Por Fernando García / Lavanguardia.es
15 de enero de 2008
La Habana, Cuba - bitacoracubana.com El estreno de 'Fuera de Liga' se ve
como un gesto esperanzador: muestra a ídolos que huyeron a Estados Unidos
Es el fin de la pena de muerte social en Cuba; la derogación de la ley
no escrita que condenaba al vacío al que se fugara. La televisión
pública cubana mostró y dio voz el sábado, en riguroso aunque tardío
estreno de transparencia, a algunos de los más célebres jugadores de
béisbol o peloteros fugados del país en busca de la fortuna de las
Grandes Ligas y mayores bolsas. Fue a través de la transmisión, en Canal
Habana, de la película Fuera de Liga: un documental de 70 minutos
realizado en el 2003 por Ian Padrón y censurado hasta ahora; inútilmente
por cierto, puesto que las copias piratas en DVD llevaban años
circularon con fluidez por toda la isla.
"Estoy lejos pero estoy cerca. No soy un traidor". Así habla en el filme
el ya mítico lanzador cubano Orlando el Duque Hernández, que ahora juega
en el New York Mets por cinco millones de dólares al año. La cifra
multiplica por más de mil -quizá por 10.000 y más- lo que un gran
deportista podía cobrar en la isla en 1997, cuando él decidió
aventurarse en un viaje hacia el norte que pronto lo llevaría hasta el
olimpo de los Yankees de Nueva York.
"He tenido la oportunidad de jugar en los dos mejores equipos del mundo:
los Yankees y el Industriales", dice precisamente el redivivo pitcher en
la película, equiparando el famoso equipo neoyorquino con el mejor
conjunto de Cuba, al que está dedicado el documental de Padrón. "Soy y
seré del Industriales hasta que la muerte nos separe", añade el Duque, y
entonces se atraganta y simula una pausa publicitaria para esquivar la
emoción: "Vámonos a los comerciales, brother".
El estreno de Fuera de Liga, recibido en los sectores reformistas de la
isla como un nuevo gesto esperanzador en los albores de una transición
inevitable, no sólo representa la ruptura del tabú oficial sobre los que
desertaron de la Revolución; el filme es también una insistente llamada
a la reconciliación. Sin excluir algunas críticas de aficionados
defensores del ostracismo total contra los "traidores", lo que prevalece
en la película son las ideas de tolerancia y perdón; de comprensión para
los que "no por haberse ido a vivir a Miami han perdido el lugar que se
ganaron en la historia de un equipo como el Industriales", según lo
expone el escritor y forofo Leonardo Padura.
"Si se sienten cubanos, yo creo que hay que contar con ellos", opina el
entrenador del equipo, Rey Vicente Anglada. "Ojalá Dios quiera que un
día nos podamos reunir todos", desea el que fue gran pitcher Manuel
Hurtado. "Sería bueno eso: poder echar un jueguito de exhibición allá en
el Latinoamericano (estadio de La Habana) y luego irnos todos a tomar
dos cervecitas al hotel Nacional", sueña el ex lanzador René Arocha,
primer jugador cubano en entrar en las Grandes Ligas y hoy director de
una escuela de béisbol en Miami. "Se debe contar con los de aquí y los
de allá", resume Lázaro Vargas, tercera base del Industriales en el
momento de rodarse el documental.
La película da cuenta de las enormes privaciones de los deportistas
cubanos, ahora no obstante en mejor situación que hace unos años gracias
a la política de "estímulos" -casas, coches, dólares...- con que el
Gobierno combate a duras penas la tentación de los fichajes millonarios
en el exterior. Padrón también pone el micro a las quejas de los
aficionados por la ausencia o excesiva carestía, en Cuba, de esos
elementos, prendas y fetiches con que los hinchas de todo el mundo
expresan su fidelidad a los colores.
Los jugadores relatan entonces cómo muchas veces emplean sus propios
equipamientos para "resolver con un médico" o conseguir un buen trato
"del mecánico, el carnicero o el bodeguero", que a falta de pesos se
conforman con una camiseta o una gorra.
"Yo ya no tengo ni uniformes ni nada", lamenta Lázaro Vargas. El
documental finaliza con un plano suyo despidiéndose desde el coche, un
machacado Lada pendiente de una reparación improbable. Acaba así la
historia de unas miserias y grandezas deportivas y de otro tipo que todo
cubano, aficionado al béisbol o no, conoce de sobra desde hace largo
tiempo. Lo nuevo, y no poco, es que todo eso salga en la tele.
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=6076
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