Sociedad
Nuevo curso escolar
El tono triunfalista no oculta las dificultades y laberintos que sufre
el otrora orgullo de la otrora revolución.
José Prats Sariol, México DF
martes 5 de septiembre de 2006 6:00:00
El 4, como cada año el primer lunes de septiembre, dio inicio el nuevo
curso escolar en Cuba. Este año hablaron los ministros del ramo: Luis
Ignacio Gómez (Educación) y Juan Vela Valdés (Educación Superior). El
obligado tono triunfalista no pudo ocultar las insondables dificultades,
los obstáculos y laberintos que sufre el otrora orgullo de la otrora
revolución.
Para los que pensamos que tras la rugosa —inevitable— transición
democrática, deben mantenerse la nacionalización, gratuidad y
obligatoriedad (hasta el grado 9) del sistema de educación, la lectura
reflexiva del panorama ofrece un paisaje desolador. Aquí se halla una de
las más escabrosas dificultades que afrontará un gobierno que
saludablemente permita disentir, opinar en contra de sí mismo y de sus
funcionarios, de sus obligaciones.
Desaparecida la actual impunidad administrativa, ningún ministro podrá
edulcorar el aceite ricino. Habrá —tendremos— que afrontar sin mentiras
ni argucias la lastimera situación de nuestras aulas. Y no ya lo obvio:
planes de estudio, programas de asignaturas, libros de textos y
materiales audiovisuales. No ya la eliminación del sectarismo ateo y su
sustitución por el carácter laico, de la sectaria politización y sus
organizaciones. No ya el replanteamiento integral de escuelas en o al
campo y de los planes de becas contrafamiliares. No ya tanto y mucho,
harto conocido.
Anuncios
El último o penúltimo ministro de Educación de la dictadura —así ya la
califica hasta Oscar Arias, Nobel de la Paz, actual presidente de Costa
Rica— discursea con brutal hipocresía que para el recién iniciado curso
se repararon 423 escuelas. Oculta que de un total de 13.400. Es decir,
apenas el 3,1%, y desde luego que no refiere qué "repararon", a lo mejor
una ventana o las pizarras.
Alude a "dificultades constructivas": escuelas que no han podido iniciar
las clases en cinco provincias. Y lo más grave: la cobertura de maestros
de primaria y sobre todo de profesores, es crítica en cuatro provincias,
las de mayor población. Ciudad de La Habana "recibe 4.200 profesores
generales integrales procedentes de otras provincias". Además —terrible
respecto del pasado año— comienzan en preuniversitario videoclases y
teleclases, en otras palabras: tampoco hay profesores para cubrir la
matrícula.
El ministro de Educación Superior anuncia 620.000 alumnos, y lo hace en
la remodelación de la mitad de los albergues estudiantiles del Instituto
Superior Politécnico José Antonio Echeverría (ISPJAE), donde exhibe
orondo nuevos colchones y almohadas… Por favor, ni siquiera inaugura un
laboratorio de bioquímica o de idiomas, la reparación de la Biblioteca
Central de la Universidad de La Habana, de la que hasta hace poco fue su
disipado rector. Apenas balbucea que llegará de China un laboratorio de
Física. Ni un cuarto de palabra acerca de universidades —como la de
Pinar del Río— y escuelas —como la de Letras en Zapata y G— que hace
años necesitan arreglos elementales.
Y ahora viene lo más amargo: sigue hablando del más ostentoso fraude
educativo jamás cometido en Cuba: la universalización de la enseñanza
universitaria. Nadie con experiencia docente —salvo los "periodistas" de
Granma, expertos en monográficos de ocultismo— puede concebir un plan
más descabellado, salvo que sus fines no sean que la gente aprenda, sino
tenerlos entretenidos —sobre todo a los trabajadores cesanteados o a los
graduados sin empleo— y de paso proseguir el adoctrinamiento ordenado
por la "batalla de ideas".
Los dos ministros —¿quién podría sustentar sus respectivas idoneidades?—
terminan sus discursos como si se tratara de una fiesta de quince, donde
la agraciada con lo inexorable exhibe su traje cursi y largo, arcaico y
rosado.
Ninguno hizo la menor referencia a que prosigue el éxodo o la
precipitada jubilación de docentes, a que los institutos pedagógicos
continúan nutriéndose de los alumnos menos aventajados, a que la gente
en la calle les llama "pobresores" por sus salarios, por la carencia de
estímulos, por las vigilancias ideológicas "bajadas" desde el Partido,
por las goteras o los pupitres rotos, porque no hay papel para los
exámenes e ir al baño se convierte en un descenso al infierno, por el
almuerzo de homenaje a Mahatma Gandhi y las guaguas que leen a Kafka…
Ninguno de los flamantes o flamígeros funcionarios inauguró el nuevo
período escolar con una leve —aunque fuera irrisoria— alusión a las
expectativas de calidad de vida, ni siquiera a qué factores espirituales
la determinan, la pueden enriquecer o empobrecer… Fueron discursos
plúmbeos, de ese plomo derretido que no ve más allá de una agenda
burocrática llena de datos, consignas, lugares comunes. Sorprende —eso
sí— que no citaran a José Martí como siempre: fuera de tiempo, lugar y
costumbres.
Acaba de comenzar otro curso escolar en la patria… La patria que
obligará a una enorme inversión en la construcción y reconstrucción de
las escuelas y sus medios, desde el preescolar hasta las universidades.
La patria que tendrá que asumir el desastre, respirar hondo, acordarse
de cuando en los sesenta fuimos casi un modelo y proponerse la formación
real —no para la propaganda— de maestros y profesores. Cada curso bajo
la dictadura agrava los retos.
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/nuevo-curso-escolar/(gnews)/1157428800
No comments:
Post a Comment