Thursday, August 10, 2006

El exilio de Miami echa cuentas

El exilio de Miami echa cuentas
La posibilidad de un cambio reaviva la polémica sobre la recuperación de
propiedades confiscadas en Cuba
BARBARA CELIS - Miami
EL PAÍS - Internacional - 09-08-2006

La actividad del exilio cubano de Miami ha pasado de la explosión de
alegría inicial en las calles al debate en las aulas de las
universidades y al frenesí en los despachos de los abogados. En la mente
de todos está no sólo la política, sino también la economía, aliñada con
la sobredosis de pasión con la que se mira desde aquí a todo lo
relacionado con Cuba. A eso hay que añadirle el valor político del voto
cubano de Florida, cuyo peso ha conseguido mantener un embargo comercial
contra el que muchas empresas estadounidenses no están de acuerdo.

Nadie confía en que Raúl pueda impulsar la apertura económica "porque
ahora Cuba, ayudada por Chávez, está mucho mejor que hace diez años y no
es imprescindible para su supervivencia hacer reformas", asegura Jorge
Piñón, del Institute for Cuban and Cuban-American Studies. Pero la
salida de Castro del poder acerca un poco más el futuro a un cambio, que
desde el prisma de Miami pasaría por la liberalización de los precios,
la privatización de empresas y bancos, el estímulo de la pequeña empresa
y la creación de mecanismos de protección social, según se debatió en un
encuentro reciente de la Asociación de Estudios para la Economía Cubana
(ASCE), una organización que lleva 15 años estudiando escenarios para
una transición en Cuba.

Uno de los puntos más conflictivos es el de la recuperación de las
propiedades nacionalizadas por Castro en 1960, cuyo valor era entonces
de 9.000 millones de dólares (7.030 millones de euros). Tomás Rodríguez
lanzaba un mensaje tranquilizador hacia la isla el pasado domingo a
través de las ondas del programa de radio Agenda Cuba, que lleva el
nombre de su organización, de apoyo a la disidencia: "Ningún cubano de
Miami piensa en ir a quitarle su casa a los cubanos".

Hay que contrarrestar los años de propaganda castrista, que han
alimentado ese miedo. En Miami todos coinciden en que cuando la isla se
abra, esas reclamaciones, que se producirán -ya hay interpuestas cerca
de 6.000 demandas- no afectarán a los residentes. "En un gobierno en
transición a la democracia habría una política social fuerte. Tenemos la
experiencia de los países del Este de Europa, donde hemos visto que el
proceso de reconversión de la economía crea, de forma temporal, un
aumento del desempleo por la quiebra de empresas no productivas y la
reorientación de la economía. Pero lo último que uno quiere es que
encima la gente se quede sin hogar. Lo más factible es que el estado
entregue títulos de propiedad a los inquilinos, a precios simbólicos,
para que, además, tengan la posibilidad de vender su casa y aumentar la
movilidad laboral", propone el español Ricardo Lago, miembro de la ASCE
y ex funcionario del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. "El
Estado tendría que entregar bonos como forma de compensación a
propietarios de empresas y terratenientes pero la restitución no es
recomendable, porque entonces los activos productivos quedarían
inutilizables durante la duración de los litigios", añade.

Pero en ese sentido, la lucha promete ser más dura puesto que ya está en
marcha. Alberto Bergueristain, de 74 años, poseía azucareras,
destilerías "y miles de hectáreas de tierras". Y quiere recuperarlo
todo, "menos las casas, porque yo no voy a echar a la calle a mis
compatriotas". Él es uno de los más de 100 clientes del abogado Nicolás
Gutiérrez, quien, amparándose en el embargo garantizado por la ley
Helms-Burton, que penaliza a las empresas que trafiquen con bienes
expropiados por Castro, espera que el Gobierno de EE UU castigue, entre
otras, a la empresa española Meliá. El grupo opera en la provincia de
Holguin en los antiguos terrenos de otra familia del exilio, los Sánchez
Hill.

Las demandas llevan años interpuestas pero en esta última semana, sus
clientes "se han interesado por el futuro", asegura Gutiérrez. De
momento aspiran a desalentar la inversión extranjera. "Cuando llegue la
democracia, el pueblo decidirá, pero el Estado tendrá que compensarnos,
como en Rusia".

Desde Washington, el propio George Bush llamaba el lunes a la calma en
ese sentido, pidiendo paciencia hasta que se produzca una transición
política real. Mientras, las empresas estadounidenses favorables a
levantar el embargo, que sí les permite exportar a Cuba productos
agrícolas, alimentarios y sanitarios, comienzan a inquietarse. Kirby
Jones, de la Asociación de Comercio entre EE UU y Cuba afirma: "Cuanto
más dure el embargo, menos posibilidades comerciales tendremos en la
isla porque otros, como España, nos llevan la delantera".

http://www.elpais.es/articulo/internacional/exilio/Miami/echa/cuentas/elpporint/20060809elpepiint_8/Tes/

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