Saturday, March 25, 2006

Ponencia a Conferencia LASA

Ponencia a Conferencia LASA*

Por Lic. Oscar Espinosa Chepe

Ponencia fue presentada en la conferencia de LASA celebrada en Puerto Rico

CUBA: SITUACION ACTUAL Y PERSPECTIVAS PARA EL FUTURO
Estimados Colegas y Amigos:

Ante todo deseo agradecer la gentileza de invitarme a participar en esta
reunión anual de la Latin American Studies Asociation. Esto constituye
un gran apoyo moral para quienes dentro de Cuba luchamos por la
democracia y el respeto a los derechos humanos, en muy difíciles y
riesgosas condiciones, que pueden incluir largas penas de cárcel, como
es la que sufre actualmente el hermano y colega Armando Ramos Lauzerique.

Estamos seguros de que las valiosas ponencias presentadas y los debates
plurales que seguramente surgirán, nos brindarán ricas experiencias, muy
útiles para nuestros propósitos de reconstruir la sociedad sobre bases
sólidas de reconciliación y tolerancia.

SITUACIÓN ACTUAL

Estimados colegas:

La situación cubana es muy difícil. Después de 15 años de crisis
profunda, debido a un sistema fracasado y a la pérdida de las cuantiosas
subvenciones que durante muchos años provinieron del bloque soviético,
la sociedad cubana ha sido afectada de forma generalizada con
consecuencias desastrosas para la población.

Los problemas económicos, políticos, sociales, culturales, demográficos,
medioambientales, ya presentes con anterioridad a 1990, se han acelerado
y acumulado, con un enorme impacto negativo sobre los valores
espirituales de los ciudadanos, creándose así un peligrosísimo clima
social de imprevisibles secuelas.

A pesar de los años transcurridos, parece bastante improbable que el PIB
per capita haya llegado al nivel precrisis de 1989. De las estadísticas
oficiales puede concluirse con seguridad, que hasta el 2000 el PIB
alcanzado se encontraba por debajo en un 20,3%. Con posterioridad,
debido al cambio en el año base para hacer los cálculos, sin que se
ofrecieran los elementos correctores, así como por la aplicación de una
nueva metodología por parte de las autoridades cubanas, que modifica
arbitraria y sustancialmente los conceptos en que se basa el Sistema
Nacional de Cuentas de las Naciones

Unidas, se hace muy difícil cuantificar la dinámica de la economía
cubana, y determinar sí al cierre del 2005 pudo rebasarse los niveles
precrisis. De todas formas, resulta evidente por algunos datos oficiales
que existen importantes sectores como el agropecuario, transportes y
otros, donde esto no ha sido logrado todavía.

El gobierno afirmó que el PIB creció un 11,8% en el 2005. De ser cierto,
podría haberse alcanzado los niveles de los años 1980. Sin embargo, de
las propias cifras oficiales se desprenden muchas dudas de que se haya
obtenido un crecimiento tan fabuloso. Ese año, en el primer semestre,
cuando en Cuba la actividad productiva es más dinámica, existió un
decrecimiento del 4,0% en la generación de electricidad y, aunque no se
han ofrecido datos sobre el segundo semestre, hubo abundancia de cortes
eléctricos. Es muy difícil explicar tal aumento del PIB, con la
reducción de las disponibilidades de energía eléctrica, elemento básico
para la materialización de cualquier actividad de producción y
servicios. Además, se ha reconocido que sólo 12 de las 22 ramas
industriales crecieron. La producción azucarera disminuyó a la mitad; la
de petróleo y gas se minoró en 3,7%; y la determinante actividad
niquelífera mantuvo niveles similares a la del 2004.

En el sector agropecuario, se anunció una caída del 20,0% en las viandas
y otros cultivos; se dejaron de producir 77 millones de litros de leche
y se perdieron 57000 toneladas de granos. En el primer semestre del
2005, continuó la sequía que azotaba desde hacía varios años, con
pérdidas económicas calculadas en 1 350 millones de dólares. A lo
anterior se agregan las afectaciones por los huracanes Dennis, Rita y
Wilma, los cuales provocaron pérdidas por 2,3 miles de millones de
dólares. Esta situación es muy poco propicia para un crecimiento
económico de tal envergadura.

