Wednesday, January 23, 2008

Los ecos de Juan Pablo II

RELIGIÓN-CUBA: Los ecos de Juan Pablo II
Por Dalia Acosta

LA HABANA, 22 ene (IPS) - El mensaje de Juan Pablo II repercute aún en
la actuación de la Iglesia Católica de Cuba, sumergida en el debate
actual sobre los cambios sociales inminentes en este país caribeño, que
recuerda esta semana la visita hace 10 años del ahora fallecido Papa.

Con la presencia de Juan Pablo II (1920-2005) entre el 21 y el 25 de
enero de 1998, la comunidad católica cubana ganó mayor visibilidad y
reconocimiento entre la ciudadanía, al tiempo que logró la concesión de
algunos espacios públicos de expresión por parte del Estado, un gesto
significativo luego de más de tres décadas de frecuentes tensiones.

Para el escritor Roberto Méndez, la presencia de ese Papa "fue una
especie de 'confirmación' para la Iglesia cubana, un reconocimiento de
su existencia y vitalidad" frente a quienes la tildaban de débil o
manipulada por las autoridades, o bien la miraban con recelo por
considerarla un enclave de una nación extranjera: El Vaticano.

"Además, favoreció el acercamiento de muchas personas distanciadas por
años de la Iglesia o que simplemente no la conocían", dijo Méndez a IPS.
Aunque se estima que el número de fieles no creció notablemente tras el
periplo papal, aumentaron los bautizos, bodas y primeras comuniones, a
la par de la asistencia juvenil a acciones pastorales.

Según estudios realizados por el Centro de Investigaciones Psicológicas
y Sociológicas (CIPS), la religiosidad católica no es la más extendida
en la isla, donde conviven diversas denominaciones cristianas
protestantes, cultos de origen africano, prácticas espiritistas y otras
creencias populares espontáneas y menos estructuradas.

Después de la visita de la máxima figura del Vaticano, "aparecieron
espacios que eran nuevos o habían estado muy limitados antes, como las
casas de oración y las misiones en el campo o en barrios periféricos, se
convirtieron en 'comunidades sin templo'", señaló Méndez, que se
reconoce como laico católico.

La apertura incluyó también la autorización para realizar procesiones,
algunos eventos culturales y el acceso a la radio y la televisión
estatales, sobre todo de alcance local, en festividades como la Navidad.

"En cuanto a la presencia en los medios de comunicación se ha avanzado
algo, si se piensa en 10 años atrás, pero no lo suficiente en un mundo
cada vez más interconectado por los medios de comunicación", indicó a
IPS Orlando Márquez, director de la revista Palabra Nueva, de la
arquidiócesis de La Habana.

Los reclamos por la falta de un espacio propio en los medios y la nula
influencia católica sobre el sistema de educación fueron respaldados por
Juan Pablo II, quien reivindicó el deber de la Iglesia "de dar una
formación moral, cívica y religiosa, que ayude a los jóvenes cubanos a
crecer en los valores humanos y cristianos".

"Aunque es posible ver mayor contacto del mundo intelectual o académico
con la Iglesia, es evidente que darle participación en el sistema
educacional cubano no está, de momento, en los planes, aunque aquí
pudiera aportar su rica experiencia en un momento de crisis en este
sector", apuntó Márquez.

En esta isla caribeña, las escuelas católicas fueron cerradas a
comienzos de la década del 60, como parte de la nacionalización de la
enseñanza decretada por el gobierno de Fidel Castro, a lo que siguió la
implantación de un sistema de educación universal y gratuita, sustentada
en la filosofía marxista.

La preparación de la visita del Papa puso a la jerarquía católica y las
autoridades a trabajar juntas, sólo cinco años después del último
episodio de confrontación a causa de la pastoral "El amor todo lo
espera", mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba
duramente criticado por la prensa oficial y representantes del gobierno.

Esas jornadas previas al arribo del Papa crearon "espacios de diálogo,
que, si bien no han sido fluidos siempre, facilitaron un 'refrescar' de
las relaciones y evitaron la mutua 'satanización' como ocurrió en otros
momentos", observó Méndez.

La distensión se hizo evidente tras el retiro temporal de su cargo del
presidente Fidel Castro, el 31 de julio de 2006, cuando los obispos
llamaron a sus fieles a ofrecer "oraciones para que Dios acompañe en su
enfermedad" al gobernante cubano, "e ilumine a quienes han recibido
provisoriamente las responsabilidades de gobierno".

La celebración por el décimo aniversario de la visita de Juan Pablo II
tendrá su momento más relevante en febrero próximo, cuando llegue a La
Habana Tarscisio Bertone, Secretario de Estado de la Santa Sede, quien
espera reunirse con el mandatario en funciones Raúl Castro.

La Iglesia ha manifestado su beneplácito por el debate que ocurre desde
inicios de 2007 en Cuba sobre el presente y el futuro del país. Mediante
artículos en revistas católicas y mensajes en diversas festividades, la
comunidad y la alta jerarquía eclesial han opinado sobre la necesidad de
cambios políticos, sociales y económicos.

Carlos Manuel de Céspedes, vicario de La Habana, estimó en un texto para
Palabra Nueva, que los cambios en Cuba, "no pueden ser reducidos a
'cosas', llámense estas estructuras de poder, reorganización de la
economía, sustitución de responsables de algunos sectores de la
administración pública".

Más bien, en su opinión, se trata de transformar las personas, "el mundo
interior de cada uno de nosotros".

En la homilía del pasado 1 de enero, el cardenal Jaime Ortega calificó
de "paso prometedor" la anuencia oficial a los debates vividos en la
isla en 2007. Antes, en su mensaje por la Navidad, había ofrecido la
oración y contribución de la Iglesia Católica "para que se encuentren
soluciones reales y eficaces que favorezcan caminos de esperanza".

Para el director de Palabra Nueva, la Iglesia Católica estará presente
en este diálogo nacional "con toda su fuerza, que es únicamente moral, a
través de la palabra y el testimonio, estimulando lo que nos hace crecer
como nación y criticando lo que nos limita y disminuye".

"Y será siempre un mensaje de esperanza, de creer en la bondad que hay
en todo ser humano y que la vida en Cuba puede ser mejor desatando la
capacidad generadora de bondad y progreso que existe aquí mismo",
aseguró Márquez. (FIN/2008)

http://ipsenespanol.net/nota.asp?idnews=87227

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