Saturday, June 17, 2006

Oteando la Verdad

Oteando la Verdad
2006-06-16
Manuel Vázquez Portal.

William Navarrete está, hace mucho tiempo, encaramado en la alta torre
del buen ser humano. Con su bondad ha ido alzando piedra a piedra su
propia atalaya, con su patriotismo su tribuna, con su inteligencia su
altar. Desde allí otea la verdad, la historia, el tránsito de los días y
de la gente por su tierra natal. Su catalejo no es el rústico anteojos
del pirata que medra del robo y el asalto. Su catalejo es una lúcida
visión de la realidad. A nadie pide prestado su pensamiento y a nadie
más que a su paciente y constante trabajo debe su encumbramiento. Es de
esas personas que sabe construirse a sí mismo y ennoblecer todo lo que
emprende.

Cuando lo conocí personalmente, y ello ocurrió el verano pasado,
recientemente llegado yo al exilio, tuve la sensación de que lo conocía
desde la infancia, que habíamos compartido la merienda escolar y que nos
habíamos fajado por alguna novia de adolescencia. Así de fraternal es.
Su cordialidad y limpieza de espíritu me impulsaron a considerarlo mi
amigo. Hoy me es un amigo indispensable. A veces nos hacemos llamadas
urgentes o nos pasamos mensajes electrónicos de última hora, y aunque
nos vemos poco, ya en Miami o Paris, siempre estamos al tanto de
nosotros, nuestras familias, y de Cuba principalmente.

William Navarrete, él solo, dije alguna vez, es una pandilla. Trabaja
por diez. Para probarlo bastarían algunos datos. En el año 2000 publicó
su libro: La canción cubana: textos y contextos; en 2002, su libro
1902-2002, Centenario de la República Cubana; en 2004, su libro Cuba,
música del exilio y una antología de la poesía cubana contemporánea bajo
el título de Ínsulas al pairo; en 2005, su poemario Edad de miedo al
frío; recientemente, apenas hace unas semanas, el libro Versos tras las
rejas, en el cual reúne a varios poetas del presidio político en Cuba, y
por si esto le resultara poco acaba de regalarnos Catalejo en
Lontananza, una compilación de sus crónicas cubanas escritas y
publicadas en diferentes revistas y periódicos durante 1995 y 2005.

William Navarrete no tiene tiempo para andar jugando al “niño terrible”
ni al “poeta maldito”. Se emplea a fondo. Sabe que la historia no se
fabrica de dimes que te diretes ni de estúpidas competiciones por
absurdos protagonismos. El trabaja. Hoy funda la Asociación por la
Tercera República Cubana, mañana diserta sobre los presos de la
Primavera Negra Cubana en un simposio en Europa, luego se reúne con
senadores franceses para que apadrinen a los presos políticos cubanos,
más tarde asiste a una manifestación pacífica frente a una sede
diplomática cubana, en su escaso tiempo atiende a una delegación de
mujeres exiliadas que pasan por Paris, y mientras tanto, indaga,
compila, estudia, escribe. Es de los incansables.

Indaga sobre las Damas de Blanco y las hace notorias por donde quiera
que cruza. Quiere vestirse, orgullosamente, del negro femenino que usan
las mujeres de M.A.R. Por Cuba, para honrar a su patria junto a ellas.
Compila textos, declaraciones, poemas de los que permanecen en presidio,
y, con centavos recaudados aquí y allá o arrancado de su propio magro
bolsillo, los antologa y publica. Estudia cada día la realidad cubana y
la devuelve hecha análisis profundo y sensato. Escribe, escribe
desenfrenadamente. Y de ese desenfreno permanente son hijas las crónicas
que recoge en el libro Catalejo en Lontananza.

Se prestigia la editorial Aduana Vieja con este nuevo volumen. En él
está latente la pujanza de un país que sufre la más larga, feroz y necia
dictadura que se haya conocido en el mapa cristiano. En él está presente
la lucha de una sociedad por mantener, fortalecer y ampliar su cultura a
pesar de censuras, persecuciones, presidios y destierros. Pero, sobre
todo, se hace visible el amor con que su autor defiende su autoctonía,
su patriotismo y su verdad.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=5785

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