La explicación que se da para justificar el casi 12,0% de crecimiento
del PIB, esta basada esencialmente en un pretendido engrosamiento de los
servicios, en especial los referidos a la salud pública y la educación.
Se valora en exceso los contingentes de personal remitidos al exterior,
fundamentalmente a Venezuela, sin tener en consideración que el
incremento en la exportación de los servicios médicos y los realizados a
pacientes dentro de las fronteras ha influido negativamente en la
asistencia a los cubanos. No son pocas las ciudades y pueblos donde las
plantillas de doctores, enfermeras y otro personal paramédico están
medianamente cubiertas, provocándose el cierre de consultorios o un
pronunciado descenso en la calidad de la atención, con lo cual los
valores realmente creados hacia el exterior son factor de disminución de
los servicios internos.

En la educación persiste el poco interés hacia el magisterio, por lo que
se mantiene la política de cubrir las plantillas con maestros
emergentes, o sea, mediante la formación improvisada de profesores, con
la subsiguiente pérdida de la calidad docente. En la ciudad de La
Habana, están impartiendo clases en la enseñanza secundaria alrededor de
4 000 maestros emergentes, en su mayoría jóvenes inexpertos traídos de
otras provincias, en particular las orientales.

Posiblemente, muchos de esos jóvenes ahora establecidos en la capital,
estén imbuidos de cierta vocación, pero también un por ciento de ellos
pudiera añorar el acceso a la prohibida Habana, con mucho más
oportunidades para sus lógicas ansias de progreso material y espiritual,
así como se sientan estimulados por las promesas a un ingreso fácil en
los estudios universitarios. Así se crea una situación nada halagüeña
para el futuro de la docencia, con profesores formados precipitadamente
y, en muchos casos, sin vocación ni interés en una profesión tan
exigente e importante para el desarrollo de la nación.

Además de los problemas con el crecimiento, existen otros fenómenos en
la economía nacional. Se trata de un proceso acumulado de
descapitalización de los activos nacionales, que ha alcanzado grados
impresionantes; factor que ha desempeñado un importante papel en la
paulatina desaparición de la industria azucarera, hoy con niveles
productivos (1,3 Millones de tons., en el 2004) semejantes a los
existentes a principios del Siglo XX. La ganadería vacuna sigue igual
curso, y ya se reconoce oficialmente que su masa no llega a los 4
millones de cabezas; situación que muchos especialistas consideran mucho
peor, partiendo del deplorable estado del ganado y de que no se realiza
un conteo nacional desde 1978.

En lo que respecto a la utilización del agua, se ha reconocido que más
del 60,0% de la bombeada para el consumo productivo y doméstico a nivel
nacional se pierde por el mal estado de las redes de distribución. Un
estudio realizado por entidades gubernamentales en la ciudad de La
Habana, en 2002, arrojó que el 72,0% del agua bombeada se perdía por
diferentes causas, fundamentalmente por el estado calamitoso del sistema
de distribución. Recientemente, el Presidente del Instituto Nacional de
Recursos Hidráulicos informó la necesidad de sustituir el 75,0% de las
tuberías de las redes de la capital por estar inservibles. Todo esto se
complica por la destruida red de conducción de las aguas negras, lo que
incrementa los niveles de contaminación del agua potable.

A esto se agrega el terrible estado del alcantarillado, en muchos
lugares infuncional por la desatención y la carencia de mantenimiento,
agravado por la falta sistemática de recogida de basura y otros
residuos, lo que ha alcanzado niveles tan escandalosos, que hasta la
domesticada prensa nacional ha tenido que denunciar este estado de cosas.

Los viales no pueden estar en peores condiciones, factor que acelera la
descapitalización del escaso y anticuado transporte automotor
disponible, y es fuente de repetidos y lamentables accidentes. En las
zonas suburbanas de la capital y de ciudades del interior, el problema
está dejando de existir por la completa desaparición de las vías.

El estado del fondo habitacional también es muy grave, por la
insuficiente construcción de nuevas edificaciones y de mantenimiento
durante muchos años. Según publicó el Instituto Nacional de la Vivienda,
en Junio del 2005, el 43.0% del fondo está en malas y regulares
condiciones; indicador que algunos especialistas consideran que pudiera
ser superior, si se agregaran al análisis las viviendas de las numerosas
villas miseria.

