Thursday, August 10, 2006

Los obispos cubanos, Castro y la paz de los paredones

Por Armando F. Valladares
Los obispos cubanos, Castro y la paz de los paredones

Editorial: La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, que ahora
presiona las conciencias de los fieles para que recen por la salud del
Lobo rojo, es la misma que jamás se atrevió a pedir públicamente
oraciones por el rebaño diezmado, por los millares de presos políticos
agonizantes en las cárceles, por los condenados a muerte y por los
fusilados en los paredones

El 4 de agosto pp., mientras crecía en los católicos de la isla y del
destierro la esperanza de vientos de libertad para la querida Patria
cubana ante el alejamiento del poder del sanguinario dictador Castro,
después de casi medio siglo de persecuciones, crímenes y destrucción
prácticamente total de la sociedad, y de haber aplicado su diabólica
estrategia contra los católicos, enunciada en la Universidad de La
Habana, de "hacer apóstatas, pero no mártires", un balde de agua fría
intentaba diluir esa esperanza.

Se trataba de un comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de
Cuba (COCC), difundido casi simultáneamente por el Granma Internacional,
órgano del Partido Comunista de Cuba (PCC) y por la Agencia Católica de
Informaciones (ACI), en el cual se pedía encarecidamente "oraciones" a
"todas" las comunidades católicas de la isla para que Dios "acompañe en
su enfermedad al presidente Fidel Castro", para que "ilumine a quienes
han recibido provisionalmente las responsabilidades de gobierno", y para
que "no pueda ser perturbado por ninguna situación externa o interna" el
"deseo de paz y de fraterna convivencia entre todos los cubanos".

El Granma Internacional, sin esconder su complacencia, interpretó este
mensaje como siendo un llamado a "orar por la recuperación del
presidente Fidel Castro" y como un "alerta" para que "la estabilidad y
la armonía social imperantes en Cuba" no puedan ser alteradas por hechos
internos o externos.

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, que ahora presiona las
conciencias de los fieles pidiéndoles que recen por la salud del Lobo
rojo, es la misma que jamás se atrevió a pedir públicamente oraciones
por el rebaño diezmado, por los millares de presos políticos agonizantes
en las cárceles, por los condenados a muerte y por los fusilados en los
paredones.

Según testimonios fidedignos llegados desde Cuba, se nota en la
población una tensión sin precedentes, y existe en las calles una
especie de silencio pesado y expectante que se puede cortar con una
navaja. Hay quienes digan, parafraseando a Andersen, que un grito de
"¡el Lobo está desnudo!" podría desencadenar episodios similares a los
de la caída del Muro de Berlín o a los del fin de la dictadura del
sanguinario Ceaucescu, en Rumania.

Es en esta coyuntura que los Pastores se encargan de alertar para que
"hechos internos" no vengan a alterar una "paz" artificial y
fraudulenta, que en Cuba no es otra sino la "paz" sepulcral de los
paredones. Son una vez más los Pastores que, al contrario de salir al
defender al rebaño, se ofrecen como escudos para proteger al Lobo.

Al día siguiente del llamado de los Obispos cubanos, se hizo eco del
mismo nada menos que el Cardenal Primado de las Américas y Arzobispo de
Santo Domingo, monseñor Nicolás López Rodríguez, quien junto con pedir a
los dominicanos que recen "por la salud" del tirano, calificó de
"inhumana" la legítima esperanza de los cubanos desterrados que se
volcaron a las calles de Miami, de que el deterioro físico de Castro
pueda traer una pronta liberación de la isla (cf. Listín Diario Digital
y La Plana Digital, República Dominicana, 4 y 5 de agosto de 2006). Es
el mismo Cardenal que en agosto de 1998, antes de llegar Castro a
República Dominicana, convocó al pueblo de ese país a darle una "feliz y
cálida bienvenida" (cf. A. Valladares, "Castro en República Dominicana:
el Pastor abre sus brazos al Lobo...", Diario Las Américas, Miami, 20 de
agosto de 1998).

Después de haber sobrevivido por más de dos décadas como preso político
en las cárceles castristas; de haber fortalecido mi fe católica al oír
los gritos de jóvenes mártires que murieron en el paredón gritando
"¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo!"; de haber resistido, junto con
mis compañeros de infortunio, a presiones eclesiásticas para acceder a
una "reeducación" ideológica y para vestir el uniforme de preso común;
así como de haber podido casi milagrosamente salir con vida de la
isla-cárcel, "esperando contra toda esperanza", según el consejo del
Apóstol San Pablo, me he visto en la dolorosa obligación de conciencia
de escribir numerosos artículos denunciando la colaboración eclesiástica
con el comunismo cubano.

En su mayoría dichos artículos han sido publicados en las generosas
páginas del Diario Las Américas, de Miami. Ofrezo dichos textos a los
lectores interesados, bastando escribir al e-mail: ArmandoValladares2005
@ yahoo.es (cf., por ejemplo, "Fraudulenta 'política religiosa' del
dictador Castro", en vísperas de la llegada del dictador Castro a Roma;
"Sí, Cardenal Ortega, el régimen comunista persiguió y persigue a los
católicos cubanos", en vísperas de la llegada de S.S. Juan Pablo II a
Cuba; "El pedido de perdón que no hubo: la colaboración eclesiástica con
el comunismo", "El Lobo y los Pastores celebran encuentro 'constructivo
y amistoso'", "Cardenal Sodano y Fidel Castro: el Pastor sale en auxilio
del Lobo, "Cardenal Martino, Encuentro Nacional Eclesial Cubano y
comunismo cubano", publicados, respectivamente, en el Diario Las
Américas del 16 de noviembre de 1996; 9 de enero de 1998; 22 de marzo de
2000; 11 de mayo de 2003; 29 de noviembre de 2005 y 7 de marzo de 2006).

El reciente comunicado episcopal que acabo de comentar, muestra la
lamentable determinación de los Obispos católicos de Cuba de continuar
con esa colaboración comuno-católica, aún en el caso de que el
alejamiento temporario del tirano Fidel Castro se torne definitivo. Para
las conciencias de los Pastores, dicho colaboracionismo con el régimen
comunista, que ya dura décadas, constituye un lastre espiritual sin
precedentes, que no podrá pasar inadvertido ante Dios y ante la Historia.

Armando Valladares, ex preso político cubano, autor del libro "Contra
toda esperanza", donde narra 22 años en las prisiones castristas, fue
embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la
ONU, en Ginebra, durante las administraciones Reagan y Bush. E-mail:
armandovalladares2005 @ yahoo.es

http://www.corrientesnoticias.com.ar/interior.php?nid=47050

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