejo
de Seguridad, no permanente, en Naciones Unidas, y mientras tuvo un
asiento en el Consejo Económico y Social en Ginebra, la institución que
analizaba el tema de las violaciones de los Derechos Humanos.
La parcialidad del gobierno de la isla se constata, además, en que nunca
ha condenado las acciones terroristas de los palestinos y de los árabes
y que muchas veces han funcionado en nuestro territorio nacional campos
de entrenamiento, para cometer más adelante sus crímenes. Sin olvidar el
amor fraternal entre el Doctor Castro y el líder terrorista Yasser Arafat.
La actual Declaración de la Cancillería cubana viene precedida por las
declaraciones del embajador cubano en el Líbano, donde acusaba a las
tropas israelíes de desmanes, mientras obviaba la presencia de los
terroristas de Hizbollá que, como en "La guerra de los quince años"
(1975-1990) fueron los que destruyeron, conjuntamente con las tropas de
la Organización de Liberación Palestina (OLP) la ciudad de Beirut, y las
que crearon los tristes escenarios de Sabra y Chatila (1982), donde
refugiados palestinos fueron asesinados por miembros de la Falange Libanesa.
La guerra que estamos observando tiene un precedente directo: el
asesinato del ex Premier Libanés en 2005 y la retirada de las tropas
sirias del territorio del país de los Cedros. Ahora, como hace 31 años,
el Líbano por su composición nacional y cultural y por su esencia
democrática, vuelve a ser el Estado tapón, responsable de amortiguar la
cobardía, el racismo, el fanatismo y la intolerancia árabe.
Lamentablemente, el régimen cubano es responsable de esta situación por
su actuación parcializada, de lo cual su insustancial Declaración es
sólo una prueba, y por el apoyo político y diplomático a los
fundamentalistas árabes.
Entre las deudas internacionales de nuestra nación está el
reconocimiento del Estado de Israel y el pronto restablecimiento de
relaciones al más alto nivel. Esa será una tarea de los demócratas.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/ago06/21a7.htm
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