Sexo y lenguaje
Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión
LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - Existe una tendencia en
ciertos círculos a reconocer el empleo de un lenguaje sexista, lo que
implica el reconocimiento de las condiciones de dominación reproducidas
durante muchos siglos por una cultura patriarcal.
Se trata del empleo del masculino al definir profesiones u oficios que
actualmente desempeñan igualmente mujeres y hombres. El ejemplo más
socorrido es la palabra chofer.
En el presente, aún cuando millones de mujeres conducen un vehiculo
automotor, continuamos nombrándolas con el vocablo "chofer". Hasta ahora
mismo, jamás he escuchado decirles "chofera" o "choferesa". Mientras,
ante la proliferación de féminas en las barberías cubanas, he escuchado
con frecuencia el empleo de la palabra "barbera".
Es conocido de todos los hispanohablantes que en nuestra lengua el
plural masculino incluye al género femenino. Así, cuando decimos los
hombres con sentido abarcador de "humanidad" se incluyen las mujeres. Al
buscar en el diccionario de la Real Academia Española, encontré que la
primera acepción de la palabra "hombre" expresa lo siguiente: "Hombre:
ser animado racional, hombre o mujer". Sin embargo, en cuanto a la
definición de las féminas anotan: "Mujer: persona del sexo femenino", lo
que excluye la racionalidad en la mujer, por lo que observo. En el caso
de "Mujer de gobierno", apunta el diccionario, significa: "criada que
tenía a su cargo el gobierno de la casa". Mientras un "hombre público"
es alguien que tiene presencia o influjo social, la "mujer pública" es
una prostituta.
Un caso parecido ocurre con la palabra "jefe" y el femenino
correspondiente "jefa". Veamos que la primera significa "superior o
cabeza de una corporación, partido u oficio". En tanto, el femenino
posee la significación de "superiora o cabeza de un cuerpo u oficio.
Mujer del jefe."
Estimo que con estos ejemplos es suficiente para darnos cuenta de hasta
qué punto la lengua marca la división de los roles de género. Lo que
hace el hombre y lo que hace la mujer, según los convencionalismos
sociales marcados.
Pero hay que tener cuidado si usted desea tomar en cuenta esta cuestión
del género en el lenguaje, porque lo que sería incorrecto es inventar
disparates al apartarse de las reglas gramaticales al uso.
Por eso, acudo a consultar un buen libro: "El Estilo del periodista", de
Alex Grijalbo, quien en la página 506 trata el tema del origen del género.
Grijalbo parte del hecho de que los géneros del español tienen como
antecedentes los empleados en el latín. Observa que en la evolución del
español el sistema de tres géneros (masculino, femenino y neutro) se ha
quedado en dos, masculino y femenino. Para concluir, el autor admite que
"muchas de las caprichosas formaciones del femenino proceden simplemente
de la genética gramatical, consecuencia de la desaparición del neutro
latino y de la adaptación de las declinaciones de aquel idioma".
En lo que respecta al uso que se da en la prensa al tema que nos
interesa, hay mucha tela por donde cortar, por ejemplo: evitar el uso de
palabras asimétricas, por ejemplo no es igual decir "un hombre de vida
fácil" que lo mismo de una mujer. Debemos evitar además el empleo del
vocablo hombre como un genérico singular, por ejemplo: los derechos del
hombre en lugar de los derechos humanos, o emplear "el hombre de la
calle" cuando se debe decir "la gente de la calle", o "los niños" a la
hora de hablar de "la infancia" que sí agrupa a las niñas y los niños.
También se debe evitar escribir sobre "la mujer de…" y en su lugar decir
"la esposa de". Entonces, para evitar la exclusión del femenino en los
medios de comunicación se propone cambiar, el hombre por: la humanidad.
Y así:
La inteligencia del hombre La inteligencia humana
El trabajo del hombre El trabajo humano
El hombre de la calle La gente de la calle
A la medida del hombre A la medida de la gente
De esta forma emplearíamos un lenguaje incluyente y no uno que
escondiera la presencia del género femenino. Además de expresarnos bien
al usar correctamente el idioma.
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