Friday, April 06, 2012

Trato cruel, inhumano y degradante

Trato cruel, inhumano y degradante
Viernes, Abril 6, 2012 | Por Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Laura Álvarez Rojas, una cubana
residente en Sudáfrica, en menos de 9 meses perdió dos de sus seres
queridos. Su hermano, Alberto Álvarez Rojas, residente en la isla, pero
de paso por Sudáfrica, falleció el pasado día 13 de marzo, en un
accidente automovilístico.

"Aun sin reponerme del dolor por perder a mi madre, me vi ante la muerte
de mi hermano, desarmada y terriblemente deprimida", escribió Álvarez
Rojas en una carta para algunos amigos. Decidió llevar sus restos a la
tierra natal y compartir tan dolorosa pérdida con sus familiares en Cuba.

Realizó todos los trámites burocráticos que exige Inmigración y
Extranjería para entrar en la isla. Prorrogó su pasaporte, legalizó el
certificado de defunción de su hermano y pagó todo los aranceles
consulares. El pasado 23 de marzo, salió del continente africano y
aterrizó en Cuba, a las 6 de la tarde del siguiente día.

Se sorprendió cuando una funcionaria de inmigración le dijo, en la
taquilla, que no estaba permitida su entrada al país y no sabía los
motivos. En una oficina aparte pidió que revisaran su nombre. En el año
2011entró 2 veces a Cuba, sin problemas. No vino a vacacionar. Su madre
tenía cáncer terminal de hígado. "No puedes entrar, y punto, tu
embajada en Sudáfrica es la responsable de explicarte los motivos",
contestó la funcionaria.

La oficial intentó descubrir por qué le negaron la entrada "¿Pagaste tus
importes, en emigración, en Cuba?", preguntó. "Sí", contestó Laura.
"¿Te fajaste con alguna persona?", volvió a preguntar. "Nunca, ni antes
ni después", rebatió. "¿Saliste a pasear por algunos lugares?", continúo
interrogándola. "Mis paseos fueron al hospital, para transfundir a mi
madre, a emigración, y al aeropuerto".

En un bolso estaban los restos de Alberto. "A las personas que se le
niegan la entrada a Cuba, no se les permite pasar equipaje", agregó la
funcionaria de inmigración. "Pídele a la embajada que mande los restos
de tu hermano por valija diplomática", le aconsejó la mujer.

Desesperada, llamó a su esposo, un médico "desertor" del sistema de
salud cubano, que lleva aproximadamente 10 años trabajando en Sudáfrica.
También llamó a su hermana, que la esperaba afuera, y al cónsul de su
embajada. "Apaga el teléfono, no te puedes comunicar con nadie más", le
advirtió la oficial, quien, además, "Entró en rabia y me arrebató el
teléfono", agrega Álvarez Rojas.

Laura no dejó de insistir: "Me vieron como loca, hablando con todos los
funcionarios, me encerraron en una oficina, y fue cuando alguien me
cogió por el cuello, rompiéndome mi rosario".

A pesar del maltrato y las agresiones físicas, continuó en su empeño:
"Me arrodillé y les imploré que le dieran los restos de mi hermano a mi
otra hermana, que estaba afuera. A mí, que me regresaran a Sudáfrica, no
me importaba".

Laura no lo consiguió. La montaron en el vuelo KL 02724, el mismo día,
en el mismo avión que había llegado. Al piloto le informaron que era una
ilegal, por delincuente, en Cuba. El hombre se enfureció cuando la joven
le mostró sus papeles en orden, las cenizas de su hermano y el
certificado de defunción de la embajada.

El piloto se quejó. No era la primera vez que pasaba. "Me mandaban para
atrás sin pre-ticket para que en Holanda tuviera que pagar de nuevo mi
ticket hacia Sudáfrica", explica Álvarez Rojas. Pero el piloto se negó a
montarla en el avión sin el boleto y advirtió que reportaría a Cuba ante
su línea aérea, por abusos frecuentes a sus ciudadanos.

La tripulación se esmeró en atenderla. "Me hicieron sentirme como
persona, ya que el tratamiento que recibí en mi país fue el de un
animal. Yo no llevaba un perro muerto, yo llevaba a una parte de mi
corazón", afirmó Laura en un intento desesperado por buscar comprensión
y solidaridad ante lo sucedido.

"No me dejaron llorar mi dolor con mis seres queridos, no dieron el
derecho de abrazar a mi hermana, que lloraba desesperada del otro lado,
y fui obligada a volver aquí con los restos de mi hermano, el corazón
desarmado, la esperanza rota y la decepción más grande de mi vida",
concluyó.

Laura insiste en buscar una explicación en la embajada de Cuba en
Sudáfrica, aunque sabe que no existe razón para lo inexplicable. Sin
embargo, se equivoca cuando afirma que nadie puede entender lo que
siente. Las autoridades cubanas tratan así a muchos de sus nacionales.
Sin dudas un trato cruel, inhumano y degradante, pero habitual.

http://www.cubanet.org/articulos/trato-cruel-inhumano-y-degradante/

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