Exiliados en EEUU temen posibles deportaciones a Cuba
martes 12 de septiembre, 10:13 AM
MIAMI (AP) - Jorge de Cárdenas salió de Cuba en 1958, estuvo activo
contra el presidente Fidel Castro en un grupo universitario respaldado
por la CIA y pasó años como un exitoso cabildero de Miami. Debió haberse
llenado de alegría ante la noticia de que el mandatario cubano tuvo que
delegar el poder, aunque fuese temporalmente, mientras se recuperaba de
una enfermedad.
Pero lo que la acción de Castro pudiera significar en el futuro arroja
una sombra sobre el exiliado. De Cárdenas pasó un año en la cárcel por
obstrucción de la justicia durante un escándalo de corrupción en la
década de 1990. Como fue declarado culpable, podría ser deportado si en
el futuro Estados Unidos y Cuba reanudan sus vínculos diplomáticos, una
situación que comparte con aproximadamente otros 30.000 cubanos en
Estados Unidos, según el Departamento de Seguridad Interna.
Bajo las leyes federales, los inmigrantes culpables de ciertos delitos
graves son deportables automáticamente, pero desde hace tiempo los
cubanos han estado exentos de ello porque su país y Estados Unidos no
tienen un acuerdo migratorio de amplio alcance.
De Cárdenas, de 61 años, dijo que a su esposa, hijos y nietos, todos
ciudadanos estadounidenses, les preocupa qué le ocurrirá si cambiara esa
situación.
"Mi familia habla acerca de eso todo el tiempo; la posibilidad de que yo
pudiera ser deportado", dijo de Cárdenas, que ahora es publicista y
consultor.
Desde hace tiempo se ha planteado la posibilidad de que el sistema
comunista cubano pudiera derrumbarse cuando muera Fidel Castro, lo cual
facilitaría el camino para un cambio en las relaciones de Washington con
La Habana. Pero esa teoría parece tener menos fundamentos desde que
Castro, operado para detenerle una hemorragia interna, cedió el poder a
su hermano Raúl el 31 de julio. Aunque los detalles específicos sobre la
salud de Fidel Castro son un secreto de estado, se dice que se está
recuperando.
Un cambio en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, al tiempo que
afectaría las deportaciones, podría significar el fin de las cuando
menos 20.000 visas que se otorgan cada año a los cubanos, y acabar con
la política migratoria "de pies secos-pies mojados", que normalmente
permite que los cubanos que llegan a territorio estadounidense
permanezcan en él, mientras que los que son detenidos en el mar son
deportados.
Joanna González, portavoz del Departamento de Seguridad Interna, dijo
que el departamento no quería tocar el tema de un posible cambio en las
políticas hacia Cuba hasta que no cambie la situación en ese país, e
indicó también que a las autoridades les preocupa que cualquier
declaración que hicieran ahora pudiera desatar una inmigración masiva
desde la isla.
En lo que va del año, el Servicio de Guardacostas estadounidense ha
detenido a más de 1.600 cubanos en el mar, un ligero incremento en
comparación con el año pasado. Ello incluye a unas 100 personas
interceptadas desde que Castro transfirió el poder a Raúl Castro,
ministro de defensa cubano.
En reacción al cambio en Cuba, el presidente George W. Bush suavizó las
normas migratorias para algunos cubanos, al tiempo que endureció las que
regulan a los que intentan llegar en forma ilegal.
De Cárdenas no tendría que preocuparse por la deportación si se
convirtiera en ciudadano estadounidense, pero dijo que conservó su
ciudadanía cubana porque siempre tuvo la esperanza de volver a la isla.
Su abogada, Linda Osberg-Braun, indicó que muchos otros cubanos también
eligieron no convertirse en estadounidenses, y por lo tanto quedaron en
riesgo de ser deportados.
"Muchas veces ello se debió al patriotismo y porque planeaban regresar.
Y en ocasiones simplemente no sabían qué se suponía que debían hacer",
señaló Osberg-Braun.
Orlando Boquete no tenía esas opciones. El inmigrante cubano de 51 años
pasó 13 tras las rejas antes de que un examen de ADN le permitiera ser
exonerado de una violación sexual cometida en 1982. Pero Boquete, que
fue liberado recientemente, también se fugó de la cárcel y reconoció
haber cometido varios delitos graves _entre ellos robo en propiedad
ajena_ mientras estuvo prófugo.
Aunque las autoridades federales han acordado no solicitar su
deportación, esos delitos le impiden convertirse en ciudadano, lo que
significa que permanecería en riesgo de ser deportado si Estados Unidos
y Cuba reanudaran sus relaciones.
El abogado Wilfredo Allen, especializado en cuestiones de inmigración,
dijo que es poco probable que se ejerza una presión inmediata para una
deportación en masa porque a los dos países les llevaría años alcanzar
un acuerdo migratorio de amplio alcance.
Ira Kurzban, experta en inmigración, dijo que probablemente se
produciría primero el fin del mínimo de 20.000 visas anuales para
inmigrantes provenientes de la isla, una garantía que tienen pocas naciones.
Kurzban también dijo que una reanudación de relaciones probablemente
representaría el fin de la Ley de Ajuste Cubano, que permite a la
mayoría de los cubanos en Estados Unidos convertirse en residentes
después de un año de permanencia en el país.
"Es realmente un vestigio de la Guerra Fría que ha sido perpetrado y
perpetuado por diversos gobiernos estadounidenses, pero es una anomalía
en la ley, incluso en la de refugiados", señaló Kurzban.
Por ahora Boquete y de Cárdenas, al igual que otros en su misma
situación, prefieren no pensar en lo que pasará mucho más adelante.
"Espero que no ocurra", dijo de Cárdenas, "pero si llega a pasar, no hay
nada que yo pueda hacer".
http://mx.news.yahoo.com/s/060912/8/1vqvs.html
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