Friday, November 10, 2006

La Cabeza de Castro

La Cabeza de Castro
2006-11-09
Julio San Francisco, escritor cubano

La estatua de castro ya existe. Un escultor la hizo por error, por
casualidad, por descuido, porque se chupaba los dedos en una tarde de
lluvia y no encontró otra cosa mejor que hacer, porque quería quedar
bien con Dios o con el Diablo, con uno de los dos y con Fefa. No. La
hizo porque creía acaso que castro la merecía. Esta estatua cabeza de
muerto ahora es lo mejor que ha podido pasarnos a los cubanos porque es
el principio del fin de su leyenda.

Resulta que después no resultó, se había equivocado, no era un héroe, ni
una deidad. Lo convocan. Le dicen, le explican. Oye y llega a la
conclusión de que se trataba de un tirano de mierda, de la persona que
más daño ha hecho a los cubanos y a la izquierda latinoamericana, de un
tenaz mitómano que se creyó que lo que decía era muy interesante y podía
interesar a todos durante 7 horas.
Esto también funciona, ahora la estatua indeseable no será puesta en el
parque, no sirve en su parque, pero no se joderá la ceremonia. Lo
contrario también merece una concentración y una manifestación. Qué voy
a hacer yo, autor, con una estatua que hice, que ya existe, que ya tuvo
el marketing del arte y el ritual y que, por supuesto, nació con esa
necesidad de ritual de la especie (vamos a poner especie con mayúscula
que estamos hablando del hombre, en todo caso no importa que no sea para
tanto) Especie.

Bien. Pues qué hago con la puta estatua que me quema las manos y el
alma. Hombre algo habrá que hacer, algo colectivo, quiero decir, útil,
pedagógico. Se puede tirar al profundo mar, se puede dejar caer sobre
una selva tupida y también profunda, se puede moler como el café, se
puede derretir o diluir, se puede envolver en papel de periódico Granma
o El País, si no queda más remedio, se puede colgar en la farola más
alta del futuro de La Habana, se le puede echar a las fieras, digamos a
los cerdos bellos.

Tenemos muchos verbos del gran español para poder ponerle a la cabeza
muerta del hombre que no fue capaz de garantizar en 50 años, cifra
redondeada, que un bus pasara puntual por la rotonda de Cojímar, de un
hombre que en medio siglo no fue capaz de garantizar que el enemigo
imperialismo, malvado y pérfido nos invadiera con todas sus 82
divisiones aerotransportadas a nosotros, el su enemigo a muerte y mortal.

Qué se hace con un tío así, joder, que representa lo más retrógrado y
arcaico de la civilización contemporánea: la violencia política! Pues
qué se yo, pero algo hay que hacer con esta maldita estatua que existe
por equivocación, o por error, o por ambición, algo hay que hacer. Sí,
pero tiene que ser algo grande. Nunca se puede tratar de llevarla para
la casa y ponerla en un rincón del estudio. Jamás eso, que no es de
humanos. A este tipo tenemos que desmitificarlo, desmitificarlo. Estuvo
50 años invirtiendo toda la fortuna de un país en hacer creer que era un
dios, bueno, noble, elegante, justo, bello.

Bien, señores, pues de eso se trata: Muy importante. Tendremos que
dedicar 50 años más a explicar la verdad. De qué se trató y de qué se
trata. Todo el mundo tendrá que saber que los cubanos también amamos la
libertad, pero hay un grupo que luchó por ella. Así que no está demás
quemar la estatua en una ceremonia de credulidad, con la verdad sí se
cae Fidel Castro, le echamos paja, alcohol, alguna gasa y algún colchón
y alcohol y mucho alcohol con gasolina y queroseno y también alcohol de
90ª y mucho fósforo y fosforera y fuego y llama y candela, candela pa´
él (ahora sí lo puedo poner con minúscula) ya esto se acabó. Ahora
tenemos que ser consecuentes. Realmente hemos sufrido mucho los cubanos,
aunque muchos no se enteraron.

