Posted on Wed, Oct. 26, 2005
Católico laico cubano aboga sin cesar por la libertad en la isla
Associated Press
PINAR DEL RIO
Es uno de los 30 miembros del Pontificio Consejo Justicia y Paz del
Vaticano; sin embargo, en Cuba trabaja ocho horas diarias para el estado
en un almacén cuidando los tallos de palma con los que se fabrican las
cajas de puros.
Se puede pensar que Dagoberto Valdés no pudo alcanzar su potencial. Pero
este católico laico, que se convirtió en una voz alternativa del medio
ecléctico que lucha por impulsar cambios en Cuba, explica que los
castigos, incluido éste último trabajo, contribuyeron a su emancipación.
''Hay gente que tiene todo el poder del mundo y es infeliz'', dijo
Valdés, hablando en la diócesis de Pinar del Río en el occidente de la
isla. ``Cambio todo eso por la satisfacción interior de saber que he
podido caminar como una persona libre y responsable. Esto no tiene precio.''
Valdés es un hombre de fe y un optimista innato. Su espiritualidad le
ayuda a superar los desafíos diarios para impulsar las libertades
cívicas y económicas en el sistema rígido que impera en el país desde
hace más de cuarenta años.
Por la noche escribe y edita, en la revista independiente Vitral,
artículos polémicos sobre diversos temas de la actualidad en Cuba.
Durante el día trabaja para el estado.
''Es lo que llamo la catedral de las yaguas'', comentó este hombre con
gafas, que sonríe cuando describe las hileras de los tallos de palma.
``Mientras transcurre el día, simplemente medito y rezo.''
Devoto del catolicismo y la libertad de expresión, Valdés es un crítico
consecuente del gobierno de Fidel Castro.
Está un poco marginado, no sólo porque reside en el extremo occidental
de Cuba --la actividad política y la atención de la prensa internacional
se concentran en La Habana--, sino tal vez también por su fervor religioso.
Pero su profunda conexión con la Iglesia católica le da credibilidad.
Resulta difícil aceptar la idea de que es ''un mercenario'' al servicio
de Estados Unidos, la acusación que se hace aquí a los opositores al
gobierno.
A diferencia de disidentes internacionalmente conocidos como Martha
Beatriz Roque u Oswaldo Paya, Valdés no tiene un programa político
concreto. Sin embargo, a través de su revista y del Centro de Formacion
Cívica y Religiosa, una organización no gubernamental que fundó en Pinar
del Río, encontró una vía para expresarse y alentar a otros cubanos a
hacerlo.
Valdés habla utilizando metáforas. Para él, Cuba comunista es una cabaña
de troncos. Las puertas y las ventanas fueron selladas, y sólo algunos
rayos de luz pasan por las grietas de la cabaña.
''Los que están adentro no tienen luz, pero sabemos ya que afuera, hay
luz'' dijo Valdés. ``El problema no está en que la luz no existe, el
problema está en que la cabaña está cerrada.''
Desde el triunfo de la Revolución socialista de Castro en 1959, miles de
cubanos abandonaron la cabaña, dejando atrás sus hogares y sus
familiares, buscando la luz, según dijo Valdés.
''Eso ha sido la gran tragedia del pueblo cubano en estos 46 años''
expresó. ``Confundir la solución. Quien tiene que irse es quien cierra
la casa, no los habitantes de la casa.''
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/12995822.htm
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