Respuestas a dinosaurios
Luis Cino
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Mucho después que despertamos,
como en el cuento breve de Augusto Monterroso, los dinosaurios seguían
allí. Como si hubieran estado desde siempre. Rigen nuestras vidas y
opinan. Sólo que muy pocos se atrevían a responderles. Al menos, no
públicamente y en voz alta. Ahora, ya hay respuestas populares a los
dinosaurios.
Alguien que se hace llamar Jovellanos y que aunque se auto define como
"un revolucionario que apoya el socialismo en Cuba" no da su nombre
(hombre precavido vale por dos, Jovellanos) acaba de llamar dinosaurio
al ex Ministro de Cultura, Armando Hart.
El calificativo de Jovellanos fue provocado por un reciente artículo de
Hart en el que afirmó que la convocatoria al debate hecha por Raúl
Castro "sólo es aplicable a largo plazo" y dentro de ciertos cauces.
Totalmente descorazonador. Sabemos cuan largos suelen ser los plazos
para "compañeros" como Hart.
Para Armando Hart, los objetivos del debate deben limitarse a
"fortalecer la economía, perfeccionar la capacidad defensiva y alcanzar
la invulnerabilidad ideológica".
Según el ex ministro, fiel a la mentalidad de escuelita dominical roja
para cuadros partidistas, lo principal es fortalecer el trabajo
educativo-ideológico del Partido Comunista sobre las masas.
El castrador artículo de Hart ha provocado una nueva (parece que cada
vez son más frecuentes) y furiosa tormenta en el ciberespacio. La
mayoría de los inter nautas que participan en ella se dicen
"revolucionarios" pero prefieren no dar sus verdaderos nombres.
Simplemente son Peter, Chuncha, Floreal, Jovellanos o "un cubano de a
pie". Se pueden apellidar Pérez o Rodríguez, llamarse Juan, José o tener
un impronunciable e inventado nombre que comience con "y". Todos
coinciden en la necesidad del cambio.
Jovellanos confía en que las respuestas del Partido Comunista al debate
que convocó, sean "bien distintas a las de este dinosaurio". ¡Optimistas
que son algunos!
El hecho de que Hart no se refiera en su artículo a la agricultura, el
transporte y la vivienda, hace exclamar a Floreal: "¡Buen ejemplo de la
clase fosilizada y dogmática que ordena la comida por teléfono y nunca
ha montado en un camello!".
Peter se pregunta "qué clase de contrarrevolucionario es el señor Hart"
por simplificar "las reales dificultades que enfrenta el socialismo en
Cuba".
De cualquier modo, no hay que ensañarse con Hart como pasó con Pavón y
Serguera durante la intelectualizada tormenta de los e-mailes. Hart será
tan culpable de que el debate no pase de serlo, como los represores
visibles de la cultura lo fueron del Decenio Gris. Aquí entre nosotros,
aparte de Abel Prieto, ¿alguien se creyó el cuento del Pavonato?
Más allá de la apropiación manipuladora de la figura de Martí y de su
pecado por no montar en los camellos, Armando Hart no es peor que otros
dinosaurios. En todo caso, a pesar del artículo de marras, es de los más
inteligentes. Eso es algo cuando se habla de dinosaurios.
Hart es sólo otro exponente de una arcaica y desfasada clase política
irremediablemente condenada, como los dinosaurios en el período glacial,
a la extinción.
Lo que peor mala espina da es que la prensa oficial, que publicó el
artículo de Armando Hart, no se ha hecho eco de lo expresado por
millares de cubanos durante casi dos meses en las asambleas convocadas
por Raúl Castro y el Partido Comunista. Menos aún de lo que dicen los
blogs. Prefieren ocuparse de los delirios anti borbónicos de Hugo Chávez
y de seguir culpando de absolutamente todo lo que anda mal en Cuba, "al
bloqueo imperialista".
Puede tronar la tormenta en el ciberespacio. Todo está bajo control: muy
pocos cubanos tienen acceso a la red.
Lo siento por Chuncha, Jovellanos, Peter y los demás cibernautas. Es
bueno que llamen a las cosas por su nombre. Aún a los animales
prehistóricos. Los aplaudo por ello. Es otro poco de espacio de libertad
que se gana. Sé, estoy seguro, que al final los dinosaurios van a
desaparecer, pero cuando pienso en el mañana, no puedo evitar ser pesimista.
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