Publicado en El Nuevo Día, de Colombia, enero, 23 de 2008
Elecciones en Cuba, un ejemplo indigno de imitación
Por Yaxys D. Cires Dib*
Desde una ciudad europea y por recomendación de un amigo acostumbro a
consultar la versión online del periódico El Nuevo Día. Por ello, el
pasado martes 22 tuve la oportunidad de leer un artículo de Rodrigo
López Oviedo titulado: "Cuba: unas elecciones ejemplares" , en el que
realizaba una apología al sistema electoral cubano. Agradezco al
equipo de este medio de comunicación por permitirme el derecho a
réplica que como cubano debo ejercer.
Reconozco que los sistemas democráticos latinoamericanos no son
perfectos. Como han tenido que abrirse camino en medio de situaciones
de alta vulnerabilidad, presentan diversas deficiencias a corregir.
Estoy en condiciones de mencionar cantidad de ejemplos de ello, tantos
como los que podrían señalar sus detractores. Pero también hay que
reconocer que la democracia, principalmente en temas electorales, ha
mejorado. Por mencionar algunos aspectos positivos: el fraude
electoral no sale tan impune como antes, los resultados suelen
conocerse el mismo día, es raro que un proceso electoral no cuente con
observadores internacionales y el ciudadano tiene la posibilidad de
decidir entre diferentes opciones políticas. De hecho, los líderes
neopopulistas actuales han llegado al poder por la vía electoral. Sin
embargo, López Oviedo en su artículo prefiere presentar a las
elecciones cubanas como ejemplo, cuando son todo lo contrario a lo
señalado anteriormente y a la democracia en general.
Para que unas elecciones sean democráticas y por ello al menos
ejemplares en su concepción, deben garantizar la participación de los
diferentes partidos, cosa que en las cubanas no sucede. En Cuba los
opositores, y cualquier ciudadano incluso sin pretensiones
partidistas, son perseguidos y encarcelados solamente por pensar y
opinar distinto al régimen que impera. Existe una ley que les llevaría
a la cárcel por ello: la conocida como Ley Mordaza, que el gobierno se
reserva como medida de coacción legal. Existe un solo y todopoderoso
partido: el comunista, y los otros son ilegales y representan, según
el gobierno, a "los intereses del imperialismo yankee" (mentira que
pretenden que aparezca también como una forma "moral" de reprimir las
disconformidades del pueblo con el gobierno, una mezquina
justificación para secuestrar los derechos y libertades de los
ciudadanos). Esta criminalización de la diferencia es la que hace que
los candidatos -los comunistas- en Cuba no necesiten hacer
proselitismo electoral. ¿Ante cuáles contrincante lo harían? Por ello,
todas las votaciones en la Asamblea Nacional del Poder Popular siempre
han resultado unánimes.
La necesaria participación de diferentes partidos no es producto de la
ocurrencia de alguien, sino una exigencia democrática que los propios
Gobiernos, entre ellos el de Cuba, han plasmado y firmado en las
declaraciones de las Cumbres Iberoamericanas. Además, el
pluripartidismo representa la diversidad de opciones económicas y
políticas existentes en toda sociedad, entre ellas la cubana.
Sólo alguien que no conoce la realidad de la isla caribeña puede dar a
entender que el Partido Comunista de Cuba (PCC) se mantiene al margen
del proceso de elaboración de las candidaturas. La Ley Electoral
cubana dice que éstas serán elaboradas por las Comisiones de
Candidaturas, entes que estarán integrados por las diferentes
organizaciones de masas. Pero en realidad estas supuestas
organizaciones (que siguiendo convenientes convenciones han sido
rebautizadas en los últimos años como Organizaciones No
Gubernamentales, a pesar del origen, financiación y control por parte
del Gobierno y el Partido) son correas de transmisión del dominio
oficialista o para ser más concretos: son parte del propio
oficialismo. Además, sin ir más lejos, la Constitución de la República
en su artículo 5 expresa: "El Partido Comunista de Cuba,(...) es la
fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y
orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción
del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista." Más claro, ni
el agua.
Dicho esto, podríamos preguntarnos ¿si es tan antidemocrático el
sistema electoral cubano, por qué arroja tan alta participación? La
respuesta está en el carácter represivo del régimen. El que se niegue
a votar puede enfrentar marginación social, expulsión del trabajo y
hasta actos de repudio en sus propias viviendas. Acciones más duras
enfrentaran los que pidan abiertamente la abstención.
Sería difícil por razón de espacio exponer toda la realidad del
sistema electoral cubano. Por ello exhorto a que cuando vayan a Cuba
no solo visiten lugares y hoteles vedados para los cubanos y lleguen a
donde está la gente común. No creo que les hablen mucho de elecciones,
pero sí de lo difícil que es en Cuba escapar del guión que el régimen
impone.
Finalmente, en un país democrático López Oviedo puede libremente
expresar lo que desee del sistema cubano, hasta el punto de presentar
como ejemplo algo que es precisamente indigno de ser imitado; puede
también criticar el sistema electoral colombiano si quiere. Pero lo
que no puede hacer López Oviedo es irse a vivir a Cuba y criticar el
sistema allí existente sin estar dispuesto a verse encerrado en la
cárcel o, ya que por suerte es extranjero, ser despedido hacia su país
sin mayores contemplaciones. El día que lo intente y cuando lo
previsible ocurra, estaré yo desde una ciudad europea defendiéndole.
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*El autor es abogado, con master en Derecho Mercantil, Derecho
Internacional y Relaciones Internacionales. Becario de FAES en un
Master en Acción Política.
http://baracuteycubano.blogspot.com/2008/01/elecciones-en-cuba-un-ejemplo-indigno.html
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