2007-11-04.
Osvaldo Alfonso Valdés, Ex Prisionero de Conciencia del Grupo de los 75
y Analista Político de Misceláneas de Cuba
Como parte de mis estudios para perfeccionar el conocimiento del idioma
sueco como segunda lengua, en mi clase a cada estudiante le corresponde
realizar una charla, dirigida al resto de los alumnos, en la que habla
de su país. Llegado mi turno, realicé mi exposición sobre Cuba.
El contenido de lo que debía dar a conocer incluía desde elementos
geográficos, históricos, demográficos, hasta, claro está,
socio-políticos. Debo señalar que a mi grupo asisten estudiantes de
disímiles partes del mundo, de países tales como Irak, Irán, China,
Chile, Filipinas, Ucrania, Estonia, Uzbekistán, Holanda, Colombia y
Francia. Realmente resulta para mi una experiencia excepcional y muy
enriquecedora el poder compartir con personas de tantas nacionalidades
con tan diversas culturas.
Mi exposición sobre la Mayor de las Antillas había causado cierta
expectación, pues Cuba ha estado muy presente en los medios informativos
del mundo y para muchos, las informaciones resultan contradictorias; y
en general, si no es el caso de una persona especialmente interesada, la
mayoría tiene ideas bastante estereotipadas o distorsionadas del país.
Al menos, esa es la experiencia que he tenido con muchos extranjeros con
los que he tenido contacto acá en Suecia.
Acostumbrado a hablar de mi país en el marco de eventos donde el
objetivo es impulsar la democratización de la isla con personas que
están bastante bien informadas sobre el tema, comprendí, sin embargo,
que en esta ocasión mi manera de enfocar el asunto debía ser diferente.
Ya antes de hablar había hecho un sondeo para tener una idea de cuanto
podían saber sobre mi patria aquellos compañeros de clase.
Y en realidad en la mayoría los conocimientos no pasaban de mencionar el
nombre de Fidel Castro, la salsa, el tabaco, buenas playas y Guantánamo,
muy conocido por la prisión de terroristas que existe en la Base Naval
norteamericana. Curioso me resultó que una iraquí, refugiada de su país
por el régimen de Saddam Hussein, me dijera ser admiradora de Fidel
Castro, sin embargo, apenas podía definir en qué zona del mapa mundial
estaba la isla.
Así fue que hablé de la geografía, la extensión territorial, el número
de habitantes, La Habana como ciudad capital, la composición étnica de
la población cubana. Por cierto, muchos creen también que los cubanos
son todos de raza negra y no es para menos, pues en la mayoría de los
reportajes que pasan de Cuba, por ejemplo, en televisoras como CNN, no
faltan una conga o una rumba en la que un grupo de cubanos negros tocan
el tambor mientras mujeres también negras y a veces mulatas, mueven
frenéticamente la cintura. Eso por supuesto que es una de las riquezas
de nuestra cultura, les expliqué, pero también les dije tenemos una de
las mejores compañías del mundo de ballet clásico, lo cual fue sorpresa
para algunos.
La colonización española, la lucha por la independencia también fue
parte de lo expuesto. Llegó por su puesto el momento de hablar de la
realidad social y política del país en la actualidad, y la abordé
exponiendo la realidad, sin hacer valoraciones de tipo político. Mi
objetivo era provocar la reflexión y seguro estaba que al terminar,
cuando tuviera que responder preguntas sobre lo dicho, lo cual es
también parte de la tarea, seguramente podría ser más directo.
Así fue que les hablé de que en el país tenemos el mismo gobierno por
más de 48 años, que el único partido legal es el Partido Comunista, que
todos los medios de comunicación están e manos del estado, que el más
importante periódico es del Partido, del sistema electoral cubano. Del
sistema de enseñanza, que no se paga monetariamente, de los estudiantes
que a partir del séptimo grado deben ir cada curso varias semanas a
labores agrícolas en campamentos en el campo. De que los cubanos para
viajar necesitan un permiso del estado que deben pagar en dólares y les
dije cuanto, que los salarios se pagan en pesos y les dije también cual
era el promedio.
Les conté de las universidades, donde solo pueden ir los
revolucionarios, explicándoles que en Cuba es el calificativo que el
Gobierno tiene para los comunista, y por lo tanto quien no se comporte
como tal, no tiene derecho a ir a los estudios universitarios. Les hablé
de la salud pública, que no pagamos monetariamente tampoco, pero les
conté de como son nuestros hospitales, de las medicinas que faltan, de
las sábanas que no hay, del deterioro de la mayoría de ellos.
Curiosamente, un momento antes, buscando en Internet alguna foto de
hospitales, encontré la del CIMEQ y esa fue la que mostré. Los alumnos
dijeron muy rápidamente que ese se veía muy bien y al aclararle que era
el de los de los dirigentes del Partido y sus familiares, todos casi
dijeron a una sola voz, ¡ahhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!
Mucho más les dije del país. Debo confesar que hasta ese momento, como
me había propuesto, no había hecho una valoración política; solo exponía
la realidad tal y como es, y lo decía en el tono más neutral posible.
