SALUD PUBLICA
Secreto, secreto
Raúl Soroa
LA HABANA, Cuba - Septiembre (www.cubanet.org) - Tocan a la puerta. Son
apenas las siete de la mañana. Observo por la mirilla a dos hombres
vestidos con los uniformes grises de la campaña antivectorial. Abro la
puerta. Piden el papel donde se anotan las visitas de los inspectores de
Salud Pública.
Dicen que van a fumigar contra el mosquito, y luego un gran estruendo
estalla en la escalera. Un negro grande envuelto en una nube de humo
entra en mi casa. Parece un ser mitológico, un extraterrestre, un ente
extraño. Maneja un arma ruidosa que expele humo. Es el fumigador, armado
de su moto-mochila. Al retirarse, pasa por mi lado y casi en un susurro
me sopla: "¡Ten cuidado, que hay dengue!" Y luego hace un guiño cómplice.
En la bodega, el bodeguero susurra a los que estamos en el mostrador
comprando el pan: "¡Saben que hay dengue!" Una de las clientas hace
señas para que nos acerquemos, y dice bajito: "Ya hay como diez muertos
en el Cerro, lo sé de buena tinta".
Al llegar a mi cuadra, un vecino me anuncia con voz lúgubre: "¿Te
enteraste, compadre? Ya ha habido como treinta muertos en Centro Habana
por el dengue ése".
Las cifras de muertos y enfermos varían por días y lugares. Todos dicen
estar bien informados. Se los dijo un tío que es director de un
hospital, se lo dijo el padre, que es del gobierno, se enteró por un
sobrino que trabaja en un policlínico. De cierto no se sabe nada.
Pasan las semanas y la bola sigue rodando. Ya hay quien dice que son más
de cien los muertos, y que están utilizando el Pre en el campo para
ingresar a los enfermos ante la congestión de los hospitales.
Lo cierto es que los hombres de las moto-mochilas llenan de humo tu casa
todos los días. ¿Debe ser por algo? Pasan avionetas fumigando, regando
pesticidas dos veces al día. (Si de ésta no nos mata el dengue, nos mata
el cáncer) y los talibancitos revisan tu casa todas las mañanas en busca
del famoso mosquito.
Conoces de un vecino que está enfermo. Te enfermas tú. Se enferman
varios miembros de tu familia, pero el gobierno calla.
Ni una sola nota en televisión o en la prensa que advierta sobre la
epidemia, ni un comentario para informar la verdad de lo que está
ocurriendo. ¿Hay o no hay una epidemia? ¿También las epidemias son
problemas de seguridad nacional?
Mientras siguen los comentarios y las cifras de muertos se elevan, la
presidenta del cedeerre dice que eso es mentira, que es una calumnia del
enemigo, un invento del imperialismo y sus lacayos, una campaña de la
contrarrevolución para sabotear la Cumbre de los No Alineados.
Si es así, entonces yo no estoy enfermo, ni mis hijos, ni mi esposa, ni
mis vecinos. Todos somos agentes enemigos. Todos somos traidores al
servicio de una potencia extranjera.
Esa es la cosa. Cubano, no se le ocurra decir que está enfermo, y mucho
menos que tiene dengue. Sabe, le puede costar hasta 30 años de prisión
según establece la ley mordaza.
Me vino a la memoria aquel letrero que hace unos años leí en un centro
de trabajo: ¡SILENCIO! El enemigo escucha.
No hay tal dengue, señores, eso es una patraña, un invento, propaganda
del enemigo. Usted no está enfermo de dengue, debe de padecer de un
problema de diversionismo ideológico o alguna otra cosa más grave. Si
fuera dengue, ya el gobierno revolucionario, que jamás miente al pueblo,
lo hubiera dicho por la televisión. Mire, tómese una pastillita, vea hoy
la Mesa Redonda, que usted ha aguantado cosas peores... y siga pa'lante.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/sep06/21a6.htm
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