Wednesday, January 23, 2008

ENERO GRIS

ENERO GRIS
2008-01-23.
Juan Mario Rodríguez, Periodista Independiente, Corresponsal en la isla
de Misceláneas de Cuba

Llegó el 20 de enero y se llevaron a cabo las votaciones a las que de
manera magistral el gobierno cubano convocó al pueblo. ¿Y ahora qué
sigue? ¿Qué pasará en los próximos cinco años de gobierno del nominado
Poder Popular?

El lunes último amaneció como cualquier otro día. Nublado y algo
lluvioso. Nada de entusiasmo por la victoria del domingo anterior, por
la patentización de la voluntad del voto unido por la Patria que más de
ocho millones de electores hicieron en las urnas. Ni siquiera el espacio
de la televisión Mesa Redonda ha abordado el acontecimiento.

Entonces, ¿por qué lo hicieron? Obviamente porque el pueblo cubano -la
mayoría- no está a la altura de los tiempos en que vive la humanidad.
Estrechando las márgenes geográficas, a la altura de los pueblos de
Venezuela y Bolivia, por ejemplo, con todo y sean sus respectivos
gobernantes socios del cubano en la desafortunada aventura neosocialista
del ALBA (Alternativa Bolivariana para la América).

En Venezuela el pueblo dijo NO rotundamente a la reforma constitucional
que el presidente Hugo Chávez diseñó para perpetuarse a la cabeza del
ejecutivo, entre otras llamativas pretensiones. Por su parte, la Bolivia
de Evo Morales se encuentra dividida peligrosamente, situación agravada
con el pronunciamiento del Poder Judicial hecho en la III Cumbre
Judicial de la Corte Suprema de Justicia celebrada la pasada semana en
La Paz, que declaró ilegal la Constitución aprobada en el mes de
diciembre del 2007.

En ninguno de los dos países los presidentes pro castristas han logrado
doblegar el espíritu democrático de sus ciudadanos. En Cuba, por el
contrario, duele reconocer, el pueblo languidece por exposición a la
ideología comunista durante casi cincuenta años y por la represión de
corte leninista a que ha sido sometido desde 1959.

Los cubanos votaron el pasado 20 de enero por las supuestas conquistas
revolucionarias y por las transformaciones -la palabra cambio horroriza
al gobierno- que se necesitan hacer y que ocurrirán "poco a poco",
consuelo emanado del gobernante interino al ejercer su derecho al voto.
Para ello no fué necesaria la presencia de observadores internacionales,
porque el ejercicio realizado corresponde a "asuntos internos de nuestro
país", según declaró el presidente de la Comisión de Relaciones
Internacionales del Parlamento cubano.

Según la perspectiva de la nomenclatura, a nadie debe interesarle que
los cubanos votaron por un gobierno totalitario, para que perduren la
cartilla de racionamiento de alimentos y la situación del transporte
continúe desvelándonos. Votaron por el confort que brinda el
hacinamiento generalizado en que vivimos, y por la satisfacción de no
ver cumplida la meta estatal de construir 150 mil viviendas anuales. Por
alcanzar cifras cada vez más altas de profesionales de la salud y la
educación que prestan servicios en otros países, en detrimento de la
calidad de vida nacional. Votaron porque la corrupción siga siendo el
estilo y razón de vivir, y para que los inconformes continúen
integrándose a la vecina provincia Miami.

En Cuba, señoras y señores partidarios del castrismo, no se ejercitó la
democracia. Aquí se violó la voluntad de quienes, asistidos por los
derechos que todo ser humano tiene al venir al mundo, intentaron hacer
que se escucharan sus reclamos contra el proceso. El gobierno cubano
teme a las minorías, porque conoce muy bien las consecuencias que
producen el crecimiento aritmético de éstas tras los reconocimientos.
Por eso, en Cuba no hay espacio para disensiones.

El 20 de enero del 2008, sin dudas, será recordado como una página
triste en el oscuro capítulo de la historia de Cuba, al que, con total
imprecisión y falta de rigor conceptual, han dado en llamar Revolución.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=13606

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