Saturday, January 12, 2008

La eterna culpa de los otros

Economía
La eterna culpa de los otros

Informe económico de 2007: La responsabilidad de todo la tiene el totí.

Yodel Pérez Pulido, Manaos

jueves 10 de enero de 2008 6:00:00

Uno de los mejores "actores" del escenario político-económico de la Isla
es, sin dudas, José Luis Rodríguez. Cada año, el ministro de Economía
—pausado, apenas altivo—, junto a Osvaldo Martínez, asesor económico de
la Asamblea Nacional, intenta disimular, y quién sabe si ocultar, el
gran engendro de la supervivencia.

Una especie de película filmada con urgencia y con la tesis central de
que "sólo nosotros podríamos lograr tales avances", revive el gran
nerviosismo a la hora de rendir cuentas de los resultados a los mudos
parlamentarios que aprueban sin chistar lo discursado por quienes de
verdad "gobiernan".

Según cifras oficiales, desde 2004 Cuba ha incrementado su PIB en un
42%. Estadísticas que, aunque reconocidas por la CEPAL, muchos
especialistas ponen en duda ante la levedad de un crecimiento que no
reconoce y mucho menos refleja mejores condiciones de vida para la gente
de a pie. Esa que tiene que asumir los resultados con la frivolidad de
las letras grandes y rojas con que se publica la "novedad" en la prensa
oficialista.

Huracanes y lluvias

Otra vez, los grandes culpables de los incumplimientos económicos han
sido los fenómenos naturales. Aunque todavía no se recuerda un año en
que Cuba no haya sufrido los embates atmosféricos, los vientos fuertes y
las lluvias han sido "responsables" de los bajos rendimientos agrícolas,
la escasa producción de alimentos y la improductividad de diversas
empresas y organismos estatales.

Las lluvias no sólo dejaron sin casas a miles, sino que "incidieron
profundamente" en el bajo rendimiento económico. Otros fenómenos
externos, como la elevación del precio de algunos alimentos en el
mercado internacional y coyunturas políticas inestables, también fueron
declarados culpables.

Sin embargo, al parecer, estas adversidades no afectaron un elemento
singular dentro del puzzle económico nacional: la productividad del
trabajo, que se mide por la asistencia y vinculación del trabajador al
centro laboral, no importa si algún que otro día asiste a una reunión
política o sindical. Con las nuevas medidas decretadas por el régimen
para implantar más disciplina, los trabajadores se ausentaron menos este
año, según el propio gobierno. Un dato valorado casi como novedad en el
informe económico de 2007, que lo refleja con un crecimiento del 5%.

Por increíble que parezca, tampoco la "revolución energética" tuvo
problemas. El crecimiento (más político que real) se refleja en la
instalación de más grupos electrógenos y una disminución de los
apagones, debido al subsidio petrolero venezolano.

Lo más llamativo del discurso económico de fin de año, tragado
pasivamente por el 100% de los parlamentarios, tiene que ver con una
tabla nutricional que el propio ministro de Economía hizo pública. Según
los cálculos oficiales, los cubanos en 2007 elevaron su nivel
nutricional a 3.287 kilocalorías y consumieron diariamente 89,9 gramos
de proteínas. Estos datos, además de ridículos, resultan sumamente
controversiales en medio de la hambruna y los altísimos precios de los
alimentos, muchos inaccesibles para la gente común, como la leche y la
carne de vacuno.

Aunque este informe fue publicado por la prensa oficialista, su impacto
entre los cubanos apenas es conocido. Un análisis crítico no tendría
espacio en dichas páginas.

Los incrementos sustanciales en los sectores del transporte, la
industria y los servicios, que presenta el gobierno, también son
inverosímiles ante la dura realidad. Si algo creció en Cuba durante
2007, fue la incertidumbre. Aunque el discurso político asevere que
dichos avances tienen un impacto directo en la población, al igual que
"las obras sociales" vinculadas a la "batalla de ideas".

Sin producción no hay país

Si la venenosa carne de puerco subió de precio o escaseó a finales de
año, lo que no reflejó el informe económico —ni mucho menos las
"estampas navideñas" de la prensa— fue el aumento en las ventas de
manzanas. Las TRD (Tiendas Recaudadoras de Divisas) dispusieron de mayor
cantidad del producto y mucha gente compró la fruta importada para darle
más swing a las "nuevas" conmemoraciones.

Así podrían describirse algunos fragmentos del informe económico del
ministro de Economía, quien llamó a reducir en 2008 las importaciones de
alimentos como arroz, frijoles, leche, frutas y harina de trigo.

El llamamiento a no hacer planes económicos sin tener en cuenta los
recursos disponibles, y a una planificación y gestión económica más
eficiente, fueron otros de los aspectos positivos del informe, así como
la discreción al reconocer los avances en relación con ese estilo de
trabajo.

Al fin y al cabo, si algo se desprende del análisis sobre la verborrea
económica tradicional en la Cuba subvencionada por el petróleo
venezolano, es que muchos de los datos y hechos no son reales. Un país
no puede crecer si no produce, ni con hambre en la esperanza de la gente
y, claro está, en sus estómagos, y menos sin libertad, sin viviendas
para una vida digna…

Cuando se deje de mirar la paja en el ojo ajeno y se comience a
reconocer cuán improductivo es el engendro económico fidelista, los ojos
nacionales brillarán decorosamente.

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