SOCIEDAD
Apasionados antimosquiteros
Aimée Cabrera
LA HABANA, Cuba - Septiembre (www.cubaenet.org) - ¿Quién no sabe del
apasionamiento desmedido del cubano? Entre sonrisas y mal genio quiere
imponerse, como si fuera un héroe de novela, al estilo de los tres
Mosqueteros. Y todo para ayudar a la campaña contra el mosquito, lo que
lo convierte, si no en un mosquetero de Dumas, sí en un antimosquitero
de la ciudad. Es como si de pronto se fuera a acabar el mundo. Primero
fue un silencio casi total con respecto a los casos de dengue y otros
virus repentinos que atacan con fiebre alta, fatigas y dolencias
estomacales.
Después comenzó a hablarse de los mismos entre los vecinos, médicos, y
otros asistentes del Ministerio de Salud Pública, mientras se atendían
casos en los consultorios, o cuando se visitaban casas y apartamentos
para comprobar que no había mosquitos.
El diario dominical Tribuna de La Habana ha dedicado varias páginas a
divulgar cómo deben revisar las personas no sólo sus residencias sino
los alrededores de las mismas, con el fin de reducir las posibilidades
de vida del mosquito Aedes aegypti, que no acaba de ser erradicado a
pesar de las fumigaciones regulares en calles e inmuebles.
Vecinos de diferentes municipios capitalinos opinan que por la mañana se
fumiga, pero a la noche ya están picando los mosquitos de nuevo. Por
otra parte, ya se sabe quién tiene dengue en la cuadra y se habla de
salas de hospitales habilitadas para ingresar a los enfermos.
Como el cubano tiende a exagerarlo todo, muchos tratan de ignorar qué
pasa, o lo toman por el lado del choteo. Cuando un vecino de un reparto
habanero decidió talar las plantas que embellecían la zona, aludiendo
que lo tupido de sus follajes podría ayudar a la proliferación del
Aedes, hubo quienes rieron a carcajadas. Los amantes de la naturaleza le
salieron al paso para recordarle que esa orden de tala no había sido
dada, y que las únicas plantas con peligro de crear focos eran las que
no estaban en tierra, o se encontraban en zonas anegadas, que no era el
caso.
Otra anécdota que movió a risa a los transeúntes de Centro Habana fue la
del carro altoparlante que exhortaba a los residentes del barrio Cayo
Hueso a que sacaran de sus casas lo que no sirviera. Iba a llover y los
depósitos de basura estaban repletos. ¿Dónde poner los desperdicios? se
preguntaban muchos. ¿La batalla es contra los tanques para almacenar
agua, las gavetas del refrigerador o el aire acondicionado? O sea, lo
que se trata por sobre todas las cosas es mantener todo bien limpio,
pero nadie toca el tema de los charcos de agua sucia que proliferan en
cualquier partes, ni de los salideros y filtraciones que ayudan a la
formación de diminutos ríos que corren por la capital. Ni tampoco de los
hierbazales que crecen junto a aguas que se van almacenando en los
huecos de las calles. ¿Quién multa a los infractores? Mejor: ¿Quién le
pone el cascabel al gato?
http://www.cubanet.org/CNews/y06/sep06/06a8.htm
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