Agosto 21, 2006
Nefasto "El árbitro del buen gusto"
Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press
LA HABANA, Cuba - Agosto (www.cubanet.org) - La industria de la moda
internacional tiene en Cuba sus más originales casas y diseñadores.
Poco han podido hacer las afamadas Dior, Chanel, Balmain, Armani,
Versage y Rabanne, ante la originalidad y estilo de templos del buen
gusto universal como Telarte, Roparche, Rasgadura y otros que relumbran
bajo el cuño inigualable de Chicho Tijereta, Juanpín Guarandol de a Peso
y el mítico Bubú Saco de Yute.
Si bien Paco Rabanne sorprendió a los asistentes a la Bienal de París en
1963 al realizar sus creaciones con tejidos de plástico, metal o papel,
unidos mediante soldaduras vulcanizadas y remachadas, transcurridos
apenas cinco años el intrépido diseñador cubano Asnolio de la Guinga Tui
dejaría tieso de envidia a medio mundo con su serie "Recortes a la
bandolera", que acompañó con la inolvidable marca de calzado Kikos
plásticos, diseñada en estilo unisex para salir, entrar, volver y
desandar una y otra vez hasta la eternidad.
Había que ver con qué donaire aquellas colegialas, ingenieras, amas de
casa, agricultoras, científicas, bailarinas y militares, entre otras
féminas de todas las edades, mostraban al andar aquellos tacos grises
plásticos, calenturientos como la pasión, contrastando con sus bien
confeccionadas -en diversos tejidos- sayas de laster, vestidos de
laster, pantalones de laster y blusas de laster por nuestros campos y
ciudades.
Y pobre del que quiera olvidar aquella década millonaria en caña cuando
los niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos nos enfundábamos en
un pantalón de lona de casa de campaña, carpa de circo, saco de abono,
yute y otros tejidos alternativos pintarrajeados a mano en todos los
colores que jugaron con el gris solmene y funerario de nuestros Kikos
plásticos.
Como recordar es volver a vivir, quise rememorar aquellos tiempos en que
la tendencia antiesteticista creada por Rabanne nos sacó las arañas de
los escaparates y los llenó con cuantos artilugios remedaran las ropas y
nos cubriera el pellejo.
Sin embargo, transcurridos los años, desaparecida la ropa casi en su
totalidad -al menos para cubrir a las féminas-, los cubanos seguimos
siendo los árbitros del buen gusto a nivel internacional.
Mientras la sobriedad del "baja y chupa" y las tiritas transparentes se
adueñan del gusto de nuestras mujeres, y los ternos gris "ceño
fruncido", junto a las camisolas desmangadas "pintón guano de pájaro"
causan furor entre los hombres, los colores del trópico se desbordan en
los nuevos tejidos como señal inequívoca de la vitalidad y permanencia
en el aire de la alta costura cubana.
Si a esto le agregamos las múltiples series de gangarrias que
complementan estéticamente el diseño de cada conjunto de vestuario, no
hay dudas de que Petronio moriría de disgusto paseando del brazo de
Nerón por la Rampa habanera, o frente a un televisor en el albergue de
paso La Fraternidad.
Hay que ver el contraste iluminador entre una saya que comienza cuarta y
media bajo el ombligo de una joven cubana, un baja y chupa que se inicia
y culmina en el área de fuego de los senos, y el rutilante campo de
argollas que penden de la nariz, las orejas, los labios, y se lanzan
cuerpo abajo hasta detenerse frente a una señal de PARE marcada desde un
tatuaje a la entrada del monte de Venus, o al lado de una mariposa que
sobrevuela un coxis que anuncia la entrada a un desfiladero.
Y ni hablar de las apetecibles tembas enlicradas y con más cadenas en el
cuello que Abimael Guzmán en su celda por andarse labrando un Sendero
Luminoso maoísta y guevarista por al alto y bajo Perú.
En ese tintinear de argollas y aretes como aros de bicicleta; en esa
piel cubierta de tatuajes que imitan, ora un cartel que anuncia pase, no
pase, toque y danger, a veces entre flechas dirigidas a la peligrosa
erección de un pezón, o como contrapeso y guía del vaivén de unas
inquietantes caderas, queda demostrado el buen gusto de los cubanos para
la moda.
Que besar a una joven en la Cuba de hoy implique traer una caja de
herramientas para desmontar la exposición de argollas que pueden
entuertar al más audaz, es una muestra del recato y pudor de nuestras
féminas, pese al encueramiento estético que enseña o sugiere palpitante
todo un caudal de curvas, rectas, valles y promontorios diseminados por
un cuerpo y una piel que infartan de dicha hasta a un trozo de madera, y
convierten en estatua de azúcar, torrente de miel o volcán, a quienes
puedan recorrer, siempre con Havanatur, esa inigualable geografía.
Convencido de que seguimos al frente de la moda internacional, reacio a
la desaparición total de tela por donde cortar, pues dejaría sin empleo
a luminarias del diseño como Juanpín Guarandol de a Peso, Chicho
Tijereta, Bubú Saco de Yute, y relegaría al olvido al precursor Asnolio
de la Guinga Tui, les pido que conserven esa liberalidad en el vestuario
como contraste estético ante la creciente serie de derrumbes.
Afectado por el síndrome del ventilador, a punto de un infarto ante tan
prácticos diseños y bellas modelos, se despide de ustedes, desde San
Rafael y Galiano, Nefasto "El árbitro del buen gusto" Boza.
LUX INFO-PRESS
Agencia Cubana Independiente de Información y Prensa
E-mail: Fsindical@aol.com
http://www.cubanet.org/sindical/news/y06/08210601.html
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