SOCIEDAD
El Apartheid en Cuba
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Septiembre (www.cubanet.org) - El régimen sudafricano
fue condenado en todos los foros internacionales por la práctica del
Apartheid. El Apartheid fue definido por sus promotores como "desarrollo
separado de las razas". Este desarrollo no fue más que la exclusión del
grupo demográfico mayoritario, de determinados espacios y oportunidades.
Sin este nombre, en Cuba funciona la práctica con el mismo fundamento,
también dirigido contra el grupo demográfico mayoritario de la Isla. A
este grupo se le priva de la posibilidad de residir en determinados
espacios. Tampoco puede acceder a determinadas esferas de educación y
especialización.
El grupo mayoritario no puede acceder a la televisión satelital, a
Internet o a la telefonía celular. No dispone del derecho a adquirir
automóviles nuevos y se le priva de acceso a hoteles e instalaciones
recreativas. No dispone de derecho para comprar telescopios, binoculares
o determinados instrumentos ópticos, cuya tenencia eventualmente puede
acarrear problemas de carácter legal.
El grupo mayoritario en Cuba está sometido a determinadas presiones
legales consistentes en la posibilidad de ser arrestado de forma ilegal
de acuerdo a las normas internacionales. Ejemplo de esto es la espuria
figura de delito conocida como "peligrosidad social".
A partir de esta figura, los órganos represores de la policía de
Seguridad del Estado y de la policía criminal o judicial, pueden
encarcelar, juzgar y condenar a penas prisión a quien deseen. Sólo a
partir de una presunción de que puede delinquir y sin que lo haya hecho
efectivamente.
La piedra de toque de este Apartheid es la lealtad a la primera figura y
al grupo de poder que ésta encabeza, al frente del estado cubano. Esta
es la lealtad política, que abre o cierra todas las puertas en Cuba.
Por supuesto que muchas de estas condiciones han visto una mejora
notable a partir del trabajo de los grupos opositores y/o defensores de
los derechos humanos en Cuba. Los cubanos, en línea general, son un poco
más respetados y son un poco más libres a partir de la instalación en
Cuba de la lucha civil por la libertad y el cambio democrático.
Las arbitrariedades del poder militar y político en la Isla han
experimentado una drástica reducción en su número y calidad. Esto se
hizo posible dada la amenaza real de quedar expuestos por la labor
sistemática de la oposición interna y la prensa independiente.
No son pocos los funcionarios gubernamentales abusadores, expuestos al
juicio de la opinión pública nacional e internacional a lo largo de las
últimas décadas. Producto del modelo cerrado de sociedad impuesto en
Cuba, la labor de emisoras como Radio y Televisión Martí resulta vital
para la divulgación masiva dentro de la Isla de las actuaciones abusadoras.
La práctica de medidas excluyentes que tipifican al Apartheid en Cuba ha
sido expuesta hasta la saciedad. Tanto las que abordan la práctica
laboral, como las de corte general que afectan al resto de la población.
El inevitable cambio democrático terminará en forma definitiva con tales
prácticas. Así será, aun y cuando amplios sectores de la política y la
intelectualidad mundiales se nieguen a aceptarlo. O el lamentable caso
de intereses comerciales extranjeros, que se hacen cómplices de estas
vergonzosas prácticas.
jgonzafeb@yahoo.com
http://www.cubanet.org/CNews/y06/sep06/05a5.htm
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