Thursday, May 31, 2007

Aquellos gángsters

HISTORIA
Aquellos gángsters

Tania Díaz Castro

LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - Muy poco se ha escrito en la prensa
oficialista sobre los bandoleros políticos, también llamados muchachos
de gatillo alegre, que hicieron tantas graves travesuras a finales de
nuestra República en ciernes.

Se trataba, y de esto no hay duda alguna, de ciertos personajes
provenientes en su mayoría de la clase media, ansiosos por participar de
la política en grande.

Estos grupos de pistoleros realizaban sus fechorías terroristas a través
de conocidas organizaciones como Legión Revolucionaria Cubana, Acción
Revolucionaria Guiteras, Joven Cuba, Unión Insurreccional Revolucionaria
y otras y que, carentes de una verdadera ideología política, actuaban de
manera violenta y desenfrenada a pleno sol.

Cuando Manolo Castro, veterano dirigente de la Federación Estudiantil
Universitaria fue situado por el presidente Grau San Martín al frente de
la Dirección General de Deportes, ya contaba con varios enemigos en las
calles de La Habana. Murió de varios disparos hechos desde un auto que
pasó veloz por la esquina de San Rafael y Consulado. Su cuerpo quedó
tirado sobre un gran charco de sangre en la acera del cine Cinecito, al
estilo del filme El Padrino.

En el periódico habanero El Crisol salió más tarde la noticia de que un
joven revolucionario llamado Fidel Castro Ruz era el autor del crimen.
No fue sometido a juicio, pero sí a la prueba de la parafina, que por
suerte para él lo declaró inocente.

Se piensa que debe culparse más a la prensa de la época por hacerse eco
de aquellos hechos gángsteriles esporádicos, motivados casi siempre por
ajustes de cuentas y rencillas personales, que a los gobiernos de esa
época por admitirlos. Carlos Prío, por ejemplo, se esforzó en aplicar
una ley dictada por él contra aquellos indómitos gánsters criollos,
utilizando el GRAS, Grupo de Represión de Actividades Subversivas, cuya
finalidad no era precisamente reprimir a opositores políticos y
sindicatos como se dice, pues para eso existía la libertad.

El año 1952 estuvo coronado de actos terroristas. Explota una bomba en
la casa de la señora María Luisa Gómez-Mena; es destruido el yate del
senador Diego Vicente Tejera; resulta asesinado por varios pistoleros en
un café de La Habana Alejo Cossío del Pino, propietario de Radio Cadena
Habana; sufre un atentado fallido Rolando Masferrer, y explota una bomba
en el bufete del doctor Pelayo Cuervo.

Fue el año en que Fulgencio Batista, después de despojar de la
presidencia constitucional a Carlos Prío, declara públicamente que
acabará con el gangsterismo.

Unos meses después, en julio de 1953, un grupo de revolucionarios,
dirigidos por Fidel Castro, asalta el Cuartel Moncada de Santiago de
Cuba y son condenados a penas de hasta 15 años de cárcel.

De alguien escuché decir alguna vez que aquellos muchachos de gatillo
alegre se adueñaron de las calles habaneras. Muchos no lo recordamos
así. La Habana era una ciudad tranquila, alegre y próspera. Fue un poco
después que lamentablemente las calles cubanas tuvieron un dueño. Uno solo.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/may07/31a10.htm

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