Esta es la mitad de la pieza, la mitad de la película, la mitad de la
obra, la otra puñetera mitad, que nos espera porque esto no fue fácil.
Pero no voy a contarlo, los cubanos lo sabemos, o ¿Todavía no? No,
parece que no. Ellos son muy justos y exactos.

No me jodan. Vamos a divertirnos. Vamos a sacarle algo o, mejor, mucho a
esta equivocación de este idiota que se creyó lo que le contaron a
primera vista.

Muy bien, señores, muy bien. A divertirnos y no me digáis que es pecado,
o que es de mala clase, o de mala educación, o de mal talante o de mala
estirpe o de baja estofa o de baja estopa eso de quemar una estatua, de
quemar arte, arte, arte.

Métele fuego, que el fuego purifica. Y fíjense, no es lo peor que ha
hecho la especie y nos podemos divertir y contribuir al mejoramiento
humano y toda esa mierda. La Especie no va a ser más ni menos porque
quememos una cabeza muerta, que tal vez no esté tan muerta. Ojo que ya
lo dije, lo dijo, lo dijeron. Miren. Esta bien. Después de todo, somos
artistas y el arte lo permite todo. No hay más que hablar. Algo hay que
hacer, hombre, algo hay que hacer. Te lo estoy diciendo, coño, con esta
cabeza de mierda y con todas las que haya por ahí.

Ah, pues está bien, de todas manera los cubanos ya estamos condenados
por toda la vida a estar divididos y separados por la historia, los
libertarios y los brutalitarios, los que creyeron en la democracia y la
libertad y los que estuvieron conformes con la migaja y el juego de
pelota que le dieron.

Ese es el gran mérito de ese tipo: haber dividido al cubano en dos
grupos, en los dos grupos que siempre existen en todo lugar o país, o
donde sea, pero que no siempre están tan bien dibujados, tan
dibujaditos. Ahí están los dos grupos, las dos mitades, los dos pedazos
de Cuba: el de Pérez LÓPEZ y el de PAYÁ, más o menos. Y los que sean
artistas que conviertan en arte esta vulgaridad. Yo que soy escritor,
la convierto en Literatura.

Sí, Señor. De todos modos, todo es una religión, un ritual, y en algo
hay que entretenerse al fin. Es la eterna historia de la Especie. Menos
Mal que nos dio por quemar una estatua de palo. Soy un ser humano
normal, como todos, no más.

En esas llamas gravitarán los fusilados, los prisioneros, los
desterrados, los que murieron lejos de todo. Qué más da. Ahora ya
tenemos completada la mitología.. Y nosotros que somos cubanos, no digo
yo. Esta estatua nos cayó del cielo, carajo. Ahora, para referirnos a
algo indeseado podemos decir "La cabeza de castro" o "El busto de
castro" Esto ya es y será por muchos años, tal vez por siempre
eternamente así.

Ahora lo que hay que lograr es que la familia, la amistad y ser cubano
estén otra vez por arriba de la política y de todas las cosas. Así Cuba
progresará sola y el país no estará eternamente partido en dos pedazos.
Nada más, chaval Métele candela, que comience el gran fuego, arriba.
Fuego. Que arda. Al fin hemos ganado el juego como siempre se le gana a
los tiranos a pesar de la indecente izquierda que lo apoyó. Ellos saben
que es el final. Qué fiesta se va a montar. Más fuego que el rostro de
un tirano no puede ser una obra de arte. Más fuego. Que arda, coño, que
bastante que me jodió.

Nota: El polémico proyecto del escultor Daniel Edwards en tributo al
gobernante cubano Fidel Castro no tendrá ya como destino el Central Park
de Nueva York, sino una hoguera gigante en Miami.
Tras una avalancha de testimonios de exiliados cubanos a través de la
radio local, Edwards desistió el miércoles de sus planes iniciales y
optó por traer la escultura de cinco pies a Miami para destruirla e
incinerarla.
'No puedo ignorar el profundo dolor de esta comunidad', declaró el
artista, de 41 años, quien viajó a Miami por invitación de la emisora La
Kalle 98.3 FM. ``Es algo que no puede entenderse hasta que no se escucha
de cerca, hasta que no sientes esa emoción'.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=7672

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