Tuesday, August 27, 2013

Todas las noches, la noche

Todas las noches, la noche
ORLANDO LUIS PARDO LAZO | Nueva York | 27 Ago 2013 - 9:57 am.

Nos urge una filmografía reaccionaria, de derecha indecente, neocon. El
filme 'Una noche', de Lucy Molloy, lo confirma.

Pueblo ya sin Dios y sin Estado, tras las incesantes muertes mediáticas
de Fidel Castro, como en un aula-jaula que se hubiera quedado sin su
déspota profesor, nuestra sociedad está abocada a desquiciarse de la
noche a la mañana. Incluso en una sola noche, sin necesidad de esperar a
la mañana, nuestras viditas pueden experimentar las mil y novecientas
cincuentinueve anécdotas y no extraer de ellas ni un solo significado.

En efecto, Cuba comienza a parecerse a un tele-play, revolucioncita
temática de clase Z. Serie sin captions. Pasto para producciones
foráneas. Escenario donde todos los personajes son extras: hojitas de un
guión flotante en el viento de la insoportable insulsez insular.

Nada es viejo bajo el mismo sol post-socialista. Lineamientos del
Eclesiastés. Neohabla, neohistoria, Neo. Cuba no es el tedio de una
cinta fílmica de Moebius sin adentro ni afuera, sino una aventura vacía
al mejor estilo The Marxtrix, donde el poder despótico no se ve pero se
presiente. Y donde lo único que aún brilla en medio de la barbarie son
las gafas del General Presidente, cuya claqueta controla no el cambio
fraude sino un fraude incambiable. Ad islinitum.

Mucho de esta velocidad televisiva se incluye de copy-and-paste en el
filme neoyorkino Una noche, de la realizadora Lucy Molloy, una película
made in Manhattabana que hasta sus actores confundieron con un
reality-show, al usarla como catapulta para escapar de las catacumbas
castristas de nuestra Norcorea del Caribe.

Aquí en el principio y al final es el verbo: la acción, la persecución
que no persigue otra cosa que ganarle a la muerte algunos minutos de
rodaje, cut to the Che. Poética del video-clip, de lo efectista efímero,
de la superficie que casi siempre es un síntoma mucho más sincero que la
llamada profundidad.

Corre-corre de secuencias trucadas, ira y apuro, por momentos con dejos
de fake documental policiaco. Las palabras como patadas. El lenguaje
libre, loco y locuaz, como le corresponde a un reparto profesionalmente
amateur. Y, de fondo, además de la música redundantemente cubana, ni
siquiera es necesario poner en off aquel desplante de Desnoes de que
nuestra capital "parece una Tegucigalpa". Y es que no lo parece a estas
alturas de la historieta. La ironía de Memorias del subdesarrollo contra
las ilusiones de izquierda, a la vuelta de medio siglo de totalitarismo,
es ya un background inevitable, que ocupa de manera espontánea incluso
la peor de las fotografías turísticas de la propaganda oficial.

Una noche no es un mal story-board para cuando Lucy Molloy vuelva a La
Habana una noche, no sólo para recrear sino a crear la tragedia.
Necesitamos eso, una cultura sin culpas capitalistas de resultar a la
postre "injusta" con el pueblo cubano. O "inapropiada" ante el altar de
la academia norteamericana (sin Revolución no habría tesis de PhD ni
copyright por concepto de libros de texto). Me temo que nos urge una
filmografía reaccionaria. De derecha indecente. Neocon. Películas
dispuestas a precipitar la debacle no desde el arte, sino desde el desastre.

Lo otro sería otro medio siglo de kitsch.

Cubansummatum est!

Source: "Todas las noches, la noche | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1377590277_4799.html

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