Friday, February 01, 2008

BABILONIA LA GRANDE, MADRE DE LAS RAMERAS

BABILONIA LA GRANDE, MADRE DE LAS RAMERAS
2008-02-01.
Roberto de Jesús Guerra Pérez, Periodista Independiente y Director del
Centro de Información de la Corriente Martiana

En días pasados, me disponía a leer un libro en un banco del Parque el
Quijote, ubicado en la calle 23, del Vedado Habanero, cuando de pronto
dos adolescentes vestidas de secundaria básica, se sentaron una a cada
uno de mi lado y entablaron un diálogo, sin preocuparles que me
encontraba en medio de ellas.

¿Sabes que cumplo dentro de un mes quince años? –le dijo una de esta
joven a la otra- ¡ya se lo dije a mi mama!: Carnet de identidad, pelo
suelto, carretera y la escuela lo justifica todo. Continúo diciéndole a
su compañera. La otra joven me miró con ojos brillosos como
interrogando, si yo había descifrado el mensaje y al mismo advirtiéndome
que no tengo que ver con eso. Se detuvo un ómnibus cerca de allí,
salieron corriendo dejándome la mente atrofiada y tratando de descifrar
el enigmático mensaje.

Me pase el dichoso día pensando en aquello hasta que me vino a la
mente el libro, HABANA BABILONIA PROSTITUTAS EN CUBA, de la autoría de
Amir Valle, donde en uno de sus pasajes él hace referencia de cómo las
estudiantes utilizaban el uniforme para justificar su actividad
prostituida (que es lo que hoy día se denominan, jineteras), y así, al
agente del orden público (quien también entra en el juego), no las
detenía por ser escolares.

¡Yo mismo no lo creía!, pero al encontrarme a Emilio un colega- este me
dijo- ¿En qué país tú vives? Lo prometido sigue siendo un sueño
irrealizable, la prostitución, la droga, la corrupción y otros vicios
son como una rueda dentada que cuando llegan, es para quedarse y no hay
marcha atrás. Esto no hay quién lo elimine en Cuba.

Las jovencitas, o mejor dicho las niñas de once y doce años, están
acabando. La insatisfacción económica, la miseria y muchas necesidades
demuestran la falacia contenida en el preámbulo constitucional, pero la
culpa de eso no la tienen los padres ni ellas: es el régimen castrista
que no les da oportunidades a sus ciudadanos.

Yo tengo una vecina que se llama Zoraida -me cuenta Emilio-, su marido
la abandonó cuando las niñas eran pequeñas. Pasaron trabajo sin que
nadie les diera una mano, vivían en un solar en el barrio del Fanguito
(en el Vedado). La situación la obligó a prostituirse (cosa rutinaria
en la Isla). Doscientos veinticinco pesos mensuales, que es el salario
mínimo de un trabajador en Cuba (unos 30 centavos dólar por día), no les
era suficiente para alimentarse.

Las niñas fueron creciendo y viendo lo que su madre (Zoraida) hacía,
para tratar de mejorar su entorno de vida y garantizarles un futuro
mejor. Un día me enteré, que la mayor de las niñas (que ya tenia 16 años
de edad), mantenía relaciones con un Pepe (español), y que éste la iba a
llevar para su país. Consiguió al Pepe "jineteando" en horarios de
clases, mientras desandaba por el malecón con sus amiguitas. Las otras
condiscípulas lo hacían igual.

La más chiquita de las tres, que ya tenia 12 años engañaba a los hombres
diciéndoles que su edad era de dieciocho años, porque tenía -somato
tipo- de esa edad.

Como ellas, hay cientos en Ciudad de La Habana. En la famosa Esquina
Habanera, de Monte y Cienfuegos, brindan su cuerpo por la irrisoria
cifra de 5 dólares, no sólo las jovencitas, sino también hay jovencitos.
Porque la prostitución masculina también hay que tenerla en cuenta.
Algunas lo hacen con la aceptación de sus padres, con la esperanza de
conseguir un extranjero que saque a la familia de la miseria en que
viven. Así, muchas ya han escapado de este infierno donde desenvuelven
su vida, la juventud.

De qué nos sirvió a los de más edad, luchar por liberarnos de la
prostitución de los años cincuenta, si caímos en la peor que ha tenido
Cuba: la prostitución infantil. -Me parece, concluyó Emilio, que te
estoy contando una historia del libro de la Biblia, BABILONIA LA GRANDE,
MADRE DE LAS RAMERAS.

Con la aclaración de mi colega, pude resolver el enigma de la niña de
quince años: "carnet de identidad", "pelo suelto", "carretera y la
escuela". Lo justifica todo es el eslabón perdido en la sociedad cubana.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=13745

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