Friday, September 28, 2007

Embajadores

SOCIEDAD
Embajadores
Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba - septiembre (www.cubanet.org) - Fueron jóvenes
entusiastas y apoyaron a la "dictadura del proletariado" desde sus
inicios. Creyeron el sueño del "hombre nuevo" y se sintieron los
elegidos. Estuvieron como combatientes en Bahía de Cochinos, en la
guerra civil contra los campesinos en Guamuhaya, Sierra del Escambray.
Sudaron la camisa en el Cordón de la Habana y en la Zafra del 70.
Algunos hasta combatieron en el cuerpo expedicionario africano. Luego
hicieron el largo camino burocrático del servicio exterior, primero como
funcionarios de bajo nivel, hasta que con el paso del tiempo llegaron a
ser embajadores. Fueron comedidos y protocolarios; su función fue
defender al gobierno en el escenario internacional, a veces en Delhi,
otras en Paris, Ginebra o Lusaka.

Vistieron de safari, gafas Ray Ban y calzaban Florsheim. Admiraban a los
mellizos La Guardia, a Ulises Estrada y a Piñeiro; amplificaban las
historias de estos James Bond tropicales y se volvían parte de ellas;
pero en las fotos que guardan aparecen al lado del Comandante o del General.

A mediados de los ochenta les asignaron un apartamento de microbrigada
en el Vedado, Alamar o San Agustín; un pequeño auto soviético que
algunos mantienen y con los que los mas pragmáticos botean hoy en las
calles de La Habana.

Sin darse cuenta fueron quedando solos, no entendían lo que pasaba, pero
mantenían su fidelidad al régimen. Hicieron carrera universitaria, la
mayoría en Derecho, Economía o Historia, casi todos en la Universidad de
la Habana o en la Escuela Superior del Partido Comunista.

Un día fueron desplazados o pensionados, dejaron de trabajar para el
sistema al que entregaron su vida, capacidad y conocimientos; aunque
ahora, como Saturno, los había devorado. A partir de ese momento
supieron en carne propia la miseria del pueblo cubano, pobreza que no
vieron porque durante la Zafra de los 10 millones, estaban en Portugal o
Argel; durante el quinquenio gris, estaban en Moscú, Dar es Salam o
Ciudad México; en el momento más critico del periodo especial (1991-96)
estaban en Berlín, El Cairo o Buenos Aires.

Ellos, que nunca supieron de ómnibus urbanos, ahora conocen de
"camellos", y se sientan a rumiar sus recuerdos mientras hacen la cola
de un comedor obrero que les dará algo. Con diez dólares como pensión,
es poco lo que se puede hacer. Por eso van mal vestidos, con algún viejo
safari o guayabera, en ruinas y sin afeitar.

Un senil sindicato de retirados del Ministerio de Relaciones Exteriores,
conformado por algunos de los que se encuentran mejor de salud y mente,
organizado cuando Roberto Robaina era Canciller, como forma de socorrer
a los que una vez ocuparon tan importantes responsabilidades, perdió el
apoyo del actual ministro, Felipe Pérez; aunque después de un largo
camino de desencuentros y desaires, el pasado año no llegaron a recibir
una "jabita", contenedora de un par de libras de jamonada y queso,
suficiente para dar un poco de aire al desvalido.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/sep07/27a9.htm

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