Wednesday, August 31, 2011 | Por Juan Mario Rodriguez
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -"Ahora yo no estoy reclamando
la Tarjeta (permiso de salida), estoy haciendo oposición en las calles",
expresó Mercedes Evelín García Alvares apenas me senté en un sillón en
el portal de su casa, el lunes, pasado el mediodía.
Mechy, como cariñosamente la llaman, se ve tranquila a pesar de todos
los acontecimientos vividos en los últimos meses. Las protestas contra
el régimen castrista en las que ha estado involucrada podrían costarle
años de cárcel a esta tremenda mujercita.
"Me amenazaron con procesarme por alteración del orden y encarcelarme en
Manto Negro (Prisión de Mujeres de Occidente)", declaró la veterana
opositora miembro del Partido Pro Derechos Humanos afiliado a la
Fundación Andrei Sajarov, que ha sido reprimida violentamente, detenida
e interrogada por agentes del Departamento de Seguridad del Estado (DSE)
del Ministerio del Interior.
El 18 de mayo de 2011 realizó una plantada con un cartel frente al
Capitolio habanero denunciando la retención arbitraria de su permiso de
salida del país. Casi dos meses después, el martes 12 de julio, ella y
Odalys González Naya se plantaron con carteles denunciando la misma
situación en el parque ubicado en la céntrica esquina de Galiano y San
Rafael, en el municipio capitalino Centro Habana. Posteriormente
participó en las sonadas manifestaciones ocurridas en el Capitolio los
días 4 y 23 de este mes, en las que enarbolaron carteles y una tela
respectivamente, con consignas antigubernamentales. «Sara Marta Fonseca,
Tania Maldonado, Odalys Sanabria y yo protestamos en el Capitolio por la
represión sufrida por las Damas de Blanco en Santiago de Cuba y aquí en
La Habana», afirmó Mercedes sobre lo ocurrido el pasado 23 de agosto. A
Tania Maldonado los policías hasta «le preguntaron cuántos escalones
habíamos subido» en la famosa escalinata, explicó Mercedes.
Nacida en La Habana, su niñez transcurrió en el poblado de Santiago de
las Vegas. Estudió hasta el grado once y con solo 18 años se hizo
zapatera para sustentar a su bebé de un año, en ausencia de su esposo
Rolando Arriera Rodríguez, encarcelado por desertar del Servicio Militar
General, a quien se unió hace veintisiete. Desde el año 2001 pertenece a
la Iglesia Metodista de Santiago de las Vegas, en la que recibió el
bautizo un año después. El esposo era hasta hace poco el administrador
de esa institución, pero las autoridades de inmigración y extranjería
del Ministerio del Interior le exigieron un documento para permitirles
salir del país en el que constara su formal renuncia y la anuencia del
Pastor.
La vida de esta madre de dos hijos varones – uno de ellos residente en
los Estados Unidos- a quien el gobierno cubano le impide reunirse con su
familia en el exilio, transcurre entre los quehaceres domésticos, los
cultos en la iglesia y el juego de dominó junto a sus padres los
domingos. Es una cubana común, que vive en Cuba y que un día dijo basta.