Política
Ayer maravilla fui
Hugo Chávez y Evo Morales han robado el protagonismo mediático a Fidel
Castro.
Leonardo Calvo Cárdenas, Ciudad de La Habana
jueves 15 de junio de 2006 6:00:00
"Pregúntame, pregúntame" es la frase entre jocosa y tierna que ha
popularizado un gracioso personaje de dibujos animados. Ese parece ser
el clamor, silencioso pero desesperado, que lanza el gobernante cubano
cuando hace presencia pública junto a los nuevos líderes revolucionarios
del continente (Hugo Chávez y Evo Morales) y es soberanamente
desatendido por la prensa internacional.
Castro está acostumbrado a ser el centro de atención y figura dominante,
sin importar el escenario en que se encuentre. No será fácil olvidar que
en 1960 y 1979 el comandante, ataviado con su traje de campaña, habló en
la ONU el tiempo que quiso; ni que en la reunión cumbre del Movimiento
de Países No Alineados celebrada en la ciudad de Argel en 1973 derrumbó,
con todo el peso de su autoridad política, la generalizada hostilidad
que cundía en el llamado Tercer Mundo hacia la Unión Soviética,
superpotencia que era vista por muchas de estas naciones como el otro
imperialismo.
Tampoco que en noviembre de 1987, durante la conmemoración del setenta
aniversario de la revolución soviética, que constituyó la fiesta
postrera del socialismo real, apareció en la tribuna de la Plaza Roja de
Moscú junto a los entonces líderes soviéticos Gorbachov, Gromiko y
Rizhkov saludando a la multitud por varios minutos, y sólo después
irrumpieron en el escenario los demás presidentes de los países socialistas.
Este mismo personaje es ahora relegado a un segundo plano por unos
líderes emergentes que, por más señas, son modelo del más retrogrado
populismo, propietarios indiscutidos de enormes lagunas intelectuales y
para colmo no han mostrado mucho tacto en su trato con el ya histórico
patriarca revolucionario de las Américas.
Genuflexión revolucionaria
Hace pocos meses, durante un eventual encuentro con la prensa
internacional al término de una de sus recurrentes visitas, el
presidente venezolano se refirió a su homólogo cubano asegurando a los
presentes: "Fidel es alcista", en clara alusión a los manejos
reexportadores que el gobierno de la Isla hace con los hidrocarburos que
solidariamente subsidia su aliado de turno.
Ni qué decir de aquella noche en que lo increíble sucedió durante la
recepción de los signatarios que participaban en un encuentro de jefes
de Estado y de gobierno del Caribe, en la capital jamaicana. Con el
desenfado de un colegial, Chávez se dirigió al escenario en el que se
acomodaban los integrantes de un conjunto musical para anunciar a Castro
por el amplificador local como el cantante de la noche. Sin comentarios.
Sin embargo, el ejemplo más insultante de genuflexión "revolucionaria"
al flujo diario de petróleo venezolano y del total desprecio por la
cacareada soberanía, lo protagonizó el vicepresidente Carlos Lage, quien
en un acto celebrado en Caracas aseguró que Cuba tenía dos presidentes,
Fidel y Chávez, algo nunca visto ni siquiera en la era soviética. Esto
merece menos comentarios todavía.
Por su parte, el "compañero Evo", para no ser menos, hace pocas semanas
al hacer uso de la palabra en un acto político de masas en La Habana,
calificó —cariñosamente claro— al gobernante cubano de "anciano
revolucionario". Él sabe lo que quiso decir; el público se limita a
escuchar.
Precisamente la pregunta que le formuló un periodista al comandante, en
la última comparecencia conjunta, fue cómo se sentía al ser desatendido
por la prensa a favor de sus bisoños camaradas. De más está decir que
Castro aseguró sentirse contento y orgulloso… de haber sido relegado a
un segundo plano.