La situación del parque industrial es realmente desastrosa, durante
muchos años regido por la obsolescencia tecnológica, y la carencia de
reposición y mantenimiento. Un ejemplo concreto es el sistema
electro-energético nacional, con unidades generadores con una
explotación promedio de 25-35 años; la mayoría con tecnologías
desechadas por sus productores, azarosos y prolongados procesos de
inversión, un mantenimiento casi siempre desfasado a causa de la
imprevisión, desmotivación laboral, carencia de recursos y el continuado
consumo del petróleo doméstico con alto contenido de azufre.

Los problemas no se resumen a los existentes en las unidades
generadoras. En la transmisión y distribución del fluido también se
presentan serias dificultades, con subestaciones anticuadas y sin
mantenimiento, redes en mal estado, postes podridos, transformadores
deficientes y recargados, acometidas defectuosas y breckers domésticos
en malas condiciones o faltantes, de los cuales se calcula deben ser
sustituidos 1 900 000. Producto de la calamitosa situación del sistema
energético nacional y su obsolescencia técnica, tiene lugar en las redes
de transmisión y distribución una pérdida del 17,0 - l8,0 % de la
energía generada.

En la actualidad se quiere solucionar a la pronunciada crisis
electro-energética mediante la compra e instalación en baterías de
plantas de emergencia, los llamados grupos electrógenos, sincronizadas
al sistema nacional. Esta variante, al parecer sin muchos antecedentes a
escala mundial, en el corto plazo pudiera dar algunos resultados
positivos. Sin embargo, más adelante todo este esquema podría venirse
abajo por la utilización de equipamiento diseñado para funciones
auxiliares, no permanentes. Adicionalmente habría que observar como
funcionarán estos delicados equipos en las complicadas y duras
condiciones cubanas, con un personal poco estimulado y preparado con
urgencia, con falta permanente de recursos y combustibles que no siempre
tienen la calidad requerida.

La descapitalización actuante en la sociedad cubana no sólo abarca los
medios de producción y de servicios, como es la educación y la salud,
donde con posterioridad a 1959 se había mantenido y acrecentado la
continuidad del avance logrado desde la inauguración de la república a
inicios del Siglo XX. A la constante desvalorización de los llamados
activos tangibles, transcurre un proceso de descapitalización de los
recursos humanos, que interactúa con el material, provocándose así una
intensificación de la desvalorización mutua.

Podría clasificarse la descapitalización de los recursos humanos en dos
grandes vertientes. La primera, la continuada pérdida de la calificación
productiva y científico-técnica de la fuerza de trabajo; y la segunda –
a mi juicio el más terrible aspecto-, el deterioro de los valores
espirituales, elemento perverso que afecta directa o indirectamente a
toda la población.

Ciertamente resulta un tema que por su magnitud e importancia resulta
imposible abordar en el marco de un solo debate. No obstante, nos
esforzaremos en describir sus principales rasgos. La descapitalización
productiva y científico-técnica de la fuerza de trabajo cubana se
expresa por distintas vías. Una es el permanente éxodo de profesionales
y técnicos hacia el exterior, en busca de mejores condiciones para la
realización de sus capacidades, a fin de encontrar una vida más digna en
compañía de sus familias. En segundo término, está el abandono masivo de
las profesiones estudiadas por otras menos complejas, pero más
lucrativas dada la inversión de la pirámide social imperante. Con el
alejamiento de sus profesiones, muchas personas pierden las habilidades
adquiridas, descalificándose a mediano plazo.

Asimismo, existe muy poco interés laboral por parte de la mayoría de los
profesionales y técnicos, debido a la carencia de incentivos en los
centros de trabajo. Los especialistas que continúan ejerciendo sus
profesiones por lo general no están motivados a elevar sus
calificaciones y actualizarse. Conocen que, aunque incrementaran sus
conocimientos, ello redundaría nulamente en el nivel de vida de ellos y
sus familias.

Por otra parte, existe el obstáculo de la falta de información
científico-técnica, así como de intercambio profesional con contrapartes
extranjeras. Esta situación pudiera ser por lo menos paliada, si
nuestros profesionales, técnicos y científicos, tuvieran acceso a
Internet, lo que está bastante limitado por consideraciones políticas.

De acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) confeccionado por el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Cuba se encuentra
entre los últimos lugares del mundo en cuanto al acceso de sus
ciudadanos a Internet y la telefonía móvil; muy por detrás de naciones
tan pobres y subdesarrolladas como Mongolia, Viet Nam, Namibia,
Swazilandia, Haití y otras muchas.

Todos estos factores negativos han ocasionado una constante sangría para
la economía y la sociedad en su conjunto del recurso más importante para
el desarrollo de un país en la actualidad: el capital humano. Así, se
despilfarran también cuantiosos recursos y esfuerzos invertidos en su
creación.

En este contexto tampoco puede soslayarse la aguda problemática
demográfica, una verdadera bomba de tiempo para el futuro nacional. El
crecimiento poblacional está virtualmente detenido, con tasas de
natalidad y fecundidad muy deprimidas. El nivel de reemplazo, una hija
por mujer, ya no se alcanza. A esos elementos negativos se agrega un
saldo migratorio altamente desfavorable, con la salida del país en los
últimos años de decenas de miles de personas, en particular jóvenes en
edad laboral. La consecuencia de esta situación ha sido el continuado
envejecimiento de la ciudadanía. Hasta fines del 2004, el 15,4 % de la
población tenía 60 ó más años de edad. Algunas provincias sobrepasan el
porcentaje nacional, tales como: Sancti Spiritus 16,6%, Ciudad de La
Habana 17,4% y Villa Clara 18,2%. Los estudios realizados sobre este
tema indican la continuación del proceso de envejecimiento, a tal punto
que antes de 2025 uno de cada cuatro cubanos pertenecerá a la llamada
tercera edad. Un fenómeno que ya demanda enormes recursos materiales,
humanos y financieros, y que con su desproporcionada dinámica promoverá
una necesidad aún mayor de bienes, presionando a una economía en bancarrota.

Igualmente, la permanente crisis económica, política y social afecta
extraordinariamente a la ciudadanía mediante la pérdida de valores
espirituales, lo cual adopta maneras multiformes. Podría mencionarse la
doble moral asumida por las personas como vía de ¨adaptarse¨ a la
disciplina política imperante. Una circunstancia humillante, que deja
marcas lacerantes en la autoestima de los seres humanos.

Con el trabajo honrado la inmensa mayoría de los cubanos no puede vivir,
debido a la precariedad de los salarios, pagados en lo fundamental en
una moneda cuasi inservible, que el propio estado emisor no acepta como
forma de pago para la compra de medios y servicios ofertados en sus
tiendas. Según datos brindados en la Sesión de la Asamblea Nacional del
Poder Popular, efectuada en diciembre, los ingresos medios mensuales de
los trabajadores ascendieron a 398 pesos corrientes en el 2005. Eso
significa un equivalente a 15.92 pesos convertibles (CUC), o sea 17.83
$US al cambio oficial sin la aplicación del gravamen.

El salario mínimo es de 225 pesos corrientes (9 CUC) mensuales. La
situación de los pensionados es mucho peor; más del 50,0% recibe 164
pesos corrientes (6.56 CUC) y el promedio de las pensiones podría estar
alrededor de los 200 pesos corrientes mensuales (8 CUC), luego de los
incrementos recientes.

Hasta 1990, el racionamiento y sus precios subvencionados permitían
subsistir a las personas aunque muy austeramente. No obstante, la
situación ha cambiado desfavorablemente, reduciéndose paulatinamente la
cantidad y calidad de los productos vendidos mediante la llamada
¨Libreta de Abastecimiento¨, al punto que se reconoce oficialmente que
la ¨distribución racionada de alimentos para toda la población a precios
subsidiados, …garantiza aproximadamente la mitad del consumo de calorías
per capita diarias de los cubanos y cubanas¨ (Segundo Informe del
Gobierno Cubano sobre el Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, Julio 2005).

Muchos especialistas consideran ese criterio extremadamente optimista;
sin entrar a analizar el nivel de suministro racionado de proteínas y
grasas comestibles, todavía en un estado más catastrófico.

