Saturday, June 21, 2008

UN PUEBLO INJUSTO

UN PUEBLO INJUSTO
2008-06-20.
Ramón Velázquez Toranzo, Prisionero Político, Prisión la Piedra, Las Tunas

Los cubanos somos un pueblo injusto y malagradecido. Contando con el
mejor gobierno del mundo, no lo sabemos apreciar y nos pasamos la vida
lamentándonos y criticando a nuestros dirigentes, que se desvelan día y
noche, meses, años y casi siglos por hacernos felices y nada. ¿Cómo
podrían conseguirlo si somos una manada díscola que nunca está conforme
con lo que se orienta y mucho menos con lo que se pide.

Veinte mil veces he oído con mis propias orejas a nuestro sufrido
gobierno pedirnos casi llorando que trabajemos más, que produzcamos más,
que hagamos más con menos, pero eso nos entra por un oído y nos sale por
el otro. Para justificar nuestra desidia alegamos que para que nos vamos
a rompernos el cuero si hace cincuenta años que lo hacemos y no tenemos
ni donde caernos muertos, lo que es una reverenda mentira, ya que aquí
faltará casi todo, pero sobra donde caerse muerto y motivos también.

Queremos que el gobierno –algunos sátiros le llaman desgobierno—nos
pague lo justo por nuestro trabajo y no nos siga explotando, pero hemos
olvidado que hace medio siglo él nos quitó el yugo, las cadenas y otras
cosa y tiene que recuperar su inversión. Además, la mala es la
explotación del hombre por el hombre, la del hombre por el gobierno no,
porque si así fuera Carlos, Federico y Vladimir nos lo hubiesen dicho.

Nos cae como una patada en el estómago que nuestro gobierno bueno y
desprendido como ninguno ande por ahí regalando lo poco que tenemos al
punto de dejarnos a nosotros con las zurrapas, pero piensen: ¿Qué mérito
tiene dar lo que nos sobra? Cuando uno regala lo que necesita y hasta lo
que le falta, entonces sí hace méritos para entrar en el cielo. Esto
nuestro previsor gobierno lo sabe y trabaja en base a que si no puede
hacernos felices aquí por lo menos lo seamos en el más allá. ¿No es
lindo y encomiable?

Yo sé que habrán escépticos que dirán que estoy hablando heces fecales,
pero tengo ejemplos recientes de la benevolencia sin límites de nuestro
gobierno.

Hace poco se permitió por fin la entrada de los nacionales a los
hoteles, algo que veníamos criticándole hace mucho, ¿y qué pasó?
¿Corrimos en masa a hospedarnos en el Nacional, el Meliá Cohiba o
cualquier otro? Nada de eso, seguimos durmiendo en nuestras
habitaciones, muchas de ellas sin techo, con el colchón despedazado y
las sábanas en jirones porque es lo que nos pide nuestra idiosincrasia.
Entonces hay que preguntarse, ¿para qué diablos queríamos el permiso?

No podíamos rentar carros porque estaba prohibido y eso nos hacía
infelices. Pues bien, ya podemos, y sin embargo seguimos amontonados
sobre guaguas, carretones de caballo y viejos cascarones mil veces
remendados por nuestros magos de la mecánica. ¿Y los autos? Ahí. No los
alquilamos porque nuestra cultura nos hace tirar más hacia lo equino que
hacia Toyota, y nada más que por mortificar distrajimos a nuestro
ocupado gobierno hasta que nos concedió el dichoso permiso.

Con los teléfonos sucedió lo mismo, todos, absolutamente todos queríamos
un teléfono, y como no estaba permitido nos parecía más dulce que la
fruta prohibida, y ahora, ¿andamos cada uno con un celular en el
bolsillo como las gentes de una película americana? No, seguimos
utilizando los públicos cuando funcionan y cuando no, protestamos un
poco para no perder la forma. Pero no acabamos de adaptarnos a esas
modernidades de ciencia ficción que ni siquiera sabemos como funcionan.

Por todo esto y por mucho más es que digo que los cubanos somos un
pueblo injusto y mal agradecido, que tenemos el mejor gobierno del mundo
y el día que nos falte vamos a saber lo que es bueno.
Nota de Misceláneas de Cuba: El artículo anterior fue enviado desde Cuba
por Rufina Velázquez, hija del prisionero político Ramón Velázquez Toranzo.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=15889

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