Posted on Mon, Aug. 07, 2006
Un documental sobre una Cuba sin Castro
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
Una cámara recorre las calles de La Habana para indagar lo que piensa la
gente sobre el futuro de Cuba sin Fidel Castro. Varios transeúntes
esquivan la interrogante y optan por salirse del encuadre fílmico, pero
otros se lanzan a opinar como si en el simple acto de expresarse les
fuera la vida.
Un joven estudiante dice que nadie sabe lo que pasará, pero asevera que
''ni el hermano [Raúl Castro] va a saber gobernar''. Un intelectual
manifiesta que ''la gente va a pedir muchas cuentas al que venga
después''. Un mulato asegura sonriente que con Fidel o sin Fidel el país
necesita ''un cambio total''. Un veinteañero hace chistes sobre la
llegada del gobernante al cielo y su eventual encuentro con San Pedro.
La legendaria combatiente revolucionaria Melba Hernández lo resume con
una frase lapidaria: ``Yo no pienso en eso''.
Pero las imágenes no fueron captadas durante estos días inciertos, sino
que conforman un singular cortometraje realizado hace cinco años por el
cineasta Ismael Perdomo. El documental de 52 minutos se titula Un día
después y constituye un valioso testimonio de los sentimientos y
reflexiones que recorren la sociedad cubana en torno a la hora final de
Castro.
Una pesquisa sociológica de primera mano que ahora cobra un indudable
valor premonitorio.
''Ismael Perdomo tuvo la visión de adelantarse y consiguió filmar
reacciones espontáneas que en estos momentos de crisis e incertidumbre
nacional sería imposible obtener'', comentó el crítico Alejandro Ríos,
fundador del Ciclo de Cine Cubano del Miami-Dade College (MDC). ``Esa es
la función previsora que suele tener el arte''.
Ríos incluyó el documental de Perdomo en la muestra del Primer Festival
de Cine Alternativo, organizado por el MDC en el 2003. Un día después no
ha tenido prácticamente ninguna difusión dentro de Cuba y sólo se ha
presentado en pequeños espacios con limitado acceso del público.
De hecho, Perdomo es el primer realizador cubano que se aventura en un
proyecto con semejante objetivo. Anteriormente el tema de una Cuba sin
Fidel Castro había sido únicamente abordado por un equipo de estudiantes
extranjeros de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los
Baños, a finales de los años 80.
Perdomo, discípulo del célebre documentalista Santiago Alvarez, estudió
en el Instituto Estatal de Cine de Moscú y se graduó de la carrera de
Periodismo en la Universidad de La Habana. El Nuevo Herald no pudo
contactarlo para este artículo.
Preguntar sobre el futuro de Cuba sin la presencia de Castro ha sido
tradicionalmente un tabú en los medios de comunicación controlados por
el Estado, así como en la producción literaria artística promovida por
el oficialismo.
Pero al calor de un irreverente movimiento de de cineastas
independientes, surgido en los años 90 al margen de la industria estatal
y con mínimos recursos de producción, la iniciativa de Perdomo pudo
salir adelante.
''Lo que no puede negarse es que resulta un filme inquietante y
temáticamente novedoso'', expresó un veterano realizador, residente en
la isla. ``En cualquier otro país, estaría hoy mismo integrado a una
programación televisiva con motivo del acontecimiento, pero aquí sabemos
que prevalece siempre la propaganda de reafirmación''.
El propio Perdomo comienza el cortometraje cuestionándose ante la cámara
las razones del hermetismo y el temor de los cubanos de a pie en torno a
la muerte de Castro.
''No entiendo por qué la gente no pueda hablar de un tema que nos
compete a todos'', aparece diciendo Perdomo, de 35 años. ``No sé qué es,
pero creo que esto [el documental] es algo necesario''.
Las escenas de Un día después constituyen una suerte de revelación
anticipada sobre las conductas sociales y oficiales en estos días de
''ausencia temporal'' de Castro.
''El no debe morirse, porque es el hombre más grande e inteligente del
mundo'', exclama una entrevistada, que pronostica que el sustituto en el
poder sería el actual vicepresidente Carlos Lage.
Un hombre ladea su cuerpo para aventurar el caos nacional: ``Se iría
esto abajo''.
''A mí me gusta Hassan Pérez'', exclama una mujer negra en medio de un
solar, aludiendo al segundo secretario de la Unión de Jóvenes
Comunistas, quien es conocido por sus discursos encendidos durante el
caso del niño balsero Elián González.
Un joven negro, con pañuelo en la cabeza, se escurre del compromiso:
``Hablar no me vale de nada, [lo que pienso] me lo guardo''.
Un estudiante de Derecho menciona a Lage y a Ricardo Alarcón, presidente
del Parlamento cubano, como posibles candidatos a gobernar, aunque
enfatiza que ``el pueblo debe ser el encargado de decidir''.
''Fidel es mi papá, porque fue él quien me hizo nacer, me dio los
hospitales y las escuelas'', confiesa un pionero.
Para un joven que se identifica como Hugo Fernández, el futuro es
apocalíptico sin Castro: ``Ningún líder que venga después va a durar''.
El momento climático del filme proviene de una escena callejera en la
que conversan varias personas.
''Vitalicio es este señor'', expresa un hombre viejo. ''Yo no tengo
miedo en decirlo'', agrega mientras los demás le piden que se vaya
porque ``los perjudica''.
Un joven negro le reprocha: ``¿Por qué no quieres hablar bien de la
persona que nos cuida?''
El poeta y guionista Bladimir Zamora ofrece una visión más conciliadora:
``Fidel Castro no va a ser un muerto tranquilo, sino que su presencia
acompañará a este país por muchos años después de su muerte''.
Fragmentos de Un día después serán presentados esta semana en el
programa A Mano Limpia de América TeVe-Canal 41.
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/15214272.htm
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