En estas circunstancias, la población se ve obligada a comprar sus
alimentos y otros productos básicos a los precios de oferta y demanda
(desde hace tiempo terminó la venta de ropa, calzado y otros productos
por la vía racionada). Así, los consumidores tiene que pagar un litro de
aceite a 2.15 CUC, un kilogramo de leche en polvo de producción nacional
a 5.75 CUC, un kilogramo de muslo y encuentro de pollo a 2.75 CUC, entre
otros productos esenciales para la vida humana, vendidos en tiendas del
Estado, cuando a los trabajadores abrumadoramente no se paga en pesos
convertibles.

Podría preguntarse: ¿Cómo subsisten los cubanos? En primer término,
mediante las remesas fundamentalmente enviadas desde ¨territorio
enemigo…¨; de las propinas, pero para trabajar en lugares de acceso al
turismo, hay que ser ¨idóneo¨, o sea ser o parecer obediente al régimen;
acceder a trabajos con extranjeros con igual condicionamiento político,
para lo cual muchos compatriotas tienen que adoptar formas de vida que
muchas veces sus conciencias les reprochan…la muy mentada y famosa
¨doble moral¨, con la subsiguiente pérdida de valores éticos.

En ese contexto, donde la mayoría no puede vivir honestamente de su
trabajo, surge el delito a las altas cotas que el propio Estado ha
reconocido y se llenan las cárceles de decenas de miles de compatriotas,
quienes en circunstancias normales no recurrirían a la ilegalidad. En
recientes declaraciones oficiales, se ha reconocido que después de
tomadas algunas medidas de control, los niveles de comercialización del
combustible casi se han triplicado a nivel nacional, y en lugares
específicos como Santiago de Cuba se han quintuplicado, lo cual indica
claramente la magnitud del ¨desvío¨ de combustible existente durante
años en Cuba. Un fenómeno que se repite en fábricas, hospitales,
escuelas, farmacias, panaderías, tiendas de venta en divisas; en fin, en
toda la sociedad, donde la especulación y el robo se han tornado
normales, creándose una nueva y nefasta moral.

El salario no es el único problema. Paralelamente existe descontrol de
los recursos del Estado debido esencialmente a un sistema que, en su
afán de querer controlarlo todo, no controla nada. Así se ha llegado a
una categoría de contabilidad ¨no confiable¨; un paraíso para la
ilegalidad, en un país donde todo escasea.

La Fiscalía General de la República anuncio hace unos meses haber
detectado 16 000 delitos en empresas estatales en el período 2002 –
2004. En el 2005, lejos de disminuir, recientemente fue informado que
los delitos económicos aumentaron. Durante el año se realizaron 890
auditorias en empresas del Ministerio de Comercio Interior,
constatándose que más de la mitad de las entidades auditadas tenían
niveles de control económico malos o deficientes.

Adicionalmente, los trabajadores que en su inmensa mayoría durante
muchos años creyeron en la existencia de un clima de justicia social,
hoy están conscientes de que todo ha sido una gran falsedad. Se sienten
convertidos en meras piezas de un mecanismo estatal, que no los tiene en
cuenta, si no es para exigirles y explotarlos, sin poder defenderse al
no estar permitida la creación de verdaderos sindicatos. Han comprendido
la falacia de la supuesta propiedad social sobre los medios de
producción y la real creación de un capitalismo de estado regido por un
grupo de poder con intereses y aspiraciones distantes a las de los
trabajadores.

Todo ello demuestra que las causas de la creciente corrupción en Cuba
tienen sólidas bases en el sistema, y mientras que esto no se reconozca
y se actúe consecuentemente, todo lo que se haga contra esa lacra lejos
de eliminarla, podría contribuir a su auge.

A todo este preocupante panorama debe agregarse una persistente y
continuada degradación medioambiental. Anteriormente citamos el
despilfarro existente del agua en un país con relativamente escasos
recursos hídricos, agravados en los últimos tiempos por frecuentes y
prolongadas sequías, en particular en la región oriental. Hay que
apuntar que esto se complica por el alto grado de contaminación de los
reservorios de agua dulce, debido a varios factores entre los que están
la incorrecta manipulación y uso abusivo de productos químicos en la
agricultura; y el continuado vertimiento de nocivos desechos de la
industria y los núcleos poblacionales. Elementos que también han
incidido negativamente en las aguas de las bahías, puertos y las
aledañas a las zonas costeras, haciendo imposible la vida acuática en
algunos lugares.

