Silencio antes y después de la muerte
Karell Infante Mantilla
Bitácora Cubana, 11 de septiembre de 2006 - Holguín, Cuba
Los que un día fueron obreros del ministerio de la azúcar, y vivieron
de esta y de sus derivados: los electrodos para enrollar alambres
eléctricos, en el caso de soldadores y electricistas, maestros de la
supervivencia haciendo chivos (extiéndase, haciendo trabajos
particulares con los recursos del Estado), y nunca ni por mucho por su
exiguo salario de trabajador cubano, un día se vieron sin fuentes de
materia prima al quedar sin trabajo y convertidos por obra y gracia del
genio de la maldad en estudiantes, sin importar edad, lo mismo de
técnico medio que hasta de universitario.
Parece contradictorio, pero la verdad es que el Estado no pretende
mejorar el nivel de vida de los trabajadores a través de su superación
profesional, sino acabar con el escape de recursos materiales masivo
hacia el mercado negro, fuente de vida por excelencia del cubano, luego
evitar que la masa de desempleados se convirtiese en un potencial
delictivo de amenazarse aún más la frágil estabilidad social, influir
política e ideológicamente en ellos por medio de las aulas y hasta
pretender hacer creer a los cubanos que somos el único país que utiliza
el estudio como empleo.
Una vez culminada la campaña propagandística comenzó el retorno de los
trabajadores estudiantes al trabajo manual sin importar la calidad
docente, y con ello comenzaron también las protestas laborales, la
negación de trabajar sin ropas ni zapatos en la agricultura, y la
construcción de lo que se ha dado en llamar "Obras de la batalla de idea".
Dos dirigentes obreros se erigieron escudos y después de unas leves
victorias, como reducción de la jornada laboral y moderado respeto por
el programa de estudio, aun quedan exigencias, como la firma de
contratos de trabajo, según lo establece la legislación laboral vigente
y el respeto por las normas mínimas de seguridad e higiene del trabajo.
Javier Hernández Betancourt es, y ha sido, la danza en el costado de
estos forzados estudiantes (humillados trabajadores), jefe de la oficina
de empleadores San Germán, Holguín. Queda por aclarar la muerte, hace
sólo unos días, de uno de estos dirigentes obreros en un accidente,
donde un cargador frontal de más de siete toneladas le paso dos veces
por encima, y cuyo nombre no puedo publicar sin la autorización de su
familia, aun cuando no se explica que hacía esta hombre en el lugar de
los hechos, pues estaba de vacaciones.
No acuso a nadie. No niego la posibilidad de que sea un accidente, pero
por el momento hubo silencio e indiferencia durante las protestas, y lo
hay ahora después de la muerte. A Dios pido se recuerde a todos los que
un día estuvieron allí, y fueron parte de la eufemística "batalla de
idea".
Termino por ahora con las palabras de Martí: "¡Póstrense de hinojos en
la tierra, tiemblen de remordimiento, giman de pavor todos los que aquel
tremendo día ayudaron a matar!".
Agencia de prensa Jóvenes sin Censura
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=2878
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