Friday, November 04, 2005

Marlon: Un Nino Marcado por la Intolerancia

Marlon: Un Niño Marcado por la Intolerancia

2005-11-04

La Habana, 3 de Noviembre.- La fecha del 18 de Marzo del 2003 marcó para siempre a Marlon de Miranda Roy, un niño cubano de 7 años de edad. Ese día el pequeño pudo observar como la casa donde ha crecido oyendo hablar de justicia, democracia y el cabal respeto a los derechos humanos, era sometida a un minucioso allanamiento durante 11 horas por agentes del Departamento de Seguridad del Estado(DSE). Su abuelo Roberto de Miranda Hernández, fue detenido y conducido a Villa Marista, cuartel general de la Policía Política cubana.

En el allanamiento efectuado en la sede del Colegio de Pedagogos Independiente de Cuba(CPIC), enclavado en Campanario #354 entre San Rafael y San Miguel, municipio de Centro Habana, lugar donde igualmente funciona la Biblioteca Independiente “Padre Félix Varela”, los agentes represivos ocuparon entre otras cosas, los dibujos de un concurso de pintura para niños y jóvenes, ocasión en la cual Marlon había pintado una bandera cubana.
Este redactor fue testigo de las obras expuestas, 3 meses antes de suceder la ola represiva desatada por el régimen de Fidel Castro que envió a 75 opositores y periodistas independientes a la cárcel.
Marlon lloró mucho cuando los policías incautaron las pinturas entre ellas, su obra. No era la primera ocasión que el infante es testigo y víctima de actos represivos. A la edad de 3 años la Seguridad del Estado le ocupó un velocípedo durante un registro practicado en la vivienda.
“A pesar de su corta edad, Marlon ha sufrido mucho la represión castrista, los allanamientos en nuestra casa, las  detenciones y posterior encarcelamiento de su abuelo con una sentencia de 20 años de cárcel, lo ha traumatizado “dijo Soledad Rivas Verdecia, abuela del pequeño”.
Roberto Miranda Hernández recibió el aliento de su nieto en las visitas familiares a Villa Marista, así como en las presiones de Agüica y el Combinado del Este, lugares donde estuvo confinado.
La señora Rivas Verdecia narra un hecho que le causó un profundo impacto: “El 30 de Marzo del 2003, Roberto cumplió sus 58 años de edad en prisión, se encontraba en la sala de penador del Hospital Salvador Allende. Ese día el niño me acompañó, sin embargo la Seguridad del Estado nos prohibió la visita. Marlon llorando se paró frente al oficial y le manifestó: ¿No dicen que los niños nacen para ser felices? Pues hasta que Fidel Castro no le dé la libertad a mi abuelo, yo no voy a ser feliz”. Marlon ha participado en las vigilias realizadas en pro de a libertad de los presos políticos cubanos, y ha acompañado a las Damas de Blanco – madres y esposas de los opositores y periodistas encarcelados – los domingos a la Iglesia Católica de Santa Rita de Casia, en el municipio Playa.

Cuando le pregunté al pequeño cuál ha sido para él el día más feliz de su vida, no vaciló en responder “el 23 de junio del 2004”. Cuentan que ese día, Marlon había acabado de levantarse cuando en la casa hicieron acto de presencia Oficiales de la Seguridad del Estado, el niño que los conocía asustado les preguntó: ¿Qué le hicieron a mi abuelo? En ese instante hizo su entrada al lugar Roberto de Miranda, quien había sido puesto en libertad mediante licencia extra penal por sus padecimientos de salud. Sorprendidos ambos, abuelo y nieto derramaron lágrimas de felicidad. Viene al caso, y merece honda reflexión en su sentido real lo expresado por el más universal de los cubanos; José Martí, en le primer número de la Edad de Oro:
“Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros”.

Desde La Habana reportó el periodista Carlos Serpa Maceira, de la Agencia Lux Info Press y Director del Buró de Prensa Independiente del Puente Informativo Cuba Miami. Trascripción por Misceláneas de Cuba/Revista de Asignaturas Cubanas

http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=3569

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