Saturday, March 29, 2008

Ni la nación ni la emigración

Política
Ni la nación ni la emigración

El reciente encuentro entre el gobierno y un grupo de cubanos residentes
fuera de la Isla calcó el discurso del régimen.

Eva González, La Habana

viernes 28 de marzo de 2008 6:00:00

Entre el pasado 19 y 21 de marzo, tuvo lugar en La Habana el denominado
"Encuentro de Cubanos Residentes en el Exterior contra el Bloqueo y el
Terrorismo". Su declaración final, publicada en el diario oficialista
Granma, concita no ya al repudio del más indecoroso ejercicio de
hipocresía, sino a una profunda meditación acerca de los extremos
engañosos a los acude la prensa al servicio incondicional de una dictadura.

Desde el primer párrafo, la declaración de marras exhibe un absoluto
irrespeto por todos los ciudadanos que aspiramos a la democracia y la
libertad, dentro o fuera de la Isla, al enunciar: "Nosotros, cubanos
residentes en el exterior, comprometidos con nuestra Patria y la valiosa
obra de la Revolución, unidos por una vocación patriótica y martiana,
nos hemos reunido en La Habana durante los días 19, 20 y 21 de marzo con
el propósito de intercambiar criterios y experiencias sobre las mejores
formas de expresar, en el actual momento histórico, nuestro compromiso
con la patria y la continuidad de su proyecto revolucionario iniciado en
1959".

Cabe preguntarse por qué estos "cubanos" se fueron del país y no honran
su compromiso con la revolución regresando a la patria que con tanto
celo "defienden" de las "acechanzas injerencistas" de Estados Unidos y
la Unión Europea, donde encontraron residencia y trabajo para ganarse
decentemente la vida, oportunidades que no tienen los ciudadanos de adentro.

El gobierno necesita en la Isla fieles de este tipo, como lo demuestra
el creciente número de emigrantes que huyen diariamente y la apatía y
desesperanza de casi toda la sociedad. Esta situación hace más
vergonzosa la inaudita "traición" de estos vacacionistas políticos, que
se dedican a tratar de retardar los cambios que requieren el país y sus
habitantes.

"Estamos convencidos de que el proceso de normalización de las
relaciones entre la nación y la emigración constituye un proceso
continuo e irreversible", refiere el documento. Cuando en realidad las
relaciones anormales han sido entre la emigración y el gobierno, que no
es la nación.

La declaración asegura: "A nuestro querido Comandante Fidel, cuyo
inigualable ejemplo ha sido, es y será el faro de nuestra lucha, el
compromiso de defender la obra de la revolución dondequiera que nos
encontremos".

Culmina el documento con una lista de exigencias que debió redactar el
mismísimo Felipe Pérez Roque y revisar el "compañero" que permanece en
falso retiro: el levantamiento del embargo, el Plan Bush y la derogación
de la Ley de Ajuste Cubano; "la eliminación de toda restricción que
impida a los cubanos residentes en EE UU, la posibilidad de visitar
libremente nuestro país y mantener vínculos con sus familiares en Cuba";
el cese de todas las "acciones terroristas" desde Estados Unidos; la
"liberación inmediata de nuestros Cinco hermanos, injustamente
secuestrados", y la eliminación definitiva de las sanciones de la Unión
Europea y de la "injerencista" Posición Común.

Más allá de algunas reclamaciones que podría considerarse justas, es
exactamente el mismo discurso del régimen. Ninguna incluye el derecho de
las personas a salir y entrar libremente a su país, tampoco el derecho
de quienes están fuera a regresar o invertir en negocios en Cuba.
Olvidaron también exigir la libertad de centenares de presos de
conciencia que malviven en pésimas condiciones en las cárceles de la
Isla, por el simple "delito" de pensar diferente y expresar sus ideas.

Estos "revolucionarios de la emigración", defensores de la dictadura más
larga de la historia, no mencionan en su declaración que durante muchos
años el gobierno prohibió a los ciudadanos mantener vínculos con sus
familiares exiliados, y que la violación de esta orden implicaba la
pérdida del trabajo y hasta un obstáculo para ascender a un puesto
mejor. Sin contar que se tomaba en cuenta para aprobar el ingreso de
algún ingenuo aspirante al Partido o la Unión de Jóvenes Comunistas.
Esas medidas coercitivas, entre otras muchas, intentaban evitar la
contaminación con los "gusanos" y "traidores" que abandonaban el
proyecto castrista.

La mencionada declaración final constituye una provocación para la gente
de pensamiento libre, y una ofensa a la inteligencia del pueblo.
Continúa con las divisiones y la beligerancia como estrategia para
sostener el régimen. En Cuba, nadie duda de la verdadera filiación de
los autores de este bochornoso documento que pretende representar las
posiciones de quienes residen en el exterior. Estos fueron elegidos por
la facción más radical del gobierno para simular acuerdos entre la
nación y la emigración.

No debe olvidarse que los anteriores encuentros entre el gobierno y los
emigrados, representados entonces por sectores algo más amplios de la
diáspora, se estaban convirtiendo en un boomerang para el régimen, ante
el cúmulo de problemas y reclamos planteados y la naturaleza de las
propuestas.

Aspiraciones y esperanzas

Afortunadamente, para contrastar, la Declaración de Concordia que
recientemente firmaran 43 exiliados en siete países, difundida en un
comunicado de prensa el pasado 20 de marzo y enviada por vía electrónica
a cientos de residentes en la Isla, refleja con todo respeto "los
criterios, sentimientos, esperanzas y convicciones sobre la realidad
cubana actual y sobre su futuro", no sólo de los firmantes, sino de
millones de personas de todas las orillas.

Este esperanzador documento reniega del odio y el resentimiento que han
llevado a la violencia y el fratricidio. Pide una amnistía para todos
los cubanos, con independencia de sus posiciones ideológicas, aboga por
la convivencia en base al respeto a las diferencias, rechaza cualquier
tipo de discriminación, defiende los derechos económicos y civiles,
desea un orden que potencie la capacidad creadora del ser humano para
igualar a todos en las oportunidades, y se opone al despojo de los
bienes de los ciudadanos de la Isla, incluyendo los servicios de salud y
educación.

Asimismo, se manifiesta "contra todas las restricciones que obstaculizan
el libre movimiento de los cubanos residentes dentro y fuera del
territorio nacional, sean por la política del Estado cubano o impuestas
por otros gobiernos, en particular el de los Estados Unidos, medidas que
dificultan a los cubanos residentes en el exterior viajar a su país de
origen, le impiden el acceso o relocalización en su patria, o hacen
artificialmente costoso el enviar remesas u otros medios de ayuda y las
que dificultan el acceso a la información y la comunicación telefónica o
por correo electrónico con sus familiares y amigos en Cuba".

Finalmente, los firmantes se pronuncian por la aplicación de "métodos
pacíficos para el logro de los ideales plasmados en esta declaración, a
través del diálogo y el libre intercambio de las ideas, convencidos de
que sólo la evolución de la conciencia ciudadana nos puede conducir a un
orden de armonía, reconciliación nacional y de respeto a todos los
derechos fundamentales".

Sería valioso que las páginas de Granma, u otro espacio de prensa o
difusión, reflejaran también estas propuestas, a fin de permitir que los
ciudadanos, y no los voceros del régimen, consideraran por sí mismos
cuál representa mejor las aspiraciones y esperanzas de la nación.

http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/ni-la-nacion-ni-la-emigracion/(gnews)/1206680400

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