Saturday, July 11, 2015

Las vacaciones de los chicos de La Mota

Las vacaciones de los chicos de La Mota
VICENTE MORÍN AGUADO | La Habana | 11 Jul 2015 - 9:17 am.

Niños y adolescentes de la llanura Habana-Matanzas dedican el verano a
trabajar en el campo para ayudar a la familia y pagarse sus gastos.

La Mota es el arroz listo para el trasplante un mes después de sembrado.
La llanura de tierras rojas Habana-Matanzas ofrece al sur extensas zonas
bajas donde puede cultivarse el cereal básico de los cubanos. Allí
abundan pequeños poblados rodeados de charcas y canales, en tales
parajes nos encontramos con los chicos de la Mota.

Un rabujo apodado "El Negro" chocó de entrada con la cámara. Lo del
color es quizás su piel achicharrada bajo el sol implacable de cada
jornada. Él y sus compañeros entran al fango con un pantalón corto como
única indumentaria. Deberán doblar una y mil veces la espalda hasta casi
tocar el agua con la nariz, arrancando plantas que luego fijarán en otro
terreno similar.

"Estas son mis vacaciones, todo para mamá porque papi se fue hace tiempo
y, según me dicen, no se sabe cuándo vuelve. Me busco 200, 300 pesos a
la semana, también está mi hermanita. Los hombres me tratan bien y yo
trabajo de tú a tú, ayudo en todo".

¿Y la escuela?: "Terminé bien el cuarto, tengo una buena maestra, ahora
está la Mota y no puedo perder la oportunidad".

Hay otros chicos de entre 14 y 16 años. Los semi-dueños de cada terreno
pagan 100 pesos moneda nacional por cada cordel (24/24 metros)
finalmente sembrado, listo a cosecharse cuatro meses después si tienen
la buena suerte de escaparse de un ciclón tropical.

Estamos en verano, oficialmente de vacaciones escolares, "Pitín" tiene
15 años, una novia en Cruces, Aguada o Jagüey Grande, los pueblos
cercanos si valoramos que 20 kilómetros no es mucha distancia en estos
parajes. "Estoy ahorrando para un celular; también hay que invitar a las
mujeres, si estás flojo de bolsillo no hay jeva, te quedarás solapeado".

Las brigadas de la Mota reúnen entre 10 y 12 trabajadores, siempre
aparecen tres o cuatro chicos junto a los mayores. Son pueblos pequeños,
tal vez 500 habitantes, entonces todo queda en familia. Padres,
hermanos, primos arman una cooperativa eventual porque la resiembra de
arroz ocurre dos veces al año durante un mes a lo sumo.

Acudo a un vecino del lugar, uno de los tantos caseríos que salpican la
llanura junto a la autopista nacional entre La Habana y Santa Clara: "La
variedad arrocera de mayor rendimiento actual es el Proce-15, más-menos
25 quintales para diez cordeles, pagadas las 100 libras a 292 pesos por
el Estado y te queda el extra de las cáscaras en calidad de alimento
animal. Sumarás con buena suerte 6.000 pesos para una cosecha. Da para
sobrevivir, nada más".

Claro, aunque predominan los pequeños productores —no más allá de una
hectárea porque el arroz requiere terreno y preparaciones previas
especiales—, no faltan cosecheros capaces de abonar 100 hectáreas y más;
es decir, bastaría la anterior cifra para alcanzar 60.000 pesos por cada
siega y entonces comienza a valer la pena. Aparecen los pagos sin
distinciones personales para quienes estén dispuestos a embarrarse en
los arrozales.

Durante tres días visité los campos, nunca faltó "El Negro" al desmote o
la posterior resiembra. Fue difícil hablarle porque no le parecía bien
detener su marcha paciente dentro del inmenso rectángulo acuático. Si
por su escaso tamaño cargaba menos, entonces su agilidad infantil suplía
la merma con más idas y regresos.

No hay lágrimas a pesar del sacrificio, mejor es pensar que cada sábado
habrá feria en Aguada de Pasajeros y allí irán ellos, tan precoces
como en el trabajo, al encuentro de los rones y las chicas.

"Una vez al año no hace daño, periodista", bueno, así dice el refrán
aunque sean al menos dos veces, ¿Y el resto del tiempo?: "A luchar, a
buscársela a como dé lugar".

¿Luchar? —reflexiono— más de un hombre por estos terruños padece hoy
años de cárcel por hurto y sacrificio de ganado mayor. Otros, mujeres
incluidas, se arriesgan traficando queso de contrabando hacia La Habana.

Por ahora el arroz se venderá finalmente al precio estatal controlado de
cinco pesos la libra en los mercados urbanos, muchos descuentos partirán
de esa cifra hasta que finalmente puedan pagarse sus vacaciones los
chicos de la Mota.

Source: Las vacaciones de los chicos de La Mota | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1436553531_15621.html

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