Sunday, July 27, 2008

SI SE DICE NO SE CREE

SI SE DICE NO SE CREE
2008-07-27.
Hugo Araña, Bibliotecario y Periodista Independiente, Corresponsal en la
isla de Misceláneas de Cuba

Fragmento de "El abuelo contemplando una Libelula", de Pedro Pablo
Oliva, Premio Nacional de Artes Plásticas 2006. Fuente:
www.artesolgallery.com

Al pintor Pedro Pablo Oliva, Premio Nacional de Artes Plástica, le
negaron que exhibiera unos cuadros con la figura de Fidel Castro. Dichos
pinturas no tenían ningún mensaje de crítica a este hombre.
Sencillamente, dicho artista, en su concepción lo veía así: "un ser
humano que se iba a enfrentar a la muerte, o en el contexto de la
cotidianidad, no al héroe que disfrutamos (expresiones de Oliva), sus
defensas a la ecología, a los niños, a los pobres; no al hombre de
lucha, sino al hombre cotidiano (sic)."

En su concepción sobre Castro, llega a pintarlo "con una especie de
pijama, con un gato, con camaleones, con un caimito en la cabeza. O en
el Malecón enamorando a una joven desnuda. O a Fidel enfrentando a la
muerte. Y para culminar su serie sobre él, confeccionó una obra en
digital, cuya imagen se reproduce y se repite con quince fideles
portando ramitos de flores. Catorce son en azules, y el quince lo pinta
de rojo, al cual tituló "El disidente" (nov. del 2007)

Esta última obra rebasó la paciencia de la curadoría que organizó su
exposición, negándose a exponer ninguna de las obras antes mencionadas.
A las claras, y según en la entrevista aparecida en la penúltima edición
de la Revista "Alma Mater", publicación del estudiantado universitario
cubano, y llevada a cabo por la estudiante de periodismo Anabel
Serrallonga Hidalgo, esto no fue comprendido. Y esa fue la sana
intención de Pedro Pablo Oliva

La conclusión pudiera ser muy sencilla. Fidel Castro continúa intocable,
aunque lo que se escriba o pinte sobre él, sea lo más humano posible. No
obstante, pienso que la iconografía de una figura pública debe ser
libre, siempre y cuando no se remita al insulto o al desprestigio. Y por
la confesión de Oliva ninguna de estas dos intenciones estuvo en sus
intenciones.

Más o menos y sin desearlo, recordamos con tristeza la última exposición
que presentó Esson en los sesentas, cuando cogió la figura del líder
cubano, y lo situó en sus cuadros con una especie de sana ironía, que
las autoridades a los pocos días de abrirse la exposición la prohibió,
pese a las protestas del numeroso público que deseaba contemplarla,
llegando a formarse un pequeño motín en la puerta de la sala de
Exposición de la calle L y 23 del Vedado habanero, al conocerse la orden.

Por supuesto, esos años fueron muy controversiales y polémicos en Cuba.
Y no es que justifique esa orden de clausura. Además, ya en el ambiente
artístico de esos años, se estaba gestando el preámbulo de lo que fue
después, el fatal Quinquenio gris en la cultura cubana.

Pero que en pleno Siglo XXI, cuando todo ha cambiado para bien o mal, y
las concepciones son otras, máxime cuando en Pedro Pablo Oliva lo que
primó en sus contenidos pictóricos no fue algo político, y sí lo
cotidiano como responde en la Entrevista, nos parece que el extremismo
del curador o la curadora que debía presentar su Exposición y que
ignoramos su nombre, realizó un triste viaje retro de censura que,
ahora, es inexplicable por no decir fuera de lugar.

La conclusión es triste aunque las mismas autoridades lo nieguen una y
otra vez: en Cuba SÍ existe censura, aún cuando ni la crítica, ni la
diatriba, ni el mensaje contrarrevolucionario (para emplear expresiones
de los acólitos al Régimen), esté presente, en tal o más cual hecho
artístico.

Ser intocable nos provoca desconciertos. Nadie lo es ni puede presumir
de esa condición, vamos a llamarla inmunidad. Sólo aprendida, cuando
estudiábamos en la Universidad, las historias de los faraones egipcios,
los cuales eran intocables por presumir que descendían de los dioses, o
ciertas clases de la nobleza, no sólo en siglos anteriores, sino en la
actualidad, todavía amparados de una historia secular y bastante
descascarada.

Y es lamentable, volvemos a apuntar. El hombre en y su grandeza, es
también un ser humano. Y como tal, puede equivocarse y cometer errores.
Nadie está exento de esas acciones propias que son intrínsecas de él
mismo. Porque detrás de lo que nos quieren inducir a creer o solamente a
tener en cuenta, no basta, porque caemos sin remedio en el maniqueísmo,
como sucedió por ejemplo en el pueblo ruso, anteriormente llamado
soviético, con la figura de José Stalin. El ejemplo está ahí, fresco
todavía.

Por favor, para ese curador o curadora: para la próxima sea sensato y
no esquemático, porque el Arte es un fenómeno subjetivo y nada más.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=16398

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