El caso es que Chávez y Evo le han robado el protagonismo por el interés
que despiertan en los medios y el público los líderes populistas,
rebeldes e iconoclastas. Estos, de cuando en cuando, llenan a sus
pueblos de esperanzas, primero; de dolor y miseria después, y siempre
hacen las delicias de los que en el primer mundo tienen bien seguras sus
libertades, garantizadas por políticos generalmente aburridos que no
llenan titulares ni arrastran multitudes.
Fuera de juego
La desatención mediática que sufre el incombustible comandante se
explica en que después de tantos años de poder ininterrumpido acaso
sigue siendo objeto de referencia sentimental para algunos; pero su
pertinaz y descarnada intolerancia, sus resonantes fracasos económicos
—ya ni la siempre amigable CEPAL admite sus cifras— y sus gastadas
monsergas antiyanquis lo descartan como referencia o alternativa de futuro.
Al menos los proyectos de los alumnos aventajados, y por ahora exitosos,
Chávez y Morales reciben el beneficio de la duda y el tiempo, que nos
dejará saber si son capaces de lograr por fin el tan esperado equilibrio
entre democracia plena, justicia y prosperidad, o si se conformarán,
como su maestro, con conservar el poder a toda costa, precio que siempre
pagan los de abajo.
Sin duda, el comandante seguirá siendo objeto de cierta curiosidad y
admiración —sobre todo para aquellos que no han sufrido los rigores de
su administración—, pero para los reporteros y sus lectores tiene ya
poco sentido seguir preguntando a alguien, cuando ya se sabe de antemano
lo que va a responder.
De cualquier manera, debe ser bien incómodo para Castro apreciar cómo
estos líderes emergentes, a pesar de sus evidentes limitaciones
intelectuales y políticas, poseen hoy la energía, la movilidad y los
recursos que a él le faltan, y cuentan con la amistad y confianza de
varias personalidades de fama y ascendencia universal, con las cuales el
gobernante cubano ya no mantiene ningún rango de interlocución.
A lo que se agrega la nada despreciable dependencia política y económica
que La Habana tiene de estos nuevos proyectos revolucionarios y de sus
impetuosos cabecillas. No es secreto para nadie que, agotado el modelo
cubano en lo político y lo económico, la imagen de legitimidad que trata
de mantener y una parte considerable de los recursos materiales y
financieros que hoy obtiene provienen de la relación y los vínculos con
sus nuevos compañeros de viaje.
Aprovechándose de 'Forbes'
En política real, Castro no pasa de ser un personaje vivo de la historia
pasada, que desafía el poder de la clase política norteamericana para
decir a sus eternos adversarios de Washington, con la palabra, claro, lo
que muchos quieren escuchar.
Empeñado en aparentar la lozanía y el ímpetu de sus años mozos, el
máximo líder lanza hacia el norte todo género de ofensas y bravatas que
sus enemigos de siempre fingen no escuchar.
A su pueblo anuncia más promesas incumplidas que sólo alimentan el
rechazo, la desesperanza y el escapismo en todas sus manifestaciones, y
hacia el sur envía a todos los médicos y especialistas que puede,
singulares misioneros de la nueva era que aprovechan la ocasión para
demostrar una vez más la calidad humana y profesional del cubano cuando
recibe algo del estímulo y el reconocimiento que merece.
Sólo de cuando en cuando desde los grandes escenarios mediáticos alguien
hace referencia al comandante. Así sucedió con la última edición de la
revista Forbes, la cual se dignó a colocarlo entre los gobernantes más
ricos del planeta, contándole unos cuantos milloncitos (900) a quien es
incuestionable dueño y señor de la vida, milagros, hacienda y destinos
de los once millones de cubanos.
La ocasión sólo ha servido para que el aludido vuelva a la carga para
ensayar el ímpetu y la determinación de siempre, pero sin lograr el
impacto y la repercusión que su palabra y acción tenían aseguradas en
aquellas épocas pasadas y gloriosas que el máximo líder parece recordar
con añoranza, mientras clama en silencio: "Pregúntame, pregúntame".
URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/ayer_maravilla_fui
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