Castro, el renegado
Pedro Corzo
Del viaje de Benedicto XVI a Cuba se podrán hacer infinidad de análisis
y evaluaciones, pero sin dudas el encuentro entre Fidel Castro y el Papa
le aportó a la visita un ingrediente muy particular.
El encuentro con Fidel Castro no fue de Estado, porque el caudillo dejó
el poder, al menos oficialmente, hace varios años, pero aun así, un
contacto entre el viejo cabecilla y el Papa hubiera respondido más a un
compromiso protocolar, si se hubiera producido sin la presencia de la
familia del hombre que cerró iglesias y confiscó escuelas religiosas.
Ver a Fidel con el Papa, sin que mediara arrepentimiento de su parte,
sin la necesaria contrición para el perdón y la reconciliación, debió
haber sido un golpe devastador para los que fueron formados en los
valores y principios que la Iglesia Católica sostiene e inspira. Castro
y su familia en la Nunciatura, rodeado de monseñores y frente al Papa,
fue demoledor también para aquellos que vivieron la persecución de la
Iglesia y las consecuencias que de esa represión se derivó para la
sociedad nacional.
El hecho que Benedicto XVI recibiera a Fidel en compañía de su esposa e
hijos le dio a la visita un carácter muy especial, máxime cuando ha sido
una familia muy poco conocida, que el caudillo ocultó por décadas, pero
que después de su enfermedad y según avanza la decrepitud que lo invade,
esta adquiriendo un mayor protagonismo. Otro aspecto es que Castro fue a
la Nunciatura, en este caso se pudiera decir que peregrino para ver a la
figura clave de la religión que persiguió.
Cierto que la Iglesia ha sobrevivido por esa indiscutible capacidad para
vadear las corrientes más tumultuosas, pero los fieles siempre anhelan
que el barquero no le venda al diablo el alma de sus pasajeros. El fin
no justifica los medios, aunque se use incienso para disipar las malas
acciones.
Fidel Castro inculcó y comandó la persecución de la Iglesia y ordenó el
fusilamiento de los cientos que en defensa de sus creencias religiosas o
convicciones políticas, solo por recordar a dos de aquellos jóvenes,
Alberto Tapia Ruano y Virgilio Campanería, cayeron ante el paredón de
fusilamiento gritando Viva Cristo Rey.
Los extremismos del castrismo son padecidos por católicos y no
católicos, por todo ciudadano que fue y es capaz de defender sus
convicciones, y paradójicamente, por muchos de los que han guardado
silencio cómplice ante las tropelías de la dictadura. Existe la memoria
selectiva, la mala memoria que hace presa de los que prefieren olvidar
para poder pescar.
Sin proceder a un análisis sobre los resultados concretos para el pueblo
cubano de la visita de Benedicto XVI a la isla, sí es evidente que el
gobierno y la jerarquía de la Iglesia, eventuales aliados pero no
amigos, están trabajando para ampliar y profundizar los resultados que
respectivamente le favorezcan de la visita papal.
Berta Soler, la líder de las Damas de Blanco, declaró que aunque el Papa
fue a Cuba con un mensaje de amor y reconciliación, esos sentimientos no
fueron recibidos por el régimen y que una de las enseñanzas de la visita
papal es que la libertad de los ciudadanos de la isla depende de ellos
mismos.
El padre José Conrado dijo que dudaba de la sinceridad del gobierno
cubano en su recibimiento al Papa, porque el arresto de creyentes que
querían ver a Benedicto XVI evidencia que el régimen no respeta la
religión, porque no permite a los fieles practicar la fe.
Por supuesto que otra lectura, entre varias, que se pueden hacer del
encuentro entre Castro y Benedicto XVI, es que Fidel reincidió en su
condición de renegado, porque después que abjuró de la Iglesia para
abrazar el marxismo, lideró una corriente de ateísmo militante que
escindió el país, manipuló generaciones, hoy frustradas, con falsos
postulados por tal de conservar el poder, en el ocaso de la vida,
después de destruir la nación, regresa a la Iglesia para reclamar la
salvación que no merece. ¿Será por eso que pidió ser recibido por el
Papa? De ser así, una vez más, la Iglesia ha vencido a sus verdugos
temporales y ocupará más espacios en la sociedad de la isla, pero resta
la pregunta, ¿del pueblo cubano, qué?
Periodista de Radio Martí.
http://www.elnuevoherald.com/2012/04/07/1172081/pedro-corzo-castro-el-renegado.html
No comments:
Post a Comment