Tuesday, September 29, 2009

Darsi Ferrer: En la prisión no se sabe quiénes son los más delincuentes, si los reclusos o los carceleros

Represión
Darsi Ferrer: En la prisión no se sabe quiénes son los más delincuentes,
si los reclusos o los carceleros

El médico disidente denunció abusos y robos de los jefes de la cárcel
Valle Grande, en la se encuentra recluido.

Redacción CE | 29/09/2009

El médico disidente Darsi Ferrer, encarcelado en julio pasado, denunció
los abusos y robos que implican a los responsables de la prisión de
Valle Grande, en La Habana, en la que se encuentra recluido.

En un texto escrito en la cárcel, Ferrer afirmó que "la situación
cotidiana de las cárceles en Cuba hace imposible distinguir con
precisión de qué lado es mayor el nivel de delincuencia, si en el bando
de los reclusos o en el de los guardias que supuestamente deben
garantizar el orden en este tipo de instituciones".

De acuerdo con el médico opositor, es por esto que "el gobierno opta por
la estrategia de negarse a toda supervisión de las organizaciones
internacionales especializadas en el tema de prisiones".

Ferrer, director del Centro de Salud y de Derechos Humanos Juan Bruno
Zayas, mencionó el caso del capitán Tamayo, jefe de orden interior en
Valle Grande y "uno de los oficiales más temidos por la población penal".

"El entretenimiento de ese militar, abusador sin límites, consiste en
ofender y maltratar a los reclusos y aplicarles severos castigos por
cualquier motivo", dijo.

Entre "los incidentes lamentables" ocurridos este año en la prisión en
que se encuentra, Ferrer cita "el dudoso suicidio" de un joven de 21
años de edad, hace unos ocho meses.

Según el activista de derechos humanos, "el joven tuvo la mala suerte de
que lo descubrieran en el cordón de seguridad mientras intentaba
fugarse. Los militares le echaron los perros para que lo atacaran
ferozmente hasta dejarlo muy mal herido. No conforme, el teniente Elián,
conocido como el Colorado, mandó a la guarnición a que lo golpearan sin
escrúpulos con palos, cabillas y machetes".

"Lo arrastraron por el exterior del penal a la vista de los presos que,
indignados por el abuso, gritaban desde sus compañías, en lo que el
joven era golpeado salvajemente. Luego lo tiraron desmayado en uno de
los calabozos de castigo. Al día siguiente el muchacho amaneció muerto
en la celda, supuestamente encontró fuerzas para ahorcarse, y nada
sucedió al respecto", relató el opositor.

Robos en Valle Grande

Asimismo, Ferrer acusó de robo al suboficial Eduardo Carbonell,
encargado de administrar los víveres.

Carbonell "alardea delante de los presos de ser propietario de una
cochiquera valorada en unos 5.000 cuc (pesos convertibles), y de que
tiene una residencia que es la mejor casa del barrio donde vive", dijo
Ferrer.

"Para nada es falso que el Sr. Carbonell dispone de abundantes recursos,
tanto la cochiquera como la inversión de su casa son el resultado de
todos los productos que se roba de la cocina de la prisión, por cuya
acción está matando literalmente de hambre a los reclusos", denunció.

El médico opositor dijo que "el suboficial vive en lo que hasta hace
pocos años fue una construcción desahuciada y que él convirtió en una
inmensa y hermosa residencia, en la finca La Viviana, cerca de la
prisión. En el patio tiene habilitada una nave de 40 metros de largo por
6 de ancho, donde cría alrededor de 40 puercos como promedio", por cuya
venta recauda "cientos de miles de pesos de ganancia neta".

"Este militar obliga a los reclusos a elaborar la comida lo peor posible
y a servir raciones ínfimas, de este modo mantiene su negocio llevándose
toda la comida sobrante, junto con los demás productos que se roba y
traslada para su casa por las noches, en transporte de la prisión", aseguró.

Ferrer dijo que algunas de las trampas que utiliza Carbonell para sus
robos son: planificar la elaboración de cantidades de raciones
superiores a la cantidad de personas; inflar los pedidos de materia
prima para hacer pan; permitir que se echen a perder productos como el
yogurt, la mermelada y otros, para llevárselos a sus puercos; planificar
en los papeles, como parte del menú, productos que después no oferta.

"Se calcula que este señor roba alrededor de 2 o 3 sacos de arroz
diarios, de 1 a 2 de frijoles, 30 o 40 libras de aceite, unas 500 libras
de pollo quincenalmente y, en ocasiones, coordina con el de
abastecimiento de la cárcel y muchos productos ni siquiera entran a la
prisión, son desviados de los almacenes directo para su casa", indicó el
médico.

Añadió que esta "inmoralidad alcanza a los miembros del consejo de
dirección de la cárcel, pues también se benefician del negocio, entre
ellos el mayor Nicolás Fernández, quien es el jefe de logística; el
mayor Estrada, jefe de la contrainteligencia y los demás oficiales que
todas las semanas tienen asegurada su mesada de los productos robados".

Según Ferrer, es por ese motivo que "en las inspecciones nunca se
detectan irregularidades, y no se le da curso a las constantes denuncias
de los presos".

Negocios con las necesidades de los presos

En cuanto a los guardias que trabajan directamente con los reclusos,
Ferrer dijo que "en su mayoría son personas de muy bajo nivel cultural,
residentes en provincias lejanas (…) viven hacinados en albergues dentro
de la prisión, en condiciones similares a la de los presos, hasta comen
la misma comida, con la diferencia de ser un poco más en cantidad,
viajan donde sus familias sólo en vacaciones, cada seis meses".

"Esas precarias condiciones facilitan que muchos de estos guardias sean
unos corruptos sin escrúpulos, que se dedican a cometer delitos graves
como la entrada de ron al penal, además de pastillas psicotrópicas y
otras drogas que se utilizan para el contrabando", afirmó el médico.

"También se dedican a venderle a los reclusos visitas familiares y
pabellones (visita conyugal), conduces a la calle, pases de estímulo y
traslados de compañías, venden las llamadas por teléfono y extorsionan
hasta a los presos que necesitan atenderse con el médico, entre otros",
agregó.

El activista de derechos humanos advirtió que esta situación en las
prisiones existe "bajo la complicidad de las autoridades del gobierno y
principalmente de los jefes de Cárceles y Prisiones, que durante las
visitas que realizan a esos centros sólo tienen interés por lo que
puedan conseguir de beneficio personal, y poco les importa el drama
espantoso que sufren los reclusos".

© cubaencuentro.com

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(29 September 2009)
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