En cuanto a los suelos la situación es peor, estando presente altos
grados de degradación. Las estadísticas nacionales reconocen que las
áreas agrícolas están afectadas en 14,9% por la salinidad y sodicidad;
43,3% erosión ( muy fuerte a media); 40,3% mal drenaje; 23,9%
compactación natural; 69,6% muy bajo contenido de materia orgánica;
37,3% baja retención de humedad. A todo ello debe sumarse amplias áreas
con terrenos con elevados índices de acidez, así como apreciables
cantidades de territorios desertificados, especialmente visibles en las
zonas más orientales de la Isla. Esto a llevado a la determinación- por
la superficie estudiada hasta el 2001- de que según la clasificación
agroproductiva de los suelos de Cuba, el 65,2% son: poco (18,5%), o muy
poco productivos (46,7%).

Lamentablemente, este terrible panorama no es reconocido por las
autoridades, obnubiladas hoy por las subvenciones de Venezuela, basadas
fundamentalmente en la entrega de más de 90 000 barriles de petróleo
diario en condiciones especiales. Todo parece indicar que los dirigentes
cubanos creen haber encontrado El Dorado cerca de nuestras costas. De
esta forma, se hacen la ilusión de un crecimiento del PIB del 11,8% y un
1.9% de desempleo de la población económicamente activa, cuando sólo
están funcionando 42 centrales azucareros de los 156 existentes hasta
hace unos años, habiendo quedado sin empleo decenas de miles de
trabajadores.

Paralelamente, informan sobre un intercambio comercial de bienes y
servicios de 10 mil millones de pesos en el 2005, con lo cual obvian que
Cuba cerró ese año con un déficit de aproximadamente 4 mil millones en
el intercambio de bienes, estableciéndose una relación entre
exportaciones e importaciones de 1 a 3, debido a que ya no se cuenta ni
con azúcar para exportar, e incluso están importándose algunas
cantidades de países latinoamericanos; una situación otrora impensable.

El subterfugio para afirmar que se han incrementado las exportaciones en
los servicios radica en el envío de decenas de miles de profesionales de
la salud, médicos en su mayoría, a Venezuela, aprovechando una coyuntura
política que en cualquier momento puede fracasar, con consecuencias
desastrosas para la economía nacional ahora más dependiente que nunca de
los vaivenes políticos de otro país.

En las finanzas internas la situación no es menos halagüeña, con un
déficit que pudiera estar alrededor de los 2 mil millones de pesos al
cierre del 2005, lo cual representa un crecimiento del 37,4% en relación
con el desbalance del presupuesto ejecutado en el 2004. El
¨tranquilizador argumento” de que sólo representa el 4,2% del PIB, no
puede tranquilizar a nadie dado que, como se ha expuesto anteriormente,
el alza declarada de ese indicador carece por completo de sustentabilidad.

Todo lo anterior ha redundado en una acrecentada presión sobre el nivel
de vida de la población, con elevaciones considerables de precios de los
alimentos, las tarifas eléctricas y una larga lista de productos
básicos, sin un adecuado aumento de los salarios y otros ingresos de la
ciudadanía. Incluso, se han minorado en aproximadamente un 20,0% las
remesas recibidas por la población provenientes de Estados Unidos y en
un 8,0% las de otros países, mediante injustificados gravámenes, y la
absurda apreciación del peso convertible cubano (CUC). Con ello se ha
creado una tensa situación social, a pesar de las importantes
subvenciones venezolanas.

PERSPECTIVAS:

En el corto plazo, el futuro de Cuba es muy difícil y complicado. El
gobierno, en lugar de promover reformas al caduco e infuncional sistema
vigente, está embarcado en su reforzamiento. Se aplica una política de
recentralización de la economía, expresada en la limitación de los
rangos de decisión de los directores de empresas estatales, quienes ya
no disponen de recursos en monedas extranjeras ni en CUC, dado que deben
depositar los ingresos obtenidos en la Caja Central del Estado por leyes
adoptadas.