Como les dije, mi objetivo era ver que reflexiones y comentarios aquel
panorama provocaba en los oyentes.
Terminada mi exposición, tocó el momento de las preguntas. Quien primero
pidió la palabra fue una chica de Filipinas, quien muy tímida me dijo:
"He escuchado con mucho interés lo que has dicho. En realidad no sabía
mucho de Cuba, pero debo decirte que mi opinión, con todo respecto, es
que eso es una dictadura."
No puedo negar que aquello me sorprendió, pues la chica, como vieron
calificó de dictadura al sistema cubano, casi disculpándose por
decírmelo. Y debo aclarar, que me cuidé de no mencionar esa palabra
durante todo el tiempo que hablaba; mi objetivo era que ellos sacaran
sus propias conclusiones sin que yo les dijera. Otros hicieron también
el mismo comentario, algunos incluso a pesar de que venían de países
como Irán, comentaron de que aquello era horrible al referirse al modo
en que los ciudadanos son controlados políticamente en las escuelas, el
trabajo, y hasta donde viven.
Por que la joven de Filipinas se disculpaba al decirme que en Cuba
existía una dictadura? Pues tenía, en su escaso conocimiento del país,
la idea de que los cubanos vivimos felices con la vida que llevamos y
todos, menos los de Miami, quieren a Castro. Por supuesto, ya se fue
creando un ambiente de debate, en el que les expliqué que los "de Miami"
no son otros que los mismo de la isla, solo que allí, pueden expresar
libremente lo que en la isla cuesta años de cárcel.
Fue el momento en que les hablé de los presos políticos, de los actos de
repudio, del número de años de cárceles a que fueron condenados los del
grupo de los 75. En este punto, cuando escucharon que les dije "grupo de
los 75" y la cantidad de años de cárcel, alguno pensó que me refería a
una banda de terroristas, pues no entendían que unas personas fueran a
prisión tantos años solo por ser opositores al Gobierno o periodistas
independientes y sin haber cometido ningún acto de violencia.
Muchas preguntas respondí sobre Cuba aquella mañana. Todos coincidieron
que lo que se cree está muy lejos de asociarse con aquella realidad de
presos políticos, salarios de miseria, actos de repudio, control de la
vida de las personas, y tanta represión. Reafirmé mi criterio que gran
parte de la simpatía que aún puede causar la dictadura castrista, aunque
verdaderamente no puedo decir que la había entre ellos, excepto aquella
iraquí que por cierto no dijo una palabra sobre lo que yo decía para
rebatirme, y solo escuchaba asombrada, es provocada por el
desconocimiento y la ignorancia.
Cuando se sale del esteriotipo y se les hace saber como realmente viven
el día a día los cubanos, la gran mayoría, si no es que nos encontramos
con un simpatizante ideológico y en ese caso, ya se trata de complicidad
con la tiranía, la mayoría comprende que aquel es un sistema
profundamente antidemocrático donde existe la más absoluta falta de
libertades. Más aún, personas que viven en un país como Suecia, les
resulta, lo he comprobado, casi aterrador imaginarse viviendo en una
sociedad como la cubana.
Ese día el profesor de sueco, que por cierto es también profesor de
español, me pidió si podía ir a darle esa charla a sus alumnos, pues ya
les había hablado que tenía a un cubano entre sus alumnos extranjeros y
ellos estaban interesados en conocer sobre Cuba. Días después, en la
semana que termina, asistí a conversar con ellos. Una estudiante, había
estado en la isla, ya me lo había dicho el profesor. Pensé que se
trataba de alguna simpatizante que fue a conocer el socialismo tropical.
La alumna, evidentemente además de turismo, fue atraída por el alo
romántico que aún queda de la llamada revolución, pero su experiencia
fue tan fuerte, que comprendí que le dijo mucho más que lo que ella creía.
Al terminar con ellos, les dije que si querían comprobar lo que les
decía, que viajaran a Cuba, pero no solo a ir a la playa, sino a
relacionarse con la gente y ver como vive. Una me respondió: "No me
gustaría ir de turismo a un país donde las gentes no tienen libertad."
Mucho podemos hacer los cubanos para llevar lar verdad de nuestro país
en cualquier lugar que estemos. Lo podemos en altas tribunas sean en
Vilnius o Berlín, las cuales son muy importantes; pero también lo
hacemos en escenarios no menos importantes pues son los de las gentes
comunes y en ello damos también la batalla por la verdad de nuestra
patria, que es darla por su libertad. No importan quines digan o piensen
lo contrario. Lo reconozco, me sentí satisfecho aquellos dos días
hablando de Cuba, en dos centros educativos de Nortälje, un barrio bien
a las afueras del Gran Estocolmo, lugar donde vivo en esta, mi patria
adoptiva.
Cuba despierta interés, para bien o para mal. Nuestra patria ha estado
muy presente en la historia de los últimos 50 años, y con certeza las
personas de buena voluntad en el mundo, que son la mayoría, no dejarán
de ser solidarios con nuestros compatriotas y nuestra patria cuando
conozcan más la verdad de lo que allí sucede.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=12478
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