Friday, November 24, 2006

Vale todo

POLITICA
Vale todo

Juan González Febles

LA HABANA, Cuba - Noviembre (www.cubanet.org) - A lo largo de cuarenta y siete años la policía de Seguridad del Estado ha desarrollado su propio manual. Este ya no es el manual de la KGB o la Stassi, es por así decirlo, su versión tropicalizada. Una parte nada desdeñable de este manual trata el método para mantener las calles bajo control.

Que las calles sean para los revolucionarios es la meta que debe mantener a todo costo la policía de Seguridad del Estado. Para ello, y con ayuda de la dictadura china, existe un sofisticado sistema de control electrónico. Además del seguimiento y la vigilancia ejercida tanto a pie, como desde vehículos de todo tipo, cada periodista, cada opositor, cada disidente político es espiado electrónicamente en todas las formas imaginables.

Es a partir de este espionaje sin tregua y sin pausa que la Seguridad conoce de antemano cada asonada y cada actividad opositora, aun y cuando esta no haya sido previamente anunciada.

Para la obtención de esta información tanto sirven los espías infiltrados como los indiscretos de buena fe. El lema de la policía de Seguridad es, sin dudas, "vale todo".

Cuando la policía de Seguridad tiene conocimiento previo de una actividad opositora, estudia el terreno y lo ocupa. Esto quiere decir que proceden a preparar el escenario. Lo hacen cuando no pueden frustrarla con arrestos o advertencias preventivas.

Si deben actuar sobre el terreno, convocan a su gente en proporción de 10 a 1. Por cada opositor o disidente, habrá diez miembros o colaboradores de la policía. Si se trata de la calle, colocaran puestos de venta de comidas o bebidas. Se inventará una actividad cultural o recreativa. Un audio atronador servirá para asordinar la actuación -en ocasiones violenta- de la policía. La Seguridad del Estado no respeta para nada derecho ciudadano alguno.

Otro método consiste en manipular elemento lumpen que invariablemente disfrazarán como pueblo. Usan con harta frecuencia a los cinco o seis incondicionales con que cuentan en cada barriada. Estos son los llamados "factores". Así se organiza la supuesta "espontaneidad". Esta se desplaza en camiones, ómnibus u otros medios propiedad del estado. Son los protagonistas de los "mítines de repudio".

Como los policías de Seguridad no se caracterizan por sus escrúpulos o frenos morales, disponen de una amplia gama de recursos. La recopilación de información sobre "el enemigo" abarca parcelas de la vida privada.

Se violentará la privacidad y no quedará a salvo nada: valen las infidelidades conyugales o las opciones de la esfera sexual no reconocidas.

Trabajan tanto con la verdad íntima como con la verdad prefabricada o trucada, con mayor o menor habilidad. En el primer caso como elemento de chantaje, en el segundo para simplemente desacreditar.

Los chantajes o el simple cohecho son elementos regulares de trabajo de estos señores. Sus sicólogos trabajan arduamente en preparar perfiles sicológicos. Buscan los puntos débiles o los puntos ciegos de cada personalidad.

La policía de Seguridad, llegado el caso, recurrirá a la simple golpiza como recurso persuasivo. Pero de forma regular buscan elementos ajenos a su institución para realizar este trabajo sucio. No les resulta ajeno el falso testimonio en las puestas en escena judiciales, a que son tan afines.

El miedo no se sostiene por sí sólo. Existe toda una estructura bien aceitada para mantenerlo, para hacerlo crecer, o para revitalizarlo cuando decrece.

Las personas adecuadas para realizar estas tareas las realizan sin escrúpulo alguno. Odiados y temidos mantienen las calles en poder de la dictadura. Su incondicionalidad está tramitada con una combinación equilibrada de prebendas y amenazas. No están liberados del miedo, lo sufren en la misma medida que lo infunden. Para esta pobre gente, verdaderamente, vale todo.

jgonzafeb@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/y06/nov06/24a9.htm

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