Además, están muy limitados en sus prerrogativas para suscribir
contratos, pues deben contar con autorizaciones de escalones superiores
del gobierno para proceder. Todo ello se traduce en altos niveles de
frustración en los dirigentes administrativos y, por consiguiente, en
desmotivación e ineficiencia en la gestión de las empresas por el
incremento de la burocratización en la toma de decisiones.

A esto se añade una ofensiva para el cierre del trabajo por cuenta
propia. En los últimos tiempos, miles de personas han perdido la
autorización para ejercerlo, así como se ha dejado de emitir patentes
para muchas profesiones antes autorizadas.

Simultáneamente, se ejecuta una campaña contra la corrupción que no va a
la raíz del problema, sino se queda en la superficie. Medidas como la
sustitución de los servidores de combustibles en los garajes, los
llamados Pisteros, por jóvenes trabajadores sociales, o la asignación de
militantes comunistas como una especie de Comisarios con poder absoluto
en los centros de trabajo y servicios, en modo alguno resolverá el
problema, si no se elevan los salarios reales de los trabajadores y no
se incrementa la calidad de los mecanismos de control económico;
objetivos imposibles de lograr con el actual sistema imperante en el país.

Por la vía de la represión y el terror impuesto en la sociedad cubana,
nunca habrá una solución posible. Sin dar otra opción a los ciudadanos,
lo único que se está logrando es ponerlos en un callejón sin salida, que
podría desembocar en una explosión social, de los cual ya hay síntomas
visibles.

Este complejo ambiente explica el incremento de los actos de violencia
organizados por el gobierno, los llamados ¨Mítines de Repudio¨, que han
llegado a golpizas de indefensos activistas de la oposición, el
encarcelamiento masivo de persona pacíficas; todo dirigido a sembrar el
terror entre la sociedad y, sobre todo, en sectores gubernamentales que
desde hace tiempo están conscientes de la incompetencia del sistema.

En realidad, no todo es negativo. Simultáneamente se está produciendo, a
pesar del terror sembrado,
una transformación notable en la mentalidad de las personas, que aspiran
a un cambio gradual y sin violencia del actual sistema.

Puede decirse que la transición ya se está efectuando en el lugar más
importante, o sea en el alma y la mente de los cubanos; frustrados y
desengañados de tantas promesas incumplidas. Esto explica por que el
régimen, conocedor de que ha perdido la batalla ideológica, ha decidido
reforzar su política represiva, acompañándola de falsedades sobre los
daños que podría causar un cambio del actual sistema en cuanto a pérdida
de empleos, así como de los supuestos avances en la salud pública, la
educación y la seguridad social.

Por eso se requiere establecer con claridad programas de reconciliación
dirigidos al pueblo, demostrativos de que la reconstrucción de la Patria
se basará en el restablecimiento de la armonía, la tolerancia y la
concordia entre todos los cubanos, en un ambiente democrático, sin
importar diferencias ideológicas que en definitiva enriquecen los
debates y facilitan encontrar las mejores opciones.

Estamos convencidos de que no existe contradicción alguna entre la
existencia de la propiedad privada y la propiedad social democrática;
entre magníficas herramientas como el mercado y la competencia con leyes
que garanticen la protección de los sectores más desvalidos de la
población, de manera que en igualdad de condiciones cada cubano tenga la
oportunidad de educarse y preservar su salud. Las experiencias de muchos
países confirman estas afirmaciones.

Las ricas tradiciones cubanas presentes en Félix Varela, José Martí y
otros grandes pensadores pueden servirnos de base para forjar una gran
unidad nacional contra el totalitarismo, sin discriminaciones políticas,
raciales, religiosas ni de género. Juntos en la prosecución del bien
común, unidos en la diferencia.

Estimados colegas:

Por último deseo reiterarles mi más profundo agradecimiento por tener la
oportunidad de exponer mis criterios en este importante evento
académico. Recabo de ustedes la solidaridad y apoyo moral a nuestros
esfuerzos por alcanzar la democracia y el respeto de los derechos
humanos en Cuba, y muy en especial por los cientos de presos de
conciencia y políticos que sufren, en condiciones terribles, injustas y
largas condenas.

Muchas gracias.

Lic. Oscar Espinosa Chepe
Economista y Periodista Independiente

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=1677

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