Wednesday, November 07, 2007

Matar la noche

8 de noviembre de 2007

TINTA RAPIDA

Matar la noche

RAUL RIVERO

Los seres humanos que son libres viajan en sueños a otros mundos. Viven
esas noches en otras casas. Ven llegar los amaneceres desde terrazas y
ventanales que no tienen cristales ni cimientos. Se enamoran (encuentran
o reencuentran el amor verdadero) y sus hijos crecen todavía sin besos
reales. Las fronteras de sus fantasías las traza la capacidad, la
ambición, la fuerza que debe dar el deseo de vivir.

Bajo las dictaduras hay otra manera de cerrar los ojos. Algunos sueños
se acaban en un vaso de agua fría. En una puerta abierta, en un poco de
aire, en una mesa limpia, en un trozo de pan. En una carta sin final,
escrita a lápiz con una letra mala, arrodillada, que uno no puede
comprender. Una hoja firmada en el borde con un nombre vacío.

Otros son pesadillas y tragedias marinas. Y aún sobra tiempo para
pernoctar en ciudades desconocidas. Unos sitios que se desvanecen
(vuelan iglesias, parques, escuelas y teatros) en la medida que el
soñador avanza bajo las luces graves.

Es que las personas normales necesitan materia para elevarse. La gente
sencilla, sin el privilegio de la imaginación de los grandes creadores,
requiere sustento para viajar a mundos que no han visto ni en
fotografías. A realidades que les contó un loco, un viejo o un viajero.
A escenas que vieron en un recorte de prensa o un anuncio pasado por
debajo de la capa y de la espada del control de los amos.

Los hombres libres sueñan con toda la libertad porque conocen sus
caminos y esa experiencia les permite dulcificarlos y recorrerlos en el
reposo. Quienes nunca la han conocido no la pueden comprender en sueños.
Tienen que esperar la vigilia para inventar un estado de ánimo. Unos
momentos de concentración, despiertos y tensos, para crear ilusiones
puras sin definiciones ni precisión.

Yo sé que la escritora Wislawa Szymborska cuando sueña pinta como
Vermeer van Delft. En su cama ella puede respirar bajo el agua, tener
encuentros con pingüinos y se permite el lujo de hablar el griego con
fluidez.

Eso se debe a su talento, a su delirio. A que es libre en la noche de
Cracovia a donde tuvieron que llamarla, en 1996, para comunicarle que
había ganado el Premio Nobel de Literatura.

A mí me gusta recordar a otro ser libre, Jorge Luis Borges. El creía que
le robaban una fortuna si alguien lo despertaba bruscamente. Además, lo
desvelaba esta pregunta: «¿Quién serás esta noche en el oscuro/ sueño,
del otro lado de su muro?».

Allá, al otro lado del muro de agua y tierra, nadie sabe qué despojos de
la realidad cubana llevarán hoy a sus sueños los hombres y mujeres que
viven sin libertad. Nadie sabe quiénes querrán ser cuando la noche baje
su tramoya de sombras.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/nov07/07o1.html

No comments: