Sociedad
Cubanautas en el mar de los sarcasmos
Un buscador de internet que censura al propio Fidel Castro. Un cable
submarino que abre expectativas, pero no tantas.
Federico Fornés, Ciudad de La Habana
martes 27 de febrero de 2007 6:00:00
Cuando el gobierno habla de soberanía informática, muchos cubanautas
tragan en seco. Saben que detrás de la retórica se esconde el control y
el control es la muerte del negocio.
Las autoridades ya han comenzado a mostrar sus instrumentos. El primero
de ellos es una novedad: un navegador "hecho en casa" para internet
llamado 2x3, frase que para los cubanos indica rapidez.
"Está todavía muy verdecito. Necesita un par de años para llenar todas
sus lagunas", consideró un experto en informática.
El motor de búsqueda 2x3 es aún una maqueta, tal como lo indica su
versión beta, que significa no definitiva, pero sus creadores quisieron
mostrarlo aún siendo un nonato en la recién finalizada convención
internacional Informática 2007.
Para un profesor de club de computación, el instrumento está muy lejos
de sus pares en el mundo, como Google, Altavista o Yahoo.
"Aun considerando que su utilidad sea para la información nacional, está
muy atrás", estimó. "De todas formas, habrá que darle su tiempo, pero no
creo que llene todas las expectativas. Todo lo que aparece es bien oficial".
Los padres del buscón electrónico están felices.
"Es una valiosa herramienta para buscar los contenidos que Cuba tiene
disponibles en la red", dijo Roberto del Puerto, jefe de Infosoc,
Oficina para la Informatización de la Sociedad Cubana.
El centro es una dependencia del Ministerio de la Informática y las
Comunicaciones, ahora en manos del comandante Ramiro Valdés, uno de los
duros de la revolución y quien dejó una estela de leyendas barrioteras
al ponerse al frente de operativos policiales cuando era ministro del
Interior.
Castro también se censura
Leandro Silva, creador principal del buscador, precisó que 2x3 ya tiene
indexadas unas 150.000 páginas web cubanas para facilitar el "uso
masivo, ordenado y eficiente de las tecnologías de la información", lo
que a muchos suena como una jerga que anuncia control y vigilancia.
"Temo que dentro de poco sólo podamos ver el mundo con los ojos de esta
cosa", prevé una escritora que desde su casa chatea con su familia en
España y que posee vía a internet gracias a su condición de literata.
J.M.L., graduado en cibernética matemática en los años ochenta, no
comparte esa visión pesimista. "No creo que taponen el acceso a la red
con uno o más buscadores obligados. Lo que sí es factible que más
páginas políticamente indeseables sean filtradas".
El interesado en el 2x3 puede encontrar información sobre turismo y
viajes, cultura y arte, ferias, eventos, salud, educación, leyes,
embajadas, ciencias y deportes, así como un apartado con discursos de
Fidel Castro, entre otras materias.
"No todos los discursos", observa un usuario.
Uno de los ausentes es el pronunciado en la Universidad de La Habana el
13 de marzo de 1968. Un discurso cuyas resonancias pulsan el presente.
El líder revolucionario puso en los altavoces asuntos tan espinosos como
estratégicos. Uno de ellos fue la llamada microfracción dentro del
partido comunista, un grupo prosoviético de antiguos camaradas del
partido socialista que intentaron desplazar a Castro del centro de
gravedad política y hacerse con el poder.
Eso es arqueología, pero otro de los asuntos, la ofensiva estatizadora
que dio al traste con el sector privado en la mayoría de los servicios,
mantiene vigencia.
Descrito como una "infraestructura mercantilista" en manos de
"privilegiados y explotadores", el comandante se ahorró cualquier eufemismo.
"Señores, no se hizo la revolución aquí para establecer el derecho al
comercio (…) Nos proponemos eliminar toda manifestación de comercio
privado, de manera clara y terminante", dijo entonces y lo cumplió.
Tal filosofía, que desprecia la gestión privada y opta por la
centralización, sostiene también la política oficial en materia de
telecomunicaciones.
Campo de batalla
En la Isla el uso de internet es restringido. El propio ministro Valdés
reconoce que las telecomunicaciones son un campo de batalla.
En las oficinas postales existe un servicio de mensajería y navegación
intranet, al precio de 1,50 pesos convertibles la hora. Se puede cursar
correos al interior y exterior del país y visitar páginas cubanas.
Por 20 convertibles al mes, algunos compran clandestinamente la línea a
la red. Si son pillados, pierden todo el equipamiento. Una máquina
Pentium 4, lo más caro en la Isla, puede cifrar los 700 CUC comprada a
particulares.
El Estado no comercializa computadoras, pero sí vende algunos
componentes o accesorios. Tampoco permite su importación personal.
Para acceder a internet o comprar una tarjeta prepagada, hay que mostrar
pasaporte extranjero. En los hoteles, sin embargo, los cibercafés son
menos restrictivos, aunque sí muy caros.
"No le pregunto a nadie si es cubano o ruso", explica un elegante
funcionario en el cibercafé del Hotel Nacional de La Habana. El servicio
está por las nubes. Quince minutos de navegación cuestan un ojo de la
cara: 3,50 convertibles. Al cambio actual son 87,50 pesos, cuando el
salario promedio es de 250 pesos.
De acuerdo con Reporteros Sin Fronteras, una entidad a la que La Habana
tacha de recibir dinero de la CIA, tales cibercafés están codificados
por los servicios de contrainteligencia de la Isla.
Según cifras oficiales, el país tiene unos 900.000 usuarios de correo
electrónico —el ocho por ciento de la población— y una proporción de 3,4
computadoras por cada 100 habitantes, en una nación de 11,2 millones.
La Unión de Telecomunicaciones (UIT) refiere que el país contaba hace
dos años con 190.000 usuarios de internet, la tasa más baja de América
Latina y el Caribe. De ese total, un mínimo logra conexión doméstica.
El gobierno explica así la situación: "fomentamos el uso social de
internet porque las limitaciones se deben al alto costo de las
conexiones —sólo por satélite— y a la imposibilidad de emplear cables
submarinos de telecomunicaciones por el bloqueo estadounidense".
"Hay un cable de fibra óptica que pasa a sólo 19 kilómetros de La
Habana, pero Estados Unidos no autorizó el acceso a él ¿Por qué? Porque
una conexión en tiempo real abriría un mundo de negocios de internet en
la Isla", opinó Nelson Valdés, académico de origen cubano que desde
Nuevo México ideó en los años ochenta los primeros fondos on line sobre
la Isla.
¿Cable = libertad?
Los más recientes acuerdos entre La Habana y Caracas harán ridículas las
bravatas de Washington. Dentro de un par de años un cable bilateral de
banda ancha pasará información a una velocidad mil veces superior a la
capacidad que tiene actualmente la Isla en su conexión satelital con
internet.
Para ese entonces, las redes cubanas deberán operar con Linux u otros
sistemas abiertos, ya en curso en universidades. Windows será cosa del
pasado, la seguridad del tráfico estará en manos de la ya iniciada
cooperación con la rusa Kaspersky Internacional, y los cubanautas se
contarán por miles, según los más optimistas.
¿Será libre entonces el acceso a la red? Pregunta equivocada. El futuro
no siempre tiene que ser maravilloso.
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