Katherine Hirschfeld vivió nueve meses en la Isla y fue afectada por una
epidemia de dengue. En 2006 publicó un libro que causó polémica entre
los estudiosos de EE UU.
Ivette Leyva Martínez, Miami
sábado 12 de enero de 2008 15:48:00
Cuando la estudiante norteamericana Katherine Hirschfeld, enfermó de
dengue en Cuba, todas su ideas sobre el sistema de salud pública de la
Isla comenzaron a caer como un castillo de naipes.
Hirschfeld vivió en la Isla nueve meses entre 1996 y 1998, como parte de
sus estudios de doctorado de Antropología. En 2006 publicó Health,
Politics and Revolution in Cuba since 1898, una inusual obra dentro de
los círculos académicos de Estados Unidos, que disecciona del mito de la
salud pública cubana.
El libro combina la experiencia de Hirschfeld como paciente de dengue y
estudiosa del sistema de salud en los noventa con un análisis de la
influencia de Estados Unidos en ese sistema desde 1898 hasta el período
pre-revolucionario.
Hirschfeld, actual profesora asistente de Antropología de la Universidad
de Oklahoma, ofreció una conferencia el jueves en la Casa Bacardí de la
Universidad de Miami tomando como punto de partida los mitos que ha
ayudado a difundir el documental Sicko de Michael Moore.
"Es evidente para los que hemos conocido de primera mano el sistema de
salud de Cuba, que lo que se ve en el documental es una puesta en
escena, una falsificación", afirmó Hirschfeld. Sin embargo, esa imagen
es la que predomina en muchos sectores de Estados Unidos.
"La gente proyecta en Cuba sus esperanzas e ideas sobre un buen sistema
de salud, eso forma parte del fenómeno del mito. Cuba es una gran laguna
para los investigadores estadounidenses. La mayoría se basa en las
estadísticas oficiales del gobierno cubano que publican las revistas
médicas, las cuales no son cuestionadas; casi ningún investigador viaja
allá, o si lo hace es por muy poco tiempo y se mantiene en instituciones
oficiales, o no habla español, o no comprende los giros cubanos del
idioma", indicó.
Víctima de una epidemia 'secreta'
Hirschfeld tuvo la inusual oportunidad de pasar un tiempo largo en la
Isla y convivir con una familia en Santiago de Cuba. "Al principio yo
era la extranjera estúpida. Pero cuando uno entra en la dinámica de una
casa cubana, la perspectiva cambia. El almuerzo es como un momento de
revolución: la gente comienza a quejarse de las carencias que tiene, a
pensar en la comida que desea y en cómo obtener las cosas te convierte
diariamente en un criminal a causa de todas las prohibiciones", recordó.
"Esa experiencia no la tienen los investigadores académicos por lo
general", dijo.
Aunque en Santiago de Cuba circulaban rumores sobre una epidemia de
dengue, durante las entrevistas de Hirschfeld a médicos de la familia
estos negaban la información. Hasta que ella misma enfermó.
"Las primeras enfermeras que me vieron se negaron a darme un
diagnóstico, y eso ya comenzó a parecerme sospechoso; cuando les
pregunté si era dengue dijeron que iban a llevarme a un hospital, y
cuando dije que no quería ir me di cuenta de que esa opción no existía",
relató.
La ambulancia nunca llegó y un vecino tuvo que llevarla a la clínica
para extranjeros de Santiago de Cuba. "Cuando llegué, el personal médico
estaba viendo una película. Sólo cuando esta terminó fueron a
examinarme, y decidieron que no tenían medios apropiados para tratarme
allí, de modo que me enviaron a un hospital común y corriente".
Hirschfeld fue colocada en una sala con 20 enfermas de dengue, y su
sorpresa fue mayor cuando vio a un guardia armado custodiando la puerta.
"Dios mío, pensé. Estoy en un lugar que no existe".
Durante su estancia de varios días en el hospital, Hirschfeld nunca fue
vista por un médico. Los paramédicos le hicieron un par de exámenes
—ultrasonido, prueba de sangre—. Afortunadamente, padeció una variante
leve del virus, pero la vivencia fue aleccionadora.
Autoritarismo, negligencia y escasez de recursos
"El hospital no tenía una condiciones sanitarias adecuadas. El dengue es
trasmitido por un mosquito y no había aire acondicionado, las ventanas
estaban abiertas permitiendo la entrada de esos vectores, vi una mancha
de sangre en el piso durante días sin que nadie la limpiara", rememoró.
Ese panorama, asegura la académica, tiene ecos de lo sucedido en Europa
oriental y también de la realidad cotidiana de otros países del Tercer
Mundo. La diferencia con estos últimos, dijo, es que en el caso cubano
las autoridades se empeñan en mantener una imagen idílica que no existe.
"Cuando escasean los recursos, los hospitales se convierten en vectores
que propagan enfermedades", afirmó.
Los esfuerzos de Hirschfeld por obtener cifras de la epidemia de dengue
y su extensión fueron infructuosos, y en una ocasión en que intentó
obtener otras estadísticas le informaron para su asombro que eran secretas.
La profesora de Antropología considera que el autoritarismo en el
sistema de salud pública es coherente con un país donde no se puede
difundir la Declaración Mundial de los Derechos Humanos.
"No hay leyes de derechos de los pacientes, ni ninguna noción de
derechos humanos dentro del sistema de salud de Cuba… Los pacientes
acatan lo que dicen los médicos y lo que establece el sistema de salud.
Si hay casos de mala práctica, la gente no se atreve a denunciarlos".
En el caso de brotes de enfermedades tropicales, "hay miedo a
contradecir la versión oficial. La epidemia de dengue que yo viví fue
denunciada ante los organismos internacionales de salud por el doctor
Dessy Mendoza y por eso fue encarcelado. Si una epidemia es secreta no
se puede lanzar una campaña de prevención, lo cual, en el caso de ese
brote de dengue, hizo que se propagara la enfermedad. Ni siquiera se le
advierte a los turistas", afirmó.
Mendoza fue condenado a 8 años de prisión por "propaganda enemiga",
cumplió uno y medio y fue obligado a exiliarse.
Dudas sobre las estadísticas que exhibe el régimen
En cuanto a algunas de las estadísticas más preciadas del régimen, como
la baja tasa de mortalidad infantil, Hirschfeld dijo que es difícil
saber si son confiables. Más allá de eso, "el sistema cubano está
volcado a indicadores como ese, sin importar los métodos para lograrlo,
u otro tipo de atención médica que tengan que sacrificar".
"Muchas mujeres con embarazos de riesgo suelen ser obligadas a
internarse en las casas maternas de donde no pueden irse, y en al menos
un caso supe de una esterilización forzada a una con problemas repetidos
en sus embarazos", afirmó.
El libro de Hirschfeld encontró gran resistencia entre sus colegas de la
academia estadounidense, al contradecir las informaciones usualmente
manejadas para el estudio del sistema de salud cubano.
"Pedirles a ellos que vieran más allá parecía como pedirles que vieran
los invisible", acotó. A pesar de eso, "los académicos jóvenes son más
flexibles y la gente está más lista ahora para escuchar sobre Cuba algo
que vaya más allá de lo que dice la mitología", aseguró.
No comments:
Post a Comment