Sálvese la Iglesia de sí misma
José Antonio Zarraluqui
"A los republicanos hay que rescatarlos de sí mismos", dijo el
representante estadounidense Ron Paul, uno de los republicanos que se
lanzaron al ruedo en las primarias presidenciales para 2012 y ha
sobrevivido con otros tres hasta la fecha. Cierto que con un porcentaje
de simpatía pequeño, pero con el apoyo imbatible de los libertarios y el
entusiasmo de muchos jóvenes.
Lástima que las soluciones que propone lo sean sin duda para las
calamidades que en lo interno padece Estados Unidos y no para los
peligros externos que, aparte de numerosos, se multiplican y
profundizan. Por desgracia no es posible elegir presidente a Ron Paul
para poner orden en casa y concomitantemente a otro para que, con igual
poder, lidie con los desafíos de un planeta cada día más desquiciado.
Resultaría suicida retornar las tropas, cerrar las bases extranjeras y
dejar que el mundo se vaya al demonio. De los primeros en desaparecer
por ese vertedero sería Estados Unidos, dados la envidia y el odio que
en muchos despierta este país.
Pero sí es posible poner oídos a lo que dice, siempre inteligentemente,
Ron Paul. Porque, como afirma en referencia al Partido Republicano, lo
peor no son los ataques y los daños que le ocasionan los contrincantes,
sino los ataques que provocan y los daños que producen sus propias
acciones. Y esto es válido para cualquier institución, hasta para la
principal iglesia del mundo, la católica –dirigida por el legendario
férreo guardián de la doctrina de la fe Joseph Ratzinger, al que las
cosas parecen habérsele ido de las manos–, plagada de escándalos hasta
decir basta.
Ya sabemos que de Vaticano II para acá las cosas andan de mal en peor.
Aquello fue abrirles la puerta a los enemigos, que bien que aprovecharon
la ocasión para multiplicar su labor erosiva. Bueno, veamos por ejemplo
el aumento de la pedofilia lo que le ha costado al catolicismo. No ya en
dinero, que el dinero es cosa de este mundo.
Benedicto para su reciente visita pastoral escogió dos países
hispanoamericanos disímiles, el más católico y el menos católico. En
México, una nación en la que al catolicismo a diario le arrebatan fieles
los evangélicos y los abusos sexuales a menores, el papa no tuvo el
aquello de reunirse con las víctimas del fundador de la famosa Legión de
Cristo, Marcial Maciel Degollado, pedófilo de pro, a pesar de que se
esperaba que lo hiciera para confortarlos. Y en Cuba, un país en el que
el brutal ateísmo marxista espantó de los templos a los creyentes, no
tuvo el detalle de recibir a unas mujeres que van a misa todos los
domingos con una flor en la mano, exponiéndose a ser pateadas, a pesar
de que le habían rogado que las recibiera, que les concediera un mínimo
minuto de audiencia, para sentirse confortadas.
Veremos si Benedicto o Jaime –o Tarcisio Pietro Evasio, que es como se
dice Jaime en italiano– considerarán el periplo una visita pastoral
exitosa. A buen seguro que no los dos pueblos visitados. Y esperemos que
la cosa no llegue a los extremos de los tiempos de Martín Lutero y sus
muchas tesis en Wittenberg, y que un católico no tenga que ir a colgar
un memorial de agravios en el portón de la catedral metropolitana de
Ciudad México ni otro tenga que clavar en la puerta de la catedral de La
Habana un documento con una única tesis: "¡Libertad!"
Analista político.
http://www.elnuevoherald.com/2012/04/08/1172104/jose-antonio-zarraluqui-salvese.html
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