Sunday, June 18, 2006

Tributo al Cesar comunista

Tributo al "César" comunista

Diario Las Américas, Miami (FL), Miércoles 14 de junio de 2006.- Se
permite su reproducción, citando la fuente: Diario Las Américas.

Presidente Uribe: ¿tributo al "César" comunista?

por Armando F. Valladares

El Dr. Alvaro Uribe, presidente reelecto de Colombia, acaba de
pronunciar un elogio y un agradecimiento al sanguinario dictador Fidel
Castro, con palabras que ni Evo Morales, Chávez, Humala, o líderes
guerrilleros de las FARC o del ELN se han atrevido a pronunciar
públicamente. En declaraciones al diario El Tiempo, de Bogotá (4 de
junio de 2006), reproducidas por el Granma, de La Habana (5 de junio de
2006), al ser preguntado sobre la existencia de un "acercamiento
especial" con Castro, el presidente Uribe declaró textualmente: "Ha sido
muy bueno en todas las horas. Le tengo gratitud en nombre de todo el
pueblo colombiano. Nos ha ayudado mucho en todos los temas de
Suramérica, de Latinoamérica en general y en el tema de la paz".

Objetivamente, respetando el contexto de la entrevista presidencial en
que fueron dichas y, aún cuando cueste decirlo, por tratarse de una
figura que durante su primer mandato mostró loable firmeza en relación a
las guerrillas, las inesperadas palabras del presidente Uribe pueden ser
calificadas como un acto de casi vasallaje al tirano que desde hace casi
50 años oprime a mi pueblo, a sangre y fuego. Se explica entonces que
ellas hayan producido perplejidad, dolor e indignación en el millón de
cubanos desterrados y entre los 12 millones de mis hermanos cubanos que
agonizan en la isla-presidio.

Pero esas palabras también produjeron dolor en innumerables
latinoamericanos que sufrieron en carne propia, y aún sufren -como es el
caso del heroico pueblo colombiano- la acción homicida de movimientos
revolucionarios alentados, entrenados, financiados y armados por La
Habana. Sí, de ese heroico pueblo colombiano, que ha dado un ejemplo a
las Américas y al mundo de altivez, de coraje y de resistencia a un
chantaje guerrillero que ya dura décadas, con crueles atentados,
secuestros, "boleteos", torturas y lamentables asesinatos, inclusive, el
de propio progenitor del presidente colombiano.

El dictador Castro es el causante e inspirador de toda esa tragedia con
un inimaginable costo humano, el mismo que hoy es calificado por una de
sus víctimas, el presidente Uribe, contra todas las evidencias
históricas, como "muy bueno en todas las horas", merecedor de "gratitud"
por su constante "ayuda", inclusive, en el tema de la "paz"; calificado
de esa manera, sorprendentemente, por un presidente en el cual la gran
mayoría de los colombianos confió y hasta el presente continúa confiando
en su capacidad de liderazgo para impulsar la reconstrucción moral y
material de la sufrida y admirada Colombia.

En noviembre de 2000, durante la sesión de clausura de la X Cumbre
Iberoamericana de Panamá, Castro se responsabilizó públicamente por el
entrenamiento y apoyo a los movimientos revolucionarios en las Américas,
incluyendo por lo tanto a las guerrillas colombianas y salvadoreñas que
asesinaron a decenas de miles de personas, concluyendo de manera
afrentosa: "Y no nos arrepentimos" (Granma, La Habana, 20 de noviembre
de 2000). Fue entonces que el joven presidente de El Salvador, Lic.
Francisco Flores, defendiendo la honra de su pequeño gran país y de las
Américas, increpó al dictador caribeño por haber estado "involucrado en
la muerte de tantos salvadoreños", por haber entrenado "a tanta gente
para matar salvadoreños" y por haber "tenido una participación cruel,
sangrienta e irresponsable" en la guerra civil movida por las guerrillas
marxistas (La Vanguardia, Barcelona, 20 de noviembre de 2000). El
contraste entre la actitud del entonces presidente salvadoreño y la del
actual presidente colombiano no podría ser mayor.

En marzo de 2002, el obispo auxiliar de Miami, monseñor Agustín Román,
durante una ceremonia por la paz en Colombia celebrada en la Ermita de
la Caridad, reconoció que "ha sido de nuestra sufrida Cuba de donde han
emanado muchos de los males que aquejan a los países de América"; que
"de allí ha salido el odio que ha motivado muchas de las batallas
fratricidas que han ensangrentado a otros pueblos latinoamericanos"; y
que también "de allí han salido la subversión y el terrorismo, así como
las armas que han sido instrumentos de muerte desde el Río Bravo hasta
la Patagonia". El prelado afirmó a continuación que Colombia no
solamente "no ha estado exenta de ese flagelo" sino que es uno de los
países "donde se han hecho sentir, con mayor rigor, las trágicas
consecuencias de los males promovidos y estimulados por los que mandan
en Cuba". Aclarando que "el pueblo cubano no es de culpar por ello, pues
ese pueblo ha sido la primera víctima de esos hombres sin Dios que han
promovido la violencia y el terror", afirmó solemnemente: "Yo quiero,
como hijo de esa noble tierra, pedirles perdón a ustedes y a todas las
familias de Colombia que han sido laceradas por la violencia marxista
salida de Cuba". Y concluyó con palabras que el presidente de Colombia
debería considerar: "Mientras las doctrinas del terror estén vivas en
Cuba, no habrá paz en América" (cf. Agencia Católica de Informaciones -
ACI y agencia CubDest, ambas del 11 de marzo de 2002).

Pobre Colombia, si su máximo gobernante alienta la esperanza de que
podrá asegurar la "paz" en la querida y sufrida nación colombiana con
rasgados elogios al lobo rojo. Disponiéndose a pagar ese tributo al
"César" comunista, el presidente Uribe no obtendrá la merecida paz para
su pueblo y tampoco dará a Dios lo que es de Dios.

Armando Valladares, ex preso político cubano, autor del libro "Contra
toda esperanza", donde narra 22 años en las prisiones castristas, fue
embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la
ONU, en Ginebra, durante las administraciones Reagan y Bush.

E-mail: armandovalladares2005 @ yahoo.es
http://iblnews.com/view.php?